Su último discurso de apertura de curso dejó sabor a despedida, pero el rector de la Universidad de La Laguna, Eduardo Doménech, reconoce ahora que se está planteando presentarse a la reelección. Esta recta final de su mandato está marcada por dos circunstancias: una positiva -la designación del proyecto presentado por las universidades canarias como Campus de Excelencia- y otra negativa -un nuevo recorte, o "aplazamiento" de parte de la financiación procedente del Gobierno regional-.

Tanto usted como el rector de la ULPGC han pedido al Gobierno que no introduzca recortes en la educación. No parece haberles hecho mucho caso. ¿Cuáles serán las consecuencias de ese descenso inversor?

Si no se produce ninguna modificación en el proyecto de ley será un recorte importante para las universidades, sobre todo si tenemos en cuenta que tenemos en vigor el contrato programa (que fija la financiación universitaria), cuya aplicación se está incumpliendo de forma notable. Espero que a lo largo de su trayecto por el Parlamento se produzca alguna enmienda que cambie en el proyecto, que sería negativo para las universidades.

¿Qué cuantía tiene este recorte?

Se recortan al 50% las inversiones y en financiación básica alrededor del 4%. Pero respecto al contrato programa el recorte es de aproximadamente un 10%.

¿Peligran servicios como la seguridad o la limpieza si el recorte es muy radical?

Si nos reducen la financiación básica en un 5%, como está previsto, habrá que ajustar todos los gastos. Eso significa una reducción, no que no vaya a haber limpieza o seguridad.

De hecho, ustedes ya están racionalizando algunos servicios.

El contrato que tenemos en seguridad es muy alto. Estamos apostando por ir reduciéndolo y remplazando los ahorros en inversiones en la vigilancia a través de cámaras y centralizada, de forma que no disminuya la seguridad pero sí se racionalice el gasto. También hay un plan para instalar placas fotovoltaicas en los techos de edificios y ser autosuficientes hasta cierto punto e incluso ver si podemos generar algún ingreso.

Algunos grupos de alumnos acusan a la Universidad de reducir el déficit a costa de los servicios al alumnado.

De ninguna forma. Lo que se ha hecho, en el caso de las salas de estudio, es un análisis de su uso. En algunas solo hay un alumno. No parece lógico mantenerlas abiertas habiendo otras. En los edificios de CajaCanarias hay espacios amplios, así que será ahí donde vamos a priorizar. Al mismo tiempo estamos haciendo una distribución por campus para que los alumnos no tengan que hacer grandes desplazamientos. Eso no es recortar servicios, sino racionalizarlos. Algo parecido pasa con el circuito universitario de transporte. En algunos de los horarios había uno o ningún alumno. Se formó una comisión con participación de los estudiantes a la que se invitó a todos y que realizó un estudio de las necesidades. Se modificó el trayecto siguiendo las indicaciones de los propios alumnos. Y el ahorro no ha ido a la caja común de la Universidad, sino al Vicerrectorado de Alumnado, que lo ha usado para ampliar las ayudas a estudiantes con minusvalías o necesidades económicas urgentes, cuya demanda ha crecido por la crisis.

El Gobierno ha justificado el aplazamiento de algunas cantidades en el bajo nivel de ejecución de las inversiones por parte de la ULL.

El ritmo de las obras es el adecuado. Si tuviéramos más dinero incluso se podría adelantar más alguna de ellas, como las de Informática o Bellas Artes. No hemos construido dos aularios previstos en Guajara por eso. Es verdad que otros años no se ha cumplido la ejecución al 100%, pero ya no es así, y eso pese a que a veces encontramos obstáculos, como la torre de Unelco que dificulta la culminación de Bellas Artes.

El número de alumnos creció ligeramente el curso pasado. Todo parece indicar que esta tendencia se consolidará en este.

Los datos no están cerrados, pero esperamos un aumento de la matrícula por encima de las expectativas que teníamos. Lo mismo sucede en los cursos de acceso para mayores de 25 y 45 años, en los que hay más de 500 alumnos.

¿Está llegando el mensaje de que la formación es indispensable en la actual situación económica?

No es un mérito de la Universidad, seamos sinceros. La causa es la crisis: la gente que antes acababa Bachillerato encontraba posibilidades de trabajar y con unos ingresos suficientes, pero en este momento o los ingresos son muy bajos o no hay una oferta de empleo. Por eso, ese alumno que antes se perdía ahora se está captando y está yendo a la Universidad. Los estudios demuestran que quienes cuenten con un más alto nivel de formación tienen más opciones de empleabilidad y de un empleo de mayor categoría. Los jóvenes saben eso.

Lo que no sabemos es cuántos jóvenes se están quedando sin poder acceder a la universidad. ¿La reducción de ayudas por parte de algunas administraciones está creando un problema?

El único dato que tengo es lo que me cuentan los cabildos de las islas menores. Me han trasladado que no han podido asumir todas las demandas de becas para alojamiento o ayudas de estudio, que han crecido respecto a otros años. Eso se ha reflejado en que en esas islas ha aumentado la matriculación en la UNED. Por ello, es obvio que hay alumnos que deseaban ir a La Laguna o de Las Palmas que no han podido.

¿La designación de las universidades canarias como Campus de Excelencia Regional significa que se deja atrás el complejo de inferioridad que arrastraban?

Tampoco es que hayamos hecho un cambio radical de un día para otro después de ser Campus de Excelencia, pero sí hemos demostrado que somos capaces de elaborar un proyecto de futuro que ha sido valorado por el comité internacional. Vamos en el buen camino para enderezar el rumbo de la ULL y conseguir que esté en el lugar que le corresponde, que es de la mitad hacia arriba en el ránking de universidades españolas. Pensar que podemos estar entre las diez mejores es una utopía. Otras universidades tienen mayor tradición y potencial porque obtienen recursos importantes de su entorno económico y social. Tenemos que aspirar a estar en el tercio superior o de la mitad para arriba.

Supongo que Campus de Excelencia ha sido una de las mayores satisfacciones de su mandato. ¿Ha sido el fracaso en la aprobación de los nuevos estatutos de la ULL su mayor decepción?

La verdad es que yo no era demasiado optimista, sobre todo porque la votación estaba muy próxima a la elección del nuevo rector. Sí me decepcionó que no se aprobara un texto que se había consensuado en un 90%. Parecía lógico que con ese consenso pudiera salir el estatuto y ni siquiera se aprobó el texto consensuado cuando se presentó en la votación por separado. Pero cuando se juega entre varios, si uno no quiere no se llega a un consenso. Y en este caso había un grupo que no quería.

En ese proyecto se contemplaba la figura del profesor emérito prejubilado, que era clave para una de las dos modalidades de prejubilación que quiere favorecer la ULL. La otra parece un poco atascada por la negativa del Gobierno a consolidar unas cantidades para el profesorado que opte por ella.

A pesar de que el Gobierno no considera consolidables los complementos a la hora de las prejubilaciones, hemos tenido 31 profesores que este año han pedido la prejubilación. Están en trámite y ya estamos planificando las contrataciones para cubrir las plazas. Es un número superior al que habíamos calculado inicialmente. En ese sentido, ha ido mejor de lo que creíamos. En cuanto a la figura del emérito prejubilado, al no estar aprobados los estatutos estamos barajando algún acercamiento entre los grupos para ver si somos capaces de consensuar algo.

¿En qué plazo prevé que se produzca la deseada renovación de la plantilla docente?

Sería conveniente que se hiciera en los próximos cuatro o cinco años, ya que a partir de esa fecha se retirarán muchos profesores a los que les llegará la edad de jubilación. Tendríamos que aprovechar las prejubilaciones en estos años para hacer posible su recambio y hacer una planificación que permita homogeneizar la carga docente entre los distintos departamentos.

Se ha especulado mucho sobre si se presentará a la reelección como rector. ¿Ha tomado alguna decisión?

Hasta ahora he dicho que éste sería mi último mandato y que tenía la intención de volver a mi profesión. Pero con la concesión de Campus de Excelencia he tenido muchas presiones para que reconsidera mi postura, y eso hace que quizás cambie de opinión.