La degradación detectada por las administraciones públicas en el "techo" de La Palma, el Roque de los Muchachos, situado a 2.426 metros de altitud, provocada por la masiva afluencia de turistas, ha obligado a realizar una intervención de protección para garantizar la estabilidad de la zona e impedir un mayor desgaste.

Según las estimaciones hechas públicas por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación Territorial del Gobierno de Canarias, debido a la interacción de cientos de miles de visitantes, a razón de 100.000 visitas por anualidad (con meses que superan las 10.000 personas), la rasante del sendero del Roque de los Muchachos ha bajado más de 30 centímetros en solo tres años.

No solo se ha degradado el suelo con el pisoteo, hasta el punto de que el sendero de paso ha pasado de un metro a seis metros de ancho en algunas zonas, sino que se ha puesto en peligro la integridad de los pitones que forman el pico del Roque, con actuaciones inadecuadas tendentes a llevarse de recuerdo una de las piedras volcánicas de poco peso (material piroplástico) que forman parte del espacio.

Empedrar el sendero.- Ante la existencia de ese material natural frágil y fácilmente degradable, El Gobierno de Canarias decidió realizar una plataforma de paso que canalizara el flujo de visitantes hacia los distintos miradores del sendero del Espigón del Roque de los Muchachos, a fin de garantizar que el impacto sería moderado. Hace apenas unos días se terminó el acondicionamiento del segundo mirador.

Para ello, se ha empedrado un anillo alrededor del Roque, al comienzo del itinerario, donde la gente deambulaba y generaba más impacto, para marcar exactamente por dónde deben pasar las personas desde la zona de aparcamiento en dirección a los miradores más altos de la Isla, desde los que se observan unos paisajes espectaculares.

Dado el problema de la dispersión de los visitantes a lo largo de todo el itinerario de senderos y miradores, se ha empedrado todo el recorrido, delimitando las zonas de parada como miradores. Hay 4 sitios utilizados habitualmente por los visitantes para este fin.

Previamente, se delimitó el conjunto de pitones que forman el pico, prohibiendo pasar al interior, y se aportaron tierras y rocas que devolviesen al suelo parte del aspecto que tenía hace varias décadas. Junto a ellos se están realizando, además, repoblaciones de plantas que se protegen de los animales con cercados, con objeto de cubrir los espacios circundantes a modo de seto para que la gente no pueda deambular.

Trabajar sólo en verano.- La intervención se ha realizado poco a poco. Sólo se pueden ejecutar obras temporales porque en ese lugar sólo se puede trabajar durante los meses estivales debido a las condiciones meteorológicas.

Así, entre las últimas fases que se han llevado a cabo se encuentra la que consistió en el empedrando los tramos más pendientes de la parte final del sendero, donde la gente se resbalaba. Además, se acondicionó un primer mirador, donde termina el itinerario y recientemente se empedró el tramo de sendero que faltaba para enlazar dos de los miradores ya adecuados.

Por otra parte, las zonas útiles colindantes con el sendero se están repoblando con especies endémicas de la zona, a fin de garantizar el mantenimiento del ecosistema propio del punto más alto de la Isla.

La Caldera se confunde de estación Los visitantes de la Caldera de Taburiente, sobre todo aquellos buenos observadores a los que les gusta admirar la naturaleza, pensarán en estos días que se han equivocado de estación o que, fiel al dicho, efectivamente La Palma, al igual que el resto de Canarias, es la región de la eterna primavera. Aún bien entrado el otoño, unas manchas amarillas de hasta 3 metros de altura salpican los acantilados del parque, desde el mismo Roque de los Muchachos, a 2.426 metros, hasta la zona de Dos Aguas a 400 metros de altura, ya en el Barranco de Las Angustias. Esta planta se conoce en La Palma como "cinco uñas", por los piquitos que jalonan el final de las hojas. Los científicos la denominan "Senecio palmensis". En Tenerife, la otra isla donde habita, se conoce como turgayte. Es una especie de margarita de pétalos amarillos, cuyos frutos (vilanos) pueden volar, por lo que es fácil que lleguen a grietas y aristas, donde alguno de ellos encuentra condiciones para germinar.