A todos los padres, madres, alumnos, ciudadanos de Canarias:

Después de un accidente de tráfico, el paciente necesita un traumatólogo para que valore su pierna, fracturada con toda seguridad, pero el traumatólogo tiene una baja de corta duración (15, 20, 30... días. No se sabe con exactitud) y hoy lo sustituye un urólogo. ¿Y mañana? Veamos, mañana habrá un dermatólogo; el miércoles un neurólogo; el jueves, un ginecólogo; el viernes, un psiquiatra... ¿Y la próxima semana? Seguiremos igual. Tenemos un plan de sustituciones interno para bajas de corta duración y el resto de los especialistas cubrirán su baja en sus horas, aunque no sepan nada de traumatología. ¿Y la pierna? No se preocupe, señor aquí estará vigilando, bien cuidado y le daremos algún analgésico para que aguante y no proteste. ¿Y si luego no tiene remedio? No se preocupe, lo peor que le puede pasar es que se quede cojo, pero usted sabe que hay mucha gente coja y viva.

¿Parece surrealista esta hipotética situación? ¿Algún paciente con una pierna rota permitiría que lo atendiera un rosario de especialistas diferentes cada día y no un traumatólogo? Con toda seguridad, la respuesta sería no. Bien, pues esto es lo que les pasará a lo largo del curso 2010-2011 a los estudiantes canarios en Primaria, Secundaria, Bachillerato y Ciclos Formativos.

Cuando falte un profesor por una baja de "corta duración", es decir, más de 15 días, (porque las bajas de 15 días hace tiempo que no se cubren) la Consejería no nombrará un sustituto de la especialidad. El problema es grave porque las bajas se dan por 15 días y se renuevan, con lo que un alumno de 2º de Bachillerato por ejemplo, podrá estar 15 días, más 15 días, más 15 días hasta un mes y medio, dos mees, etc., sin profesor de Química, o Física, o Matemáticas, o Inglés, o Lengua...

Pero que no se preocupen los chicos, ni los padres. No pasa nada. La Consejería de Educación se ocupará de que los alumnos estén atendidos (vigilados) con el plan interno de sustituciones. La profesora de Lengua, la de Latín, la de Economía, la de Filosofía... cubrirán esas horas de clase y realizarán actividades para desarrollar "la competencia lingüística", tal y como se recoge en la Orden de 31 de agosto. Así, si falta el "profe" de Química, los restantes compañeros cuidarán a los grupos afectados ¿un mes? ¿Dos?

Claro, esos profesores que cubren la citada baja dejarán de hacer otras funciones complementarias recogidas en su horario: no atenderán a unos padres que tenían una cita en la hora de tutoría; no podrán comprobar las faltas de asistencia de los alumnos de la tutoría ni procesar las correspondientes justificaciones; no ficharán los libros que luego necesitan los alumnos en la biblioteca; no realizarán las reuniones de coordinación con el resto de integrantes del Departamento; no asistirán a las reuniones de tutores con la orientadora del centro para solucionar los problemas que surgen... Es decir, dejarán de realizar funciones necesarias para el buen funcionamiento de las clases, de los chicos, del centro... ¿Consecuencias? ¿Cómo se sentirá el padre cuando no pueda ser atendido tal y como le corresponde? ¿Qué pasará si el tutor no puede justificar las faltas del alumno? ¿Se enviarán a los Servicios Sociales como un caso de absentismo y perderán los alumnos el derecho a la evaluación continua? ¿Es que la labor de un médico es únicamente atender a los pacientes? ¿No asiste a sesiones clínicas para analizar casos y resolver situaciones dudosas? ¿No tiene que realizar informes de alta? ¿No tiene que analizar historiales clínicos? Lo mismo sucede en la educación: esas horas dedicadas a labores complementarias son, más que necesarias, imperiosas e ineludibles.

Nuestra consejera entiende que un profesor de Latín, Inglés, Historia... pueda sustituir al profesor de Química de 2º de Bachillerato con ejercicios destinados a alcanzar la competencia lingüística y así solucionar "estilo guardería", la falta de un especialista en Química. Pero ahora surge otro problema: ¿quién pondrá la nota a los diferentes grupos al final de la evaluación? ¿De qué contenidos se examinarán? Y, como por las clases han pasado 6, 7, 8, 9 profesores distintos a lo largo de la baja del citado compañero, ¿cuál de ellos pondrá la nota? ¿O acaso se reunirán para hacerlo "estilo jurado o por votación popular"?

Más allá de esa evaluación, cuando esos chicos vayan a la PAU (Selectividad), ¿harán con ellos una excepción porque no acabaran el temario? ¿Los evaluarán de la competencia lingüística o de Química? Y si suspenden, o si la nota es tan baja que le impide estudiar lo que desean, porque es evidente que el examen es único para todo el alumnado (público, privado, concertado), ¿quién les compensará el daño?

Vivimos en una sociedad en la que las cifras globales no conmueven. No impresiona que haya 2.000 muertos en accidentes de tráfico porque esos 2.000 quedan lejos, pero lo sentimos como una tragedia cuando sólo uno nos toca de cerca. En la Educación canaria está sucediendo algo parecido. Hasta ahora, los padres, los alumnos, han mirado hacia otro lado cuando se daban cifras de que había, 100, 200, 300 profesores menos porque eso les "pasaba" a otros. Ahora, casi todos los alumnos, casi todos los padres están, estamos, "tocados" por la tijera de la Consejería de Educación que se esfuerza en devorar la enseñanza pública y que no escatima esfuerzos para cercenar uno de los derechos básicos, recogido en la Constitución de 1978: "Todos tienen derecho a la educación (...) Los poderes públicos garantizan el derecho de todos...".

Que no se cubran las bajas por especialistas de la misma materia es un atentado contra la garantía constitucional a la educación, denunciable probablemente en un juzgado. Nuestra consejería tiene que garantizar la calidad de la Escuela Pública Canaria, porque más del 90% del alumnado está en centros públicos. Sólo en los núcleos más urbanos las familias con recursos pueden optar por otra enseñanza privada o concertada, pero ni hay plazas para todos los que quieren ni todos los que quieren pueden. Por eso, nuestra consejería tiene que garantizar que los chicos de Los Sauces, de Barlovento, de Santa Úrsula, de Los Silos de La Aldea de San Nicolás, de Frontera, de Alajeró, de Vega del Río Palma, de Femés, de Pájara, de La Graciosa, etc., tengan las mismas oportunidades formativas que quienes pueden optar por la enseñanza privada. La Consejería de Educación tiene que garantizar que no haya alumnos de primera y de segunda; tiene que garantizar que cuando un profesor esté de baja será sustituido por otro de su misma especialidad, tal y como hace en los centros concertados, a los que sí paga las sustituciones (de cualquier duración); tiene que cumplir las normas y las ratios e impedir, por ejemplo, que haya grupos de 4º de ESO con 36 alumnos o que grupos de Primaria estén casi un mes sin tutor; tiene que permitir el trabajo contemplado en las funciones complementarias del profesorado; tiene que trabajar mejor y embaucar menos. Porque no se debe hablar de "normalidad" (tal y como expresa la consejera) cuando el inicio del curso ha sido absolutamente caótico, plagado de comunicados de los claustros y asambleas de profesores en contra de la Orden de 31 de agosto, de manifestaciones de padres, de reuniones extraordinarias de AMPAS para solicitar servicios básicos, de protestas y movilizaciones de alumnos para que nombren los profesores que les faltan: Los Sauces, Mazo, Fuencaliente, Santa Úrsula, Tacoronte...

Los jóvenes de la escuela pública canaria serán las primeras víctimas de un experimento económico incalificable, degradante y vil que, como docente, me preocupa y, como madre, me aterra, porque está en juego el futuro de mis hijos y el de los hijos de los otros padres, que son nuestros alumnos. Nuestras aulas están llenas de chicos con inquietudes y talento suficientes como para estar entre los mejores, para ser los futuros economistas, abogados, médicos, ingenieros, técnicos especialistas, músicos, etc., y, por qué no, políticos dirigentes con la sensatez suficiente y, sobre todo, con la formación deontológica necesaria para regenerar la enseñanza pública canaria a la que nuestros gobernantes están dejando completamente tetrapléjica.

Mirta Pérez González

La huelga general

Resulta interesante, si es que nos lo podemos permitir, hacer un análisis a toro pasado, cuando ya se ha superado la dificultad de ciertas situaciones que inicialmente y de forma puramente tangencial nos llaman la atención, e incluso pueden llegar a ocuparnos, pero no a preocuparnos.

No es esta mi relación con la huelga general, ni lo fue nunca. Mi condición de médico de libre ejercicio y el no haber tenido nada que ver con afiliación de tipo alguno, tal vez me autorice, volviendo a un símil taurino, a referirme a, como se ven los toros desde la barrera o si lo prefieren desde una localidad más modesta, como un tendido de sol.

Llegados a este punto, y habida cuenta de que he tenido el atrevimiento de hollar por dos veces el albero taurino, me gustaría hacer mención del cinismo que en relación con la fiesta de los toros se viene repitiendo en diferentes lugares de este país, sin olvidarme de esta bendita tierra, donde están reglamentadas las peleas de gallos, y se hace frecuentemente la vista gorda con las de perros, pero los toros no calaron suficientemente ya que los pobres llegaban mareados.

El toro de lidia es un animal salvaje, y su relación con el doméstico es la misma que se puede encontrar entre un pastor alemán y un lobo de nuestras montañas. No se les cría para carne, ni a las vacas para leche, solamente sirven para pelear en el ruedo, o si lo prefieren para ocupar algún lugar distinguido en los zoológicos, como los búfalos o los bisontes. Su famoso antepasado, el uro, lo dejamos para los crucigramas.

El cinismo catalán, ha llegado a diferenciar entre la lidia en la plaza, con el animal en relativa libertad dentro del coso, donde puede atacar y defenderse, y los toros enmaromados o embolados, con fuego en los cuernos, a los que se les puede hacer, mientras están aterrorizados como cualquier animal con llamas cerca de sus ojos, todo tipo de canalladas. Sesudo Parlamento.

Volviendo al titulillo de la carta, es interesantísima la terminología profesional a emplear, comenzando con los denominados "piquetes informativos", formados por individuos que manejan a la perfección un vocabulario que les permite aconsejar, de buenas maneras, a sus compañeros más o menos reacios a obedecerles, que no sean malos chicos, que los esquiroles siempre gozaron de fatal reputación. No predomina entre estos elementos la facundia, la elocuencia o la abundancia de palabras, son en especial hombres de acción, de acción de verdad, de lucha, y no se le debe ocurrir a nadie imaginar que tienen algo que ver con los alambres, los palillos o la silicona que atasca y estropea las cerraduras de los negocios. Ellos pasan olímpicamente de estas travesuras porque saben a ciencia cierta que los patronos son capaces de cualquier cosa con tal de disimular y de culparles inmerecidamente. Todo esto y más figura en el manual del perfecto piquetero.

Si tienen la oportunidad de escuchar a los jefes de los sindicatos en programas de radio o en la televisión, se acabarán convenciendo del clamor democrático que les anima, porque ellos tienen el derecho, y ese derecho es intocable, es sagrado.

Haciendo memoria se pregunta uno si no existiesen en las calles, en las puertas de las fábricas o de determinadas oficinas estos elementos, estas manifestaciones del poder sindical serían una auténtica caricatura, y no pienso que obedeciese a que la gente está en modo alguno en contra de la huelga, sino simplemente a que el personal no está por la labor, por lo menos ahora y tal como están las cosas. O como diría un cheli, no está el horno para cocer ni el patio para diluvios.

¿Y qué me dicen de los resultados? Aquí sí que hay unanimidad: todos ganaron. Esta es una constante de los rifirrafes políticos, de las contiendas ligeras, pero también de los combates en las urnas de bastante mayor entidad. A nadie le importa coger el rábano por las hojas y esgrimirlo como si de un precioso ramo de rosas se tratase. Todos desean presumir de haber conseguido la mano de la mocita, aunque acabe pareciendo que si es preciso se conformarían con un solo dedito. Son tercos, cabezotas, o como aquí dice el mago, son torrontudos.

En UGT decían "nosotros tenemos el derecho", vale, pero lo que luego estaba feo era escucharles que "el gobierno se encargó de no echar leña al fuego". Dicho de otra manera: que los cuatro mil doscientos millones de euros que calculaban costaría la huelga estaban bien empleados a cambio del ridículo diecisiete por ciento de participación "voluntaria". Así da gusto.

José Luis Martín Meyerhans

Insólito 10-10-2010

Insólito 10 de octubre de 2010. Décimo feliz. Según el calendario babilónico, 10-10-2010 ocurre cada 555 años. Este décimo feliz tiene cinco fines de semana: 5 sábados y 5 domingos. 5x2=10.

Nunca antes la humanidad había gritado tanto: es el grito de dolor de la perplejidad, de la impotencia, sólo salvado por la fe cristiana. Señor, danos luz, esperanza, fe.

Nunca antes, todos los dolientes, voces silenciosas, los marginados, los parados, los excluidos, los otros, los hambrientos, las mujeres maltratadas, los ancianos, los perseguidos políticos... han gritado tanto inúltimente.

Nunca antes, unos pocos privilegiados, poderosos, han dirigido la economía global desde un teclado del ordenador.

Nunca antes, se ha hablado tanto en foros, cumbres, sin aportar soluciones efectivas para el desorden del mundo.

Mientras, nosotros, canarios, pequeños, aislados, no entendemos que tenemos que estar más unidos que "nunca antes" para darnos a conocer a la "aldea global". Se avecina a pasos agigantados.

Hoy, insólito 10 octubre 2010, pasará a toda prisa, sin detenernos a reflexionar.

Mujer canaria