Los últimos clientes abandonaron ayer sus habitaciones. Era al mediodía. Sobre las doce. El hotel Marítimo, como adelantó EL DÍA el pasado domingo, cierra sus puertas después de que sus propietarios no pudieran hacer frente a un préstamo hipotecario concedido por CajaCanarias, que tras sentencia judicial firme se queda con la propiedad del inmueble.

Fuera del edificio, junto a la puerta principal, dos trabajadores del hotel se apoyan cerca de ventanales. Son una representación anónima de una veintena de personas que trabajan en la explotación y que se quedarán en el paro cuando finalice septiembre. Están abatidas. Algunas llevan 22 años, desde que se puso en marcha el establecimiento, en el mismo puesto de trabajo. Aquel que ahora pierden.

Dentro, el dueño del hotel, Enrique Caparrós, atiende a los medios de comunicación, mientras su mujer, copropietaria del establecimiento, coge el teléfono en recepción para atender multitud de llamadas. Es una situación "desilusionante", reconoce. Recuerda que "vinimos aquí después de comprar el edificio a CajaCanarias". La situación se repite. El inmueble fue, en sus inicios, de un grupo empresarial palmero, que, al final, tampoco pudo hacer frente a un préstamo firmado con la misma entidad de ahorros, que acabó ejecutando el embargo, estaba en su derecho, igual que ahora, y, que posteriormente, vendió el edificio a Hoteles Teneguía SL, allá por 1999. "Lo compramos con mucha ilusión porque la Isla tiene sus atractivos...".

Caparrós dice que buscó durante meses alternativas para poder saldar la cuenta, que asciende "a menos de 90.000 euros de un préstamo de unos tres millones de euros". Sin embargo, "nada salió bien por la situación de crisis en la que nos encontramos. Buscamos inversores, hoteleros, negociamos con un promotor inmobiliario... incluso hubo una conversación con el Cabildo Insular que se interesó por comprar el edificio de arriba (el hotel está dividido en dos construcciones) para hacer un geriátrico, lo que tampoco llegó a buen término".

Sin encontrar respuestas ante la deuda acumulada, el tiempo fue transcurriendo y llegó al embargo. Mañana miércoles, la empresa que explota el hotel debe entregar las llaves en el juzgado para CajaCanarias, aunque se negocia la ampliación del plazo de cierre para dar respuesta a los clientes que han reservado habitación y a los que no se ha podido informar acerca del cierre del establecimiento. "En principio, el miércoles se acaba la historia, pero esperamos que nos den más días para salir más dignamente".

Luego quedará el drama personal de cada trabajador. Su aún jefe les da las gracias "porque nos han apoyado mucho durante los últimos años y entendemos que nos vamos dejando aquí a más de una veintena de amigos". Eso sí, las mensualidades pendientes y la liquidación no saldrán de Hoteles Teneguía SA: "Los apoyaremos en todo lo que podamos para que puedan cobrar a través del Fogasa y por otros canales establecidos".