Juan Francisco Marrero continúa sufriendo las malas artes de María Mercedes Hernández, su ex pareja, que intenta por todos los medios expulsarle del hogar, amparada por la Ley de Violencia de Género, a pesar de que, según el vecino de Santa Cruz, diagnosticado como gran dependiente, "ella tiene otra casa, que se compró con la indemnización de mi accidente".

Marrero vivió ayer otro episodio surrealista. La Policía Local de Santa Cruz acudió a su vivienda, en el barrio de Añaza, para ejecutar la orden judicial que autorizaba "a Juan Francisco Marrero a usar la habitación con baño habilitado para minusválidos", puesto que ella había puesto un cerrojo.

Sin embargo, la orden judicial no pareció convencer a la mujer, que estuvo discutiendo con los agentes y con Ana Galván, la abogada de Marrero, a la que llegó, incluso, a amenazar verbalmente, hecho que fue recriminado por la Policía, que seguramente lo habrá recogido en su informe, puesto que la amenaza fue escuchada por todos.

Los agentes telefonearon a un superior para comunicar la negativa de la mujer a cumplir la orden judicial, pero volvieron con la decisión clara de hacer lo que indicaba el juez o, proceder a la detención de María Mercedes Hernández.

Ante esta tesitura, ella cedió y el cerrajero pudo entrar al piso para quitar el gran pestillo, pieza que ha sido entregada en los Juzgados.

Parecía que todo había terminado con la marcha de la policía, pero, Mercedes Hernández solicitó otra orden de alejamiento y denunció a Juan Francisco Marrero y al hijo pequeño de ambos por "haber sufrido de ellos amenazas continuadas desde hace cinco años", cuando Marrero lleva más de cinco años ingresado en hospitales y residencias, sin estar en su casa y sin haber tenido contacto con su ex pareja, "porque nunca vino a visitarme". Marrero aseguró que María Mercedes Hernández, con la que no está casado, no sólo se compró un piso con el dinero de la indemnización de su accidente, "sino que también se ha quedado, durante cinco años, con los 24.000 euros anuales de su pensión, hasta que en 2008, mi madre fue al Banco Santander para tramitar que ese dinero lo pusieran en mi cuenta".

Afirma que su gran error "fue darle un poder completo a ella, porque mira cómo nos ha pagado a mí y a mi hijo".

Marrero afirma que él ignora la cantidad de la indemnización del accidente que sufrió cuando trabajaba en la casa BMW, hace siete años y que le dejó incapacitado para trabajar.

"Cuando le pregunté a Mercedes por la indemnización me dijo que ya estaba fuera de circulación y más tarde me confesó que se había comprado una casa, también en Añaza".

Desde que hace siete años sufriera el fatal accidente, Marrero apenas ha disfrutado de su casa. Del hospital pasó a distintas residencias, todas pagadas por la Mutua de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales de la Seguridad Social (Fremap), hasta que el pasado 6 de julio salió de la última y fue a su casa. Cuando su ex pareja le vió allí solicitó la primera orden de alejamiento alegando que Marrero la "agarró por el pelo y la arrastró por el suelo". La Audiencia Provincial revocó esta orden "por ser una denuncia increíble".

Marrero fue citado nuevamente ayer en los juzgados de Santa Cruz. Es la tercera vez en las últimas semanas. Volvió a explicar que ya se enfrentó a "otras denuncias falsas de maltrato". Ayer declaró en el Juzgado número 5, mientras que la pasada semana lo hizo en el 3 y antes en el 1. Este periódico intentó conocer la versión de Mercedes Hernández, pero no fue posible, porque nos negó la entrada.

La letrada Ana Galván, que lleva meses recurriendo las denuncias de Mercedes Hernández, manifestó que su proceder "hace un flaco favor a las verdaderas maltratadas, porque estas denuncias que acaban archivadas gastan unos medios que se deben dedicar a las maltratadas de verdad".