La historia de Camilia Shehata, desaparecida hace dos meses por convertirse presuntamente del cristianismo al islam, ha puesto en evidencia la intolerancia religiosa y la dificultad para cambiar de culto en Egipto. Su caso se ha convertido en noticia nacional y en pretexto para organizar manifestaciones por parte de coptos (cristianos de Egipto) y musulmanes que se culpan unos a otros por su desaparición.

Shehata, de 25 años y casada con un cura, se convirtió al islam a principios de este año y en julio pasado desapareció cuando fue a registrarse a la mezquita de Al Azhar, una de las principales instituciones del islam suní, según la narración del jeque Abu Yehia que le ayudó a hacerse musulmana.

Abu Yehia ha sostenido que Shehata fue detenida en ese momento por las fuerzas de seguridad y llevada a un monasterio, acusación negada por la Policía y por la autoridades religiosas.

Aunque el único hecho evidente es que Shehata está desaparecida, cada credo tiene su versión: mientras que algunos coptos aseguran que ella nunca quiso convertirse, hay musulmanes que defienden que fue raptada y castigada por la Iglesia por haber reconocido su devoción por el islam.

A juicio de la directora del Congreso Americano-Islámico, Dalia Ziada, "es muy extraño cómo estos grupos tanto musulmanes como coptos han llevado la situación a este grado".