UNA DE LAS INSTITUCIONES que han estado en el candelero en este periodo de crisis han sido las agencias de ráting o agencias de calificación crediticia. Recibieron y recogen actualmente muchas críticas, e incluso fueron investigadas por el Congreso norteamericano por sus actuaciones desde el nacimiento de los problemas financieros reinantes. Acusadas de presentar informes dudosos con cifras infladas, de realizar tratos de favor, de utilizar modelos matemáticos obsoletos para sus análisis y de centrarse en obtener beneficios a corto plazo, más que en la calidad de los análisis se han hecho acreedoras de todo tipo de adjetivos y calificaciones. El error más destacado fue la valoración "excelente" al banco Lehman Brothers, incluso el día de su quiebra.

Para tener una idea elemental del funcionamiento de esta actividad, podemos responder a algunas cuestiones básicas. ¿Qué es una agencia de ráting? Es una entidad especializada e independiente que evalúa la calidad y el riesgo de la deuda que emite tanto un organismo público como privado, es decir, un gobierno nacional u autonómico o una empresa. En otras palabras, mide la solvencia y la fiabilidad de estos emisores. ¿Cuál es el significado de ráting o calificación crediticia? Es una opinión en forma de indicador, emitida por estas agencias sobre la capacidad de un emisor de deuda (país o empresa) de hacer frente a sus compromisos de pago en el momento acordado, tanto en lo que se refiere al capital como a los intereses pactados.

¿Qué importancia tiene esta opinión? ¡Mucha! Dependiendo de la calificación o puntuación emitida a un gobierno o a una empresa, tendrá que pagar unos gastos de financiación (tipo de interés) más altos que otro con una puntuación más elevada. Por ejemplo, cuando a un país dichas agencias le rebajan la calidad de su deuda pública, tiene que emitirla en el mercado a un interés mayor, es decir, cada vez sale más caro financiar la propia deuda. A nosotros, como consumidores de activos de renta fija, esta calificación nos facilita enormemente la inversión, pues tan sólo hemos de preocuparnos de la valoración ofrecida por una determinada agencia.

¿Cómo se valora la opinión de estas empresas? La calificación es una combinación de letras, números y signos que va desde la triple A (la deuda americana y de Alemania), que da a entender una extremada fortaleza en la capacidad de pago de intereses y devolución del principal, hasta la D, que señala que la posibilidad de recuperación del capital pendiente de pago es de menos del 50%. Presentan dos escalas, una de inversión y otra especulativa, tanto a corto como a largo plazo, y los inversores pueden estimar qué tipo de negocio y de riesgo quieren realizar en cada momento, según la calificación otorgada a un activo financiero.

Destacamos ejemplos de esta opinión como cuando, hace unos meses, estas empresas rebajaron el nivel de la deuda soberana de Grecia a la altura de los bonos basura (con la calificación D); la deuda de nuestro país pasó de una calificación AA+ a una calificación AA, con perspectiva negativa. Simplemente, conocer esta nueva calificación produjo unas pérdidas del 3% en la Bolsa española. Otro dato llama la atención: cerca del 90% de los productos financieros calificados con la triple A, de máxima solvencia, han sido degradados últimamente a bonos basura (¿miedo o mal valorados?).

¿Cuántas empresas trabajan en esta actividad? Existen cerca de cien compañías de ráting, pero tres de ellas dominan alrededor del 80% de la cuota de este mercado. Por este orden, destacamos: a) Standard & Poor''s, que es la más grande de todas y creadora del famoso índice bursátil S&P 500. Sus tres principales áreas de negocio son la emisión de calificaciones, el servicio de estudios y análisis y la creación de índices bursátiles. b) Moody''s, que da servicio a más de 9.300 clientes y 2.400 instituciones en el mundo, entre ellos a la mayoría de bancos y cajas de nuestro país. c) Fitch, que es un gigante con más de 2.300 empleados repartidos por 39 países.

El resto de empresas intenta, en mayor o menor medida, conseguir más protagonismo e incluso arañar algo del pastel de las anteriores. Alguna de ellas tiene la consideración de afiliadas y la mayoría trabaja, sobre todo, en China, India, Australia y las áreas de los países en vías de desarrollo (quieren investigar el potencial de crecimiento de dichas regiones).

¿Su opinión es independiente? ¡No! Las agencias de ráting obtienen la mayoría de sus ingresos de las empresas que califican, por lo que sus dictámenes y opiniones son cuestionados constantemente. Suelen cobrar entre 100.000 y 300.000 euros, según el rango de las empresas y las tareas a realizar.

¿Por qué se continúa acudiendo a ellas? Porque la financiación de muchos estados, instituciones y empresas financieras o no dependerá en gran medida del ráting que fijen dichas agencias. No obstante, las compañías de nuestro país tienen un problema importante, y es que sólo un tercio de las que cotizan en la Bolsa española cuenta con una nota, por lo que es difícil valorar qué intereses se les va a exigir cuando tengan que solicitar financiación.

Bruselas y el presidente del Banco Central Europeo han puesto el grito en el cielo y las acusan de ser un oligopolio desestabilizador de la economía. La Unión Europea quiere evitar que sus calificaciones presionen más a los países en apuros. Aunque todavía se está negociando la nueva normativa, el Parlamento europeo ya ha dado instrucciones para que las agencias de ráting se sometan a la supervisión del Comité Europeo de Reguladores Bursátiles, algo así como la patronal de las CNMV europeas. El objetivo final es obligar a estas agencias a publicar informes anuales de transparencia y prohibirles ofrecer servicios de consultoría y calificación de instrumentos financieros si carecen de información precisa para los inversores. Además, se quiere crear una agencia europea.

Si consultamos la página web de Fitch, vemos que nuestra Comunidad tiene la calificación de AA (calidad crediticia muy elevada. Existe una expectativa de riesgo de crédito muy reducida y la capacidad de devolución es muy fuerte); a Banca Cívica le otorgó recientemente una calificación de A-. Por su parte, la calificación del Cabildo de Tenerife es Aa2 a largo plazo con perspectiva "estable".