La Policía india elevó hoy el número de víctimas mortales por las lluvias del día 6 que cubrieron de lodo el enclave cachemir de Leh a 183, entre ellos cinco extranjeros.

En declaraciones a Efe, el inspector general de la Policía del estado indio de Cachemira, Farooq Ahmad, explicó que, según sus datos, 161 extranjeros "siguen sin haber vuelto a sus hoteles en Leh tras sus expediciones" por la zona, 53 de ellos franceses y 32 españoles.

El inspector aseguró que al menos tres cadáveres de los cinco extranjeros que la Policía da por muertos han sido recuperados, aunque no pudo especificar sus nacionalidades.

Ahmad constató que es "difícil" identificar los cadáveres debido a que no están en buenas condiciones.

Hace dos días, el mismo inspector dijo a Efe, a la espera de hallar los cadáveres, que cinco extranjeros habían fallecido en el suceso (la española Lourdes Morro, tres franceses y un italiano) y que dos personas de nacionalidad rumana y danesa continuaban "desaparecidas".

La fuente aclaró entonces que, según información "corroborada" por las fuerzas policiales locales, tanto Morro como dos de los franceses habían sido "arrastrados" por una avalancha en la misma zona.

El embajador español en Delhi, Ion de la Riva, informó hoy de que las autoridades españolas han constatado que ninguno de los cuerpos hallados hasta ahora es el de Morro.

"Fueron a identificar los cadáveres y no era ella. La búsqueda del cuerpo de Lourdes continúa porque no es ninguno de los cuerpos que se han encontrado", amplió.

Según el embajador, los cadáveres hallados eran los de una ciudadana rumana y otra danesa, extremo que la fuente policial consultada hoy no pudo corroborar.

En el listado de defunciones confirmadas colgado por las autoridades cachemires en su página web continúan apareciendo los nombres de tres franceses, un italiano y la mallorquina Morro.

La tragedia en esta montañosa zona del norte indio, a gran altitud, ha dejado 25.000 afectados, según datos de Médicos Sin Fronteras.

Las lluvias han cubierto de lodo todo este enclave budista, habitualmente árido, y han devastado unas vías terrestres ya de por sí precarias.

El horizonte para la población de Leh y aledaños se presenta sombrío debido a la ausencia de estructuras para alojar a los afectados, muchos de los cuales se refugian en cuarteles militares, algo que no podrán continuar haciendo durante mucho tiempo.

Pese a que durante los últimos días han llegado suministros por vía aérea, el acceso de víveres por carretera se ha complicado no sólo por el estado de las infraestructuras sino por la conflictiva situación en el vecino valle musulmán de Cachemira, que dificulta la actividad comercial hacia Leh.