El actor canario Carlos Klaumannsmoller ha creado recientemente en Madrid La Regadera Producciones Teatrales, una productora que surge con la vocación de hacer teatro profesional de alta calidad artística. Su primera obra, "Los Críticos", que se estrenará en septiembre en la capital de España, es una denuncia a la banalidad de la sociedad en la que el mundo vive inmerso. Klaumannsmoller habló con EL DÍA y se mostró muy crítico con las escasas ayudas del Gobierno canario.

¿Por qué surge La Regadera Producciones Teatrales?

Surge en un momento como el actual con la idea de crear una marca para hacer teatro de calidad y también para dar trabajo a actores y actrices que estaban en la misma situación laboral que yo.

¿Por qué en Madrid y no en Canarias?

Llevo mucho tiempo trabajando en Canarias y siempre me he quejado de que el Gobierno autonómico nunca ayuda a las compañías locales, y entonces éstas tienen la necesidad de salir de aquí. Desde Madrid, yo tengo funciones en Extremadura, en el País Vasco, en Galicia... Me es más fácil moverme aquí y, además, no tengo que depender de ninguna ayuda económica.

¿Qué otros trabajos planea la productora?

Ahora mismo estamos trabajando en "Los críticos", que se estrena en septiembre en Madrid. De entrada da trabajo a un equipo de doce personas, lo cual está muy bien. En diciembre, iniciaremos otro proyecto cuyo guión pertenece a un famoso escritor de cómics catalán, Sebas Martín. Además de eso, creamos audiovisual. Hemos escrito el guión de un mediometraje, en el que posiblemente, si todo sale bien, contaremos con la colaboración de Isabel Prinz y Miguel Hermoso, y estamos intentando también contar con la presencia de Antonia Sanjuán.

¿Qué cuenta la obra "Los críticos"?

"Los críticos" es una crítica, valga la redundancia, a lo que está ocurriendo en el mundo hoy en día. Se están perdiendo unos valores que antes la sociedad sí tenía, como por ejemplo el respeto a la intimidad, a uno mismo. Todo eso se está perdiendo por la necesidad de crear un show business, de crear expectativas. Todo el mundo puede ser actor si sale en un concurso de la tele y todo el mundo puede ser famoso sin hacer absolutamente nada, sólo por salir en un medio. Criticamos la banalidad en la que la sociedad se está moviendo. A todo el mundo le afecta las crisis, las epidemias, los tsunamis, pero muy poca gente hace algo por encontrar soluciones. Además, todo el mundo tiene el derecho de opinar. Denunciamos el hecho de que desde un sofá se pueda opinar de todo. Opinamos de todo sin saber de nada.

¿Y no critica la obra la situación del teatro?

También. Estamos en un medio que está olvidado por parte de la cultura nacional. Por suerte, las salas alternativas dan de comer a la mitad de la gente que está haciendo teatro. Sin estas salas, las compañías pequeñas no podrían darse a conocer. Ha habido varias compañías que empezaron en estas salas y luego dieron el salto al teatro grande. Gracias a estas salas, se puede hacer teatro. En Tenerife hay una muy buena, la sala Victoria.

Del teatro siempre se ha dicho que es una industria en crisis constante. ¿Se ha visto más afectada en los últimos años por la crisis mundial?

No. Este momento de crisis es muy positivo para los actores, porque siempre hemos estado en crisis y ahora que la gente también lo está nos encontramos al mismo nivel. Nosotros llevamos tanto tiempo en crisis que nos sabemos mover mejor. El actor, en un momento sin crisis como el vivido en los últimos diez-quince años, se ha aburguesado mucho y ha perdido las ganas de producir. Por suerte, en Canarias la costumbre de crear teatro no se ha perdido aún. En un momento de crisis lo mejor es producir algo y venderlo, y así tú mismo generas tu propio empleo.

Su última aparición en una película fue interpretando a Hitler, con un texto hebreo, en la película "The Largest Minute". ¿Cómo se enfrentó a semejante reto lingüístico?

A eso se enfrenta uno como puede, dando las gracias por tener trabajo. El trabajo es trabajo, sea en hebreo o en senegalés. Un actor se enfrenta a un proyecto así preparándoselo con mucha ilusión, mucho estudio, y luego hace un trabajo específico con el director. En este proyecto en cuestión, era un trabajo muy específico con un director de Teherán. Tuve muchas reuniones y muchas comidas con él para saber exactamente qué es lo que quería.

¿Cómo valora la situación del teatro canario?

Creo que en Canarias las autoridades se están olvidando de la cultura. La cultura es parte de la sociedad y no es sólo folclore; el folclore es parte de la cultura. En Canarias estamos viviendo una "focloritis" tremenda en este ámbito, olvidándonos completamente de otras formas de alimentar culturalmente al espectador, bien con la danza o con el teatro, por ejemplo. Hay compañías que están intentando crecer y no pueden porque no tienen el apoyo del Gobierno de Canarias. Estamos en una isla a mucha distancia de la Península y accedemos a un público muy escaso, por tanto estamos hablando de que lo que se consigue en Canarias en seis meses, aquí se puede conseguir en una semana. El Gobierno debería dar ayudas para que estas compañías salgan de Canarias.