LAS COPAS son el arma fundamental del catador, su herramienta imprescindible, de ahí que existan tal variedad de modelos y estilos. Fundamental que el vidrio sea transparente y fino, que nos permita apreciar los matices y reflejos del vino. Nada de copas labradas, metálicas o coloreadas que tanto adornan el mueble-bar. El diámetro de la boca debe ser inferior al diámetro del cuerpo, para retener los aromas en el interior. La copa ideal debe estar formada por tres partes: el cuerpo o balón, la pierna o columna y la base o pie. Les daré un consejo: sólo observando la forma en la que se coge la copa, apreciaremos si el catador entiende algo de vinos o es un aficionado, así pues, como mi objetivo es que al menos puedan aparentar que son unos expertos, la copa la tomaremos siempre por la pierna o por el pie, de esta manera evitaremos empañarla y sobre todo calentar el vino.

En cuanto a la valoración del vino, se entiende por degustación, la apreciación de las calidades de un producto a través de nuestros sentidos. Si nos limitamos a expresar el placer o desagrado haremos referencia a una degustación hedonista, matizando que para beber, el placer fisiológico es suficiente. En cambio, para una degustación en profundidad, se requiere conocimiento y memoria, entrando entonces en un campo más complejo, la degustación analítica o análisis sensorial.

El análisis es el conjunto de operaciones por las que se averigua cómo es un producto compuesto y cuáles son sus componentes, y decimos que es sensorial, cuando el análisis es a través de nuestros sentidos. Este tipo de análisis está definido como el conjunto de métodos y técnicas que permiten identificar, percibir y apreciar, a través de los órganos de nuestros sentidos, el conjunto de propiedades que determinan la calidad de un producto, vino en nuestro caso. ¡Salud!