La declaración hoy de culpabilidad por parte de los detenidos por espiar en EEUU para Rusia, entre quienes figura la peruana Vicky Peláez, permitió el inicio del mayor canje de espías entre Washington y Moscú desde el fin de la Guerra Fría.

Los diez detenidos en varios puntos del país por participar en una red de espionaje aceptaron hoy un acuerdo con la Fiscalía de EEUU por el que se declaraban culpables de los cargos impuestos y aceptaban ser deportados a Rusia, un movimiento que recordó a la época de enfrentamiento entre EEUU y la extinta Unión Soviética.

"A nadie le debería sorprender que aún queden en pie algunos vestigios del pasado y que Rusia tenga activo su servicio de inteligencia", dijo tras el anuncio del canje de espías un alto funcionario del Gobierno de EEUU, que aseguró que ese desenlace muestra "el buen funcionamiento del contraespionaje estadounidense".

La misma fuente de la Administración del presidente Barack Obama señaló además que la declaración de culpabilidad de los detenidos es "un gran logro en términos de seguridad nacional" al haber conseguido desarticular "una banda de agentes que habían podido operar libremente en EEUU".

"Hemos demostrado la fortaleza de nuestro servicio de inteligencia y eso debería funcionar para el futuro como un aviso a cualquier otro Gobierno que quiera llevar a cabo una operación similar (a la de los agentes rusos)", añadió la fuente.

Sin embargo, aunque esta última trama de espías haya recordado a los estadounidenses al guión de una película o a una novela de John LeCarré, en las que personas aparentemente normales viven durante años en EEUU con identidades falsas, lo que difiere esta situación de las del pasado es el grado de cooperación entre ambas naciones.

La manera en que ambos Gobiernos han manejado el caso demuestra "el progreso en las relaciones entre EEUU y Rusia", según otra fuente gubernamental, que destacó "la rapidez" con la que se movió Moscú para divulgar la identidad de los detenidos, pese a que el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, asegurara en un principio que las alegaciones carecían de fundamento.

Además también dijo que el hecho de que la trama saltara días después de la visita del presidente ruso, Dmitri Medvédev, a la Casa Blanca era meramente "una casualidad".

El resultado de la colaboración ha permitido que, en un plazo de 72 horas, los diez detenidos en EEUU se trasladen desde Nueva York a Rusia, y que Moscú libere a cuatro personas, cuya identidad no ha sido divulgada, que cumplen condenas en ese país por delitos de espionaje y que en varios casos tienen una salud delicada.

A diferencia de otros tiempos, destaca además que, al parecer, los detenidos no tenían acceso a secretos nacionales y ni siquiera fueron acusados de espionaje, sino tan sólo de conspiración para operar como agente extranjero en EEUU sin informar al Departamento de Justicia, así como de blanqueo de capitales.

Se trata del fin de la historia para los diez detenidos hace cerca de dos semanas, entre quienes están la peruana Vicky Peláez, columnista del diario neoyorquino en español El Diario/La Prensa, y su marido, conocido hasta ahora como "Juan Lázaro" y quien reconoció ser en realidad el espía Mikhail Anatonoljevich Vasenkov.

Los otros espías son la rusa Anna Chapman, de 28 años, el matrimonio de Vladimir y Lydia Guryev ("Richard y Cynthia Murphy"), Mikhail Kutsik ("Michael Zottoli") y Natalia Pereverzeva ("Patricia Mills"), Andrey Bezrukov ("Donald Howard Heathfield") y Elena Vavilova ("Tracey Lee Ann Foley").

Todos ellos serán ahora deportados a Rusia, incluso Peláez, la única de los acusados que no ha nacido en Rusia, que no ha utilizado una identidad falsa, que carecía de un entrenamiento elevado y la única también a la que un juez había impuesto una fianza para salir en libertad, finalmente apelada.

"Vicky es la que más ha perdido de todos los acusados siendo la que ha hecho menos, ya que será expulsada a Rusia, un lugar donde no tiene ningún tipo de conexiones", dijo a la salida de la corte federal de Manhattan uno de sus abogados, John Rodríguez, quien explicó que la peruana lloró este jueves en la corte.

Peláez está "perdiendo su vida aquí, su familia y sus amigos, algo que supone la pérdida más grande que puede haber para una persona que aprecia tanto esas cosas", dijo Rodríguez, quien confirmó que el proceso fue "muy doloroso" para ella, ya que "su marido le ha confesado cosas que ella desconocía".

Pese a su expulsión de EEUU, la periodista ha alcanzado un acuerdo con las autoridades rusas, que le ofrecerán vivienda gratuita en ese país, visados para sus hijos y viajes a gastos pagados para ellos, y una pensión de 2.000 dólares de por vida para ella.

Las autoridades estadounidenses se resisten a informar de cuándo se producirá la expulsión de los espías, aunque la abogada del esposo de Peláez, Génesis Peduto, aseguró que el matrimonio abandonará el país "esta misma noche, junto al resto de detenidos".