El pasado lunes se inauguró la obra de recuperación y el viario del barranco de Santos, una obra que costó 73 millones de euros y que se proyectó en un ya lejano 1997. Sin embargo, el corte de la cinta inaugural no quiere decir que la firma arquitectónica Palerm & Tavares de Nava haya dado por finalizado todos los hitos constructivos ideados en el proyecto y aprobados por la Administración para su ejecución.

Desde la dirección de la obra quieren dejar muy claro que la necesidad de abrir al tráfico una nueva vía arterial de conexión rápida que llevaba totalmente terminada desde hace varios meses o, por ejemplo, poder hacer uso desde ya de la completa dotación deportiva anexa, no supone un impedimento para continuar con un proyecto que, en realidad, no está finalizado.

Tal es así que el proyecto que presentaron los arquitectos Juan Manuel Palerm y Leopoldo Tabares de Nava hace catorce años incluía una serie de obras inéditas que costarán cerca de 14,4 millones de euros que deberán añadirse a los 73 millones presupuestados en su día.

Esencialmente, esa nueva cantidad se divide entre los 8,2 millones de la quinta y última fase que se estima que pueda iniciarse en 2011 y los 6,2 millones no ejecutados debido a la denominada "Reducción de obras postergables de las Fases 3 y 4". Sin la ejecución de estos trabajos advierten que el proyecto quedará "cojo".

Además, la parte del proyecto que se ejecutaría en la Fase V no interfiere para nada en la operatividad del viario, ni afecta al tráfico de vehículos ni peatones ya que está centrada en el plan de embellecimiento de fachadas, la construcción del dique de retención de acarreos, la solera sobre una parte del cauce y la limpieza del resto del lecho hasta llegar a la roca basáltica que lo conforma de manera natural.

Para facilitar las posibilidades de financiación de la Fase V, se ha estructurado en cuatro lotes distintos: la continuación de la pavimentación del cauce (1,3 millones de euros); la limpieza del cauce, la realización de dos accesos nuevos en la zona del puente de Salamanca y en el entorno del Asilo de Ancianos para facilitar el acceso de los camiones cuando se necesite sacar los materiales acumulados y la reconstrucción del acueducto de Duggi (2,8 millones); la construcción de los depósitos de acarreos en el barrio de La Salud (3 millones) y el tratamiento de fachadas de los inmuebles que dan hacia el barranco, principalmente en la trasera de General Mola hasta el puente Javier Loño, donde también está prevista una serie de expropiaciones (1,1 millones).

A estos trabajos se deben añadir los que fueron retirados por la Gerencia Municipal de Urbanismo por valor de 6,2 millones de euros. Entre ellos, la ejecución del paseo peatonal que transcurre desde el puente de Los Asuncionistas hasta el nuevo local de la asociación de vecinos El Monturrio y el del pasaje de Álvaro, la dotación de mobiliario del centro de visitantes ubicado junto al puente Galcerán que de momento es sólo decorado, la terminación del parque etnobotánico y la realización del ascensor inclinado del puente Serrador.

De todas estas obras, desde la dirección de la obra dan mayor importancia a la construcción del dique de acarreos ubicado en la parte alta del cauce, cerca del Vivero Municipal ya que cumplirá con la función de retener todos los transportes que el agua pueda arrastrar en sus avenidas desde el término municipal de La Laguna. De esta forma, los acarreos se acumularán en el dique y serán retirados del mismo periódicamente por vías de servicio que facilitarán el acceso de maquinaria pesada, tales como palas y camiones para el desalojo de los vertidos.

Además, contemplan priorizar las obras de limpieza del cauce para impedir que la acumulación de sedimentos aumente y, por lo tanto, evitar que disminuya la profundidad del mismo. En la actualidad, la intervención en el cauce se ha reducido a la pavimentación realizada por el Consejo Insular de Agua (CIA) desde la desembocadura y hasta el puente Serrador.

La dirección de la obra reconoce estar a la expectativa de que se consignen nuevas partidas presupuestarias para ejecutar lo que falta y para, en función de las partidas que se puedan ir librando, acometer la totalidad de un proyecto que dilataría el período de obras unos cuantos años más.