El Rastro de Santa Cruz está atravesando por otro período de incertidumbre, hasta el punto de que se ha convocado una asamblea para el próximo martes, en el patio central del Mercado Nuestra Señora de África, donde los más de 500 afiliados podrán tomar la decisión de cambiar la presidencia y analizar la situación actual de este mercado dominical.

Carmen Tejera, quien ha expresado su voluntad de dejar el cargo de presidenta del Rastro después de 18 años al frente de la asociación, ha asegurado que "hay quien ha visto en esta actividad un negocio", hasta el punto de asegurar que, detrás de las recientes críticas de Fedeco, tanto por la forma de funcionar, como por su ubicación, "hay un empresario que se quiere apoderar del mismo, como ya ha hecho en otros municipios y otras islas".

En este sentido, dijo que los ayuntamientos le están concediendo licencias y que este empresario "está cobrando a cada comerciante hasta 54 euros por tres metros de puesto, sólo por un día", cantidad que, afirmó, "no pueden asumir al margen de que, para mantenerlo, deben seguir pagando esa cantidad aunque no se utilice".

En el caso de Santa Cruz, Tejera dijo que se paga una cuota simbólica, aunque reconoció que hay casi 200 comerciantes, que venden cosas usadas, que no pagan, pero remarcó que, "tampoco queremos echarlos, porque es injusto, ya que este mercadillo no genera riqueza, sino unas ventas que a veces no dan para una semana".

La presidenta del Rastro afirmó que por parte de empresarios privados ya se ha presentado un proyecto al ayuntamiento, "a través del cual proponen un cambio de ubicación y medidas para su regularización", lo que representa, según dijo, "su privatización". En este sentido, señaló que dichos empresarios "pretenden convertir al rastro en un mercadillo".

Además, negó que las licencias del Rastro y los comerciantes estén caducadas desde finales del año pasado, como aseguró esta semana Fedeco, pues dijo que "se renuevan cada año". Por ello, le reclamó a la patronal del comercio que "se ocupe de sus cosas, pues cada vez que un comerciante cierra, viene al Rastro a vender la mercancía sobrante, y lo que tienen que proteger es que no cierren más locales".

Además, la presidenta asegura que la asamblea del próximo martes estará "caldeada", pues explica que los comerciantes "no están porque me vaya, ya que siempre he optado porque el Rastro mantenga su esencia, mientras que ellos quieren convertirlo en un mercadillo".