Los obreros de la construcción tienen fama de estar bastante en forma (en muchos casos) y de ponerse incluso mejor por las características de algunas obras. Algunos de los que llevan meses construyendo el polémico sendero del litoral (aunque discurre por el acantilado anexo) que une las zonas de Tabaiba Baja y Radazul, en El Rosario, no sólo han intensificado la musculatura de sus gemelos y resto del tren inferior, sino que han memorizado el número de escalones que deben subir y bajar en cada uno de los extremos del paseo. Y no lo han hecho precisamente por placer: unos 230 escalones se convierten cada día en todo un reto, incluso, para gente en forma por la gran pendiente y su considerable número. ¿Es esto viable para personas mayores o con algún problema de movilidad?

Las asociaciones de vecinos Costabaiba y Altabaiba tienen clara la respuesta desde que surgió este proyecto y por eso han llevado sus recursos judiciales, incluso, a la Audiencia Nacional, que aún no se ha pronunciado. El gobierno local (PSC) siempre ha recalcado que la actuación depende de Costas y que, según los técnicos, no cabía trazar el sendero por la misma línea del mar, tal y como reclaman las citadas entidades vecinales, que aluden a lo realizado en otros municipios costeros de las Islas.

Al igual que la reforma de la playa de La Nea, muy cerca de este enclave, o las renovadas calas y parque de la anexa explanada de Radazul, las obras del sendero están a punto de concluir y todo apunta a que se inaugurarán durante este verano. Las vallas colocadas en cada extremo impiden que los asiduos de esta parte del litoral y el resto de vecinos de ambos núcleos comprueben la pendiente y el esfuerzo necesario para salvar los escalones si se desea pasar de una a la otra zona. No obstante, algunos de los trabajadores que sí lo han hecho confirman que el paseo no está muy preparado o, por lo menos, no es muy recomendable para las personas mayores o con dificultades para subir (y bajar) escaleras.

Creciente malestar

De hecho, y aunque siempre desde el anonimato, algunos obreros aseguran a este periódico que han ido comprobando en este tiempo cómo cada vez más personas se les acercan para expresarles sus dudas o directamente sus críticas por las características del paseo precisamente por las dificultades que representa para ciertos colectivos.

Entre los defensores, se oyen voces como que es mejor contar con este sendero que con ninguno, pero las entidades vecinales recuerdan que, entre otras cosas, su denuncia se basa en que se incumple supuestamente la ley de accesibilidad y que se produce un gran impacto visual, ambiental y en especies animales (pardelas, murciélagos rabudos...) y de flora del acantilado. Además, advierten de que el proyecto se desarrolló cuando no estaba aprobado el Plan General ni redactado el de esta parte del litoral. En frente, el gobierno de El Rosario siempre ha sostenido que el proyecto cuenta con unas 300 firmas a favor de residentes de ambos barrios, si bien las asociaciones críticas aseguran que hubo mucha gente que puso su rúbrica sin saber exactamente lo que se iba a hacer.

La escalera que parte desde Radazul presenta un total de 114 escalones hasta la parte más recta del sendero, cifra similar a la situada en el tramo más cercano a Tabaiba Baja, donde se enlaza con la playa del Moro.

El sendero ya cuenta con una baranda de madera para seguridad y presenta también un considerable número de escalones de este material, sobre todo en la parte de Tabaiba. El resto es de mampostería y piedra. Para los que no les gusta subir escaleras o tienen graves dificultades para superarlas en subida o bajada, he aquí unos 230 suplicios que, junto al resto de la actuación, han costado 862.181 euros financiados por el Estado. Eso sí, quién sabe si, quizás, algún equipo deportivo tiene claro ya dónde puede hacer parte de la próxima pretemporada.