Li Yinhe es la sexóloga más famosa y controvertida de China, abanderada desde hace años de la legalización de los matrimonios gays en un país donde aún se discrimina a este colectivo, y defensora de las orgías y otras formas de sexualidad poco convencionales.

"En China se ha producido una revolución sexual en los últimos 30 años, pero se ha llevado a cabo de una forma silenciosa, sin sobresaltos", explica Li, de 58 años, en una entrevista en el marco de la conferencia "La homosexualidad a través del cine" del Instituto Cervantes de Pekín.

Es cierto que en el maoísmo, y en especial en la Revolución Cultural (1966-76), los homosexuales fueron perseguidos pero ahora, dice, la situación ha mejorado.

"Se han producido muchos cambios, ahora hay muchos bares para gays en las ciudades, también páginas web para los gays, que se han convertido en un símbolo", señala esta investigadora y profesora de las universidades de Pekín (China) y de Cambridge (EEUU).

"Muchos creen que no nos podemos comparar con otros países. Pero en realidad la cultura milenaria de China tiene ejemplos de gran tolerancia con respecto a la homosexualidad", asegura, y cita al historiador Pang Guangdang para mencionar que "casi cada emperador antes de la dinastía Han tuvo un compañero homosexual".

"En las dinastías Ming y Qing (1368-1911) prohibieron por ley a los funcionarios imperiales contratar los servicios de las prostitutas, entonces éstos cambiaron su orientación sexual y contrataban a hombres como alternativa para su desahogo sexual", destacó Li.

Explica la socióloga que, a diferencia de Occidente, donde la tradición judeocristiana ha considerado la homosexualidad como un pecado, en China su discriminación se debe más al peso del Confucionismo y al exagerado énfasis en la necesidad de procrear.

"Para los chinos es una vergüenza, son diferencias culturales", agrega, "digamos que más bien la homosexualidad produce risa".

Pero aporta datos de una encuesta comparativa entre chinos y estadounidenses que ella ha dirigido.

Un 20 por ciento de los chinos considera que la homosexualidad es "totalmente correcta" frente a un 30 que lo ve "algo errónea" y un 40 "totalmente errónea"; en EEUU un 43 por ciento la acepta totalmente y un 47 la rechaza tajantemente.

"En China hay un bajo porcentaje de aceptación, pero el rechazo es menor comparado con EEUU", considera.

Li señala que en su país no hay leyes que condenen la homosexualidad, pero tampoco que la protejan, una situación que cree preocupante.

"El gobierno no quiere discutir abiertamente sobre homosexualidad, la permite, pero no de forma de abierta", añade, y cita como ejemplo la censura hace unos meses de un concurso gay.

Recuerda que sólo en una ocasión, el portavoz del legislativo respondió a sus propuestas de legalizar los matrimonios gays señalando que estaba demasiado "adelantada a su tiempo".

Li se licenció como historiadora en la Universidad de Shanxi, en la década de 1980 trabajó para diarios como el "Guangming" e incluso para la Oficina de "marxismo-leninismo" de la Academia China de Ciencias Sociales, a la que pertenece.

En 1980 se casó con el intelectual Wang Xiaobo (1952-1997), con quien se fue a estudiar a la Universidad de Pittsburg (EEUU), donde se graduó en sociología.

Desde 1990 ha producido una extensa literatura sobre sexualidad, matrimonio, fertilidad y homosexualidad en China.

Entre sus obras destacan "Sexualidad y matrimonio chinos", "Los cambios del matrimonio y la familia en China", "Sentimiento y sexualidad de las mujeres chinas" o "Subcultura homosexual".

A pesar de su condición beligerante, Li se muestra satisfecha de la apertura que vive su país desde hace décadas.

"Fíjese en la cantidad de tiendas de objetos sexuales que hay en toda China", subraya.

Y aporta datos de sus investigaciones al señalar que en 1989 sólo un 15 por ciento de las parejas practicaban sexo antes del matrimonio, y en la actualidad ese porcentaje es de hasta un 60 por ciento.

Sin embargo, la socióloga es implacable en cuanto a la necesidad de abolir leyes que de alguna manera condenan actitudes sexuales inusuales, como las de "gamberrismo" que permitían sentenciar el sexo fuera del matrimonio y que fue abolida en 1997.

En su lugar se recurrió recientemente a la ley contra "reuniones promiscuas" para condenar el pasado mayo a 3,5 años a un catedrático de Nankín por practicar orgías.

"Creo que es un problema grave y que los ciudadanos tienen derecho a practicar orgías en su intimidad",sentenció.