UNO de los derechos adquiridos por los ciudadanos y que está implantado en las sociedades democráticas, es el referido a la información, que en la Constitución española viene recogido expresamente en el artículo 20. Por el contrario, la censura trata de interferir en la conformación de la opinión pública, al limitar este derecho constitucional.

En el municipio de Los Realejos se ha producido un verdadero atentado contra las libertades, y sobre todo la de información y expresión, pues el pasado 27 de mayo los grupos de la oposición en el ayuntamiento (PP y PSOE), aprobaron una propuesta del primero de prohibir la publicación del periódico municipal La Voz de Los Realejos.

Las causas esgrimidas por ambos grupos políticos eran destinar la partida presupuestaria de la publicación al área social, a modo de medida de austeridad y reducción del gasto "superfluo". Nada más lejos de la verdadera intención de la oposición. Lo cierto es que tanto PP como PSOE han promovido la censura y han impedido así que los realejeros conozcan cómo está su municipio, cuáles son las políticas y planes que se desarrollan en la localidad y, es más, en qué proyectos invertimos su dinero y que tienen derecho a conocer en qué se destina. Tan importante es comer como estar informados.

Pero lo que la oposición no ha sido capaz de comprender es la censura a la que han sometido a los realejeros, pues no tienen más que realizar un breve repaso a las páginas de La Voz de Los Realejos para constatar los numerosos artículos de opinión, de investigación, reportajes y colaboraciones elaboradas por los propios vecinos de cualquier condición social, religiosa, política o económica, pues todos tienen cabida.

Tampoco han reparado en el daño que han hecho a la memoria de este pueblo, pues todos sabemos que una de las funciones primordiales de los medios de comunicación es servir de testimonio en el devenir diario de cada pueblo. La Voz de Los Realejos ha recogido la historia de los últimos 20 años de esta ciudad, y son miles los ciudadanos que coleccionaban cada número para que así nada caiga en el olvido.

El PP y el PSOE han hecho un gran daño a nuestra democracia y aunque comparto absolutamente su argumento de que Radio Realejos realiza una excelente labor como altavoz de los realejeros, todos sabemos que un medio de comunicación nunca suple a otro; se complementan.

Como alcalde, creo que es mi deber denunciar la demagogia que ha marcado esta medida de la oposición, pues recientemente, en respuesta a la pregunta de un periodista sobre los gastos de los gabinetes de prensa en el Gobierno de Canarias, el concejal del PP y diputado Manuel Domínguez no tuvo reparos en justificarlos al afirmar que "son necesarios e imprescindibles porque los ciudadanos de Canarias tienen el derecho a estar informados, a saber qué es lo que hace el Gobierno regional". De esta frase sólo puedo deducir que o los realejeros no somos ciudadanos de Canarias, o somos de una categoría inferior, pues nos niega ese derecho y declara el estado de excepción informativa en el municipio. De todo esto infiero que Manuel Domínguez desprecia a los realejeros.

Lo preocupante es que no estamos ante un comportamiento aislado, sino que se ha convertido en la línea de trabajo del PP. Así, impide con su voto negativo una inversión de 1,5 millón de euros en La Cruz Santa.

También ha bloqueado una inversión en el Realejo Bajo de más de 700.000 euros de la Consejería de Turismo -dirigida por el PP-, pues el proyecto no se ha licitado aún, pese a que está redactado por el ayuntamiento, aprobado y listo para ejecutar desde el 7 de agosto de 2009. Tras reunirme con el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, fue él quien instó a la Dirección General de Infraestructura Turística a que procediera a la licitación.

Dos últimos ejemplos afectan a Toscal-Longuera, pues ha impedido el desarrollo del proyecto de la zona comercial abierta con 1,5 millón de euros de inversión y ha bloqueado con sus compañeros de la Consejería de Sanidad regional la construcción del centro de salud de esta zona, cuyo proyecto está redactado, pero no se va a ejecutar.