El presidente de Filipinas, Benigno Aquino, juró ayer su cargo para un mandato de seis años con el desafío de reducir la pobreza, luchar contra la corrupción y poner fin a la violencia que afecta a amplias zonas del país.

Benigno Simeon Cojuangco Aquino III insistió durante su discurso inaugural, de veinte minutos, en el objetivo de recuperar la credibilidad del Gobierno, convertir a Filipinas en un lugar atractivo para la inversión y terminar con la corrupción, uno de los mensajes centrales de su campaña.

La ceremonia de investidura de Aquino, que sustituye en el cargo a Gloria Macapagal Arroyo, congregó a cientos de miles de personas en un céntrico parque de Manila, donde se adoptaron estrictas medidas de seguridad por temor a ataques por parte de los rebeldes comunistas o grupos terroristas islámicos.

Aquino, líder del Partido Liberal, recordó su lema electoral: "Sin corrupción no hay pobreza".