El papa Benedicto XVI ha aceptado la renuncia del obispo de Augsburgo (Alemania), Walter Mixa, quien puso sus cargos a disposición de la Santa Sede tras reconocer que maltrató a menores y al que se investiga además por supuesta pederastia.

Según informó ayer la Santa Sede en un escueto comunicado, el Pontífice acepta la renuncia de Mixa, quien también era obispo militar del Ejército alemán, basándose en el artículo 401/2 del derecho de código canónico, por el que "se ruega encarecidamente" a los prelados que presenten su renuncia "si por enfermedad u otra causa grave quedase disminuida su capacidad para desempeñarlo".

Mixa presentó su dimisión en una carta personal al Papa el pasado 21 de abril, tras admitir que efectivamente había maltratado a menores en una residencia infantil de Baviera cuando era párroco, una confesión que se produjo después de que varias víctimas presentaran declaraciones juradas sobre los hechos.

Al revuelo desatado entonces por esa cuestión se suman ahora las investigaciones abiertas por la Fiscalía de Ingolstadt por un supuesto caso de pederastia, cuya denuncia, según informa el diario "Süddeutsche Zeitung", procedió de la propia diócesis del prelado.

Las investigaciones de la Fiscalía corresponden, conforme a la prensa alemana, a un caso relativo al periodo 1996-2005, cuando Mixa era obispo de la diócesis bávara de Eichstätt.

El abogado del obispo desmintió ayer las acusaciones de abusos sexuales, que calificó de "absolutamente infundadas".

Por otro lado, el Papa Benedicto XVI hizo ayer una breve alusión al "pecado" que, según él, ha afectado a la Iglesia Católica en Bélgica, durante su encuentro con los obispos belgas en Vaticano, en el que se esperaba que abordara ampliamente los escándalos de pederastia de religiosos en ese país.

En su discurso, Benedicto XVI abordó de manera más extensa las "transformaciones" que vive la sociedad belga y los desafíos que afronta la Iglesia en Bélgica.