"Un viaje al corazón de las emociones". Así define Josep M. Vilageliu, cineasta catalán afincado en Tenerife desde hace tres décadas, su última producción, "A la deriva". El cortometraje, de veintiocho minutos de duración, se estrenará hoy, a las 20:30 horas, en los Multicines Renoir Price de Santa Cruz de Tenerife. Junto al filme de Vilageliu se presentarán los últimos cortos de Elio Quiroga, Yolanda Ferrera y Enio Mejía.

La producción, que se encuadra en el género de "road movie" (película de viajes o de carretera), fue rodada en julio de 2009 en diversos enclaves isleños, concretamente en el bosque de Las Mercedes, la costa de Punta del Hidalgo, varias calles de La Laguna y algunos parajes de Granadilla y San Miguel de Abona.

Protagonizada por Gara Mora ("La isla interior"), Winslow Iwaki ("Nasija") y Miguel Ángel Rábade ("En los arrozales"), el filme ahonda en el mundo de las emociones a través de tres personajes y sin ningún tipo de diálogo. Su apuesta cinematográfica se basó en "el poder de la imagen", afirma el autor de títulos como "Diagrama" (1974), "Los barrancos afortunados" (1976), "Bajo la noche verde" (1985), "Memoria del agua de la isla de El Hierro" (1995) y "En los arrozales" (2009).

"En esta ocasión, lo que me interesaba era aprovechar el paisaje de Tenerife, pero no como un fondo, sino algo que tuviese realmente un valor simbólico y emotivo. La historia de la película transcurre a lo largo de una mañana, desde que amanece hasta que llega el mediodía. Todo empieza en el mar, para luego trasladarse a una zona de desierto que simboliza la desolación de los personajes. Esta sensación de soledad varía a medida que los protagonistas ascienden lentamente hasta una cumbre y se internan en un bosque, donde tienen un encuentro", explica Vilageliu, quien matiza que "estos escenarios, el bosque de las Mercedes, el desierto del sur y la costa abrupta de Punta del Hidalgo, no están elegidos al azar, sino que son lugares interiores por donde los personajes realizan su viaje".

Pero no sólo los espacios fueron escogidos de forma meticulosa, sino que la carencia de diálogo en la cinta forzó la elección de personajes muy estereotipados.

"Al no apoyarme en ningún texto, tuve que buscar historias con las que el espectador se viera identificado. Escogí temas muy actuales: una mujer que abandona a su pareja, que representa un naufragio emocional; un inmigrante ilegal que ha llegado a la Isla en cayuco, que muestra una realidad de la historia reciente de las Islas, y un hombre que conduce un descapotable, que representa ese desconcierto que hay en la sociedad actual ante el desequilibrio económico, en el que hace dos días lo tenías todo y ahora estás hundido y te lanzas a la carretera porque no alcanzas a entender todo lo que has dejado atrás", profundiza el miembro fundador del colectivo de cine Yaiza Borges.

Para intensificar el realismo del cortometraje, Josep Vilageliu omite cualquier tipo de acompañamiento musical, que tan sólo se escucha al comienzo de la cinta.

"Todo el proceso de la película fue de depuración constante. Quería aludir directamente a la emoción pura, a algo universal que se entiende sin ayuda de añadidos. El problema es que cuando pretendes hacer una película muy realista, en ocasiones la música acaba alterando un poco esta situación tan natural. En el filme la importancia del silencio es tal que si le pones una banda sonora acabas dulcificando la situación. Por ello, optamos por poner la música sólo al comienzo, porque es muy lento y prepara al espectador para lo que va a ver. Y es que los principios de las películas son fundamentales", aclara Vilageliu.

A través de veintiocho minutos y sin ningún diálogo ni banda sonora, el cineasta buscará hoy la emoción del espectador a través de la fuerza física de los lugares y de los propios actores, aunque, como él mismo señala, "nunca sabes qué va a ocurrir con el público".

Tras el estreno de esta noche, el filme se podrá ver mañana en Las Palmas y, próximamente, en La Laguna, ciudad donde se rodó el 80 por ciento de la cinta y escenario de su nueva producción, "Modelo(s)", que se encuentra en fase de rodaje y escritura simultáneos, un método de trabajo consustancial al cineasta.

"Me parece que una película no se acaba hasta que no está editada, porque sobre la marcha ves si los personajes te piden más o no. Por eso siempre digo que no sé si estoy haciendo un corto largo o un largo corto", concluye el director Josep Vilageliu.