Lleva más de dos décadas y media dentro de Barricada y no hay indicios de que se vaya a rendir: "El secreto para llegar hasta aquí es que los cuatro pensamos y nunca hacemos planes que superen el día a día", reconoce Alfredo Piedrafita, voz y guitarra de un grupo que hoy festeja su veintiocho cumpleaños en el mapa musical nacional. "Es indigno tratar a un rockero como a un drogadicto que se toca las pelotas", critica uno de los cuatro componentes que completan Enrique Vi-llarreal, "El drogas", Javier Hernández, "El Boni" e Ibon Sagarra, Ibi. Todos ellos se darán cita el próximo sábado en el aparcamiento del Parque Marítimo de Santa Cruz de Tenerife, escenario de un concierto previsto a las 22:00 horas.

¿Hay algún secreto que explique esos veintiocho años de actividad musical?

Hacemos lo que nos gusta e intentamos disfrutar el momento porque cuando dejas de trabajar la cabeza se atonta. La clave está en no conformarte con el éxito, ya que éste es efímero. Siempre hay que buscar algo nuevo, no agarrarte a una fórmula ganadora. Si hubiéramos apostado por una idea permanente, un estilo sin margen para evolucionar, Barricada se habría disuelto hace años.

¿Por qué es más complicado un proceso de desintegración en una banda de rock?

Eso es cierto (ríe)... No sé si tiene mucho que ver con el género o no, pero es verdad que la supervivencia es más larga en una banda en la que todos son iguales que en otra con un único líder y músicos que entran y salen. Barricada siempre ha funcionado como una unidad en la que cuando uno de sus componentes está mal, ahí aparecen los otros tres para echar una mano. Es inevitable pensar que hemos tenido problemas, pero si hay una idea de conjunto todo es más fácil. La historia de un grupo de rock está llena de algunos episodios dulces y muchos días amargos.

¿Pero existe una regla para continuar "vivos" después de editar veintiún discos?

Un rockero es como un corredor de fondo y, como apuntó Rosendo Mercado, una manera de entender la vida. Barricada jamás ha compuesto un tema pensando en unos beneficios económicos, sino en la posibilidad de ser críticos con esta sociedad. Hay un estilo que define lo que hacemos y que nos ha funcionado, pero siempre debemos ir un poquito más allá para no cansar al público. La gente que viene a uno de nuestros conciertos se lo toma como una cuestión personal y no se le puede engañar tan fácil.

¿Esa mirada periférica y crítica con la sociedad de la que habla se ha transformado con el paso de los años?

No es que se haya transformado o desaparecido, simplemente, es que ahora somos más reflexivos y no tan impulsivos... Esta banda tiene muchas letras de rock urbano que se pueden entender como protesta, pero también escribió al amor, a las infidelidades, la soledad... La provocación es algo que nunca desaparecerá del modelo que defiende Barricada. Hemos nacido así y es imposible cambiar un estilo. Nos podemos reinventar, pero no modificar nuestra forma de entender la música.

¿Pero corren menos riesgos y no tan osados como en los ochenta?

La osadía permanece, pero antes no importaba mucho que te dieras una leche contra una pared cuando sacabas un disco; nos ocurrió con "La araña" o "Indolencia", que el público no recibía bien. Ahora, nos pegamos el mismo cabezazo contra el muro con la única diferencia es que somos algo más mayores (sonríe).

¿Cansa ser la "oveja negra" del panorama musical?

Un poco sí que te harta... Los que hacemos este tipo de rock somos los que menos apoyos recibimos. No hablo de las ayudas oficiales, que no existen, sino en general. Es tremendamente fácil que te hagan desaparecer de la vida pública en cuanto una de tus canciones deja de sonar. Un rockero es un superviviente en una crisis permanente. Por eso no nota en exceso un mal momento económico. Siempre ha tenido que vivir con lo justo. Además, hoy en día es muy fácil castigar a los que tratan de hacer Cultura. No los contratas y punto.

¿Molesta toda esa mala imagen que proyectan sobre los músicos de rock urbano o heavy?

Es un debate que tendría que estar superado hace años. Ya está bien. Nos siguen viendo como personas que generan problemas. Un músico sólo es un vago y un rockero sólo un peludo. Si seguimos esta regla, un músico que hace rock debe ser un vago-peludo. Es indigno tratar a un rockero como a un drogadicto que se toca las pelotas. Hacer un disco -Barricada ha vendido más de un millón de copias- es un proceso muy duro y vivir en una furgoneta no es nada gratificante, pero mucha gente únicamente se queda con lo malo, no con lo mucho que cuesta estar veintiocho años en el mundo de la música.

¿Cuál es su visión sobre la crisis discográfica?

La industria del disco no está bien, pero lo peor es no saber qué es lo que quieren hacer con nosotros en los próximos años.