La gran nube de cenizas procedente del volcán Eyjafjälla, en Islandia, continuó ayer su avance por Europa, generando un caos aéreo a una escala incluso superior al que se produjo a raíz de los atentados del 11-S en EEUU en 2001.

Alrededor de 17.000 vuelos de los más de 29.000 que tenían previsto despegar fueron cancelados a lo largo de la jornada debido al peligro que representa este fenómeno para los aviones, ya que la entrada de este tipo de elemento en los motores puede causar el paro de las turbinas, según confirmaron fuentes de la Agencia Europea para la Seguridad en la Navegación Aérea (Eurocontrol), que precisó que el Reino Unido, Irlanda, Dinamarca, Finlandia, Bélgica, Holanda y la República Checa mantuvieron sus espacios aéreos absolutamente cerrados, mientras que en Suecia, Noruega, Alemania, Francia y Polonia estuvieron clausurados de forma parcial.

En el Reino Unido, las restricciones seguirán hasta al menos las 06:00 GMT de hoy. También Francia ha prolongado el cierre de veinte aeropuertos hasta esta misma hora. Asimismo, Suiza -adonde se esperaba que la nube de cenizas llegara en la medianoche de ayer- no lo reabrirá, al menos, hasta las 08:00 GMT.

Mientras, Finlandia optó por ampliar el cierre total de su espacio aéreo hasta el próximo domingo a las 12.00 GMT, pues se espera una segunda oleada de cenizas sobre Escandinavia durante el fin de semana. Similares medidas se han adoptado también en los países de Europa Central y del Este, donde se aguarda la llegada en breve de la nube de cenizas.

Esta situación ha hecho que las aerolíneas europeas estén registrando pérdidas de ingresos de unos 150 millones de euros diarios, según la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), que, además, agregó que habría que sumar otros costes por el traslado de aeronaves, atención a los pasajeros y el hecho de que los aviones queden inmovilizados en los aeropuertos.

Por último, algunos reconocidos vulcanólogos consideran que las cenizas emitidas a los cielos europeos podrían causar problemas en el tráfico aéreo durante hasta seis meses si la erupción continúa, pero incluso si ésta acaba pronto, el impacto económico para las aerolíneas podría ser importante.