Las labores de búsqueda de los cadáveres, sepultados en las laderas de los cerros que se desplomaron por las lluvias en Río de Janeiro, se complican por las toneladas de tierra desplazadas y el balance oficial de muertos ya asciende a 225, informaron ayer fuentes oficiales.

Las autoridades explicaron que durante la mañana de ayer fueron recuperados otros dos cadáveres en el Morro de Bumba, un cerro de la ciudad de Niteroi, vecina a Río de Janeiro, donde se teme que puede haber sepultadas otras 150 personas.

La tarea de los socorristas, que han retirado de ese lugar 34 cuerpos, se complica porque ya han sido rastreadas las capas más superficiales del deslizamiento y ahora será necesario llegar hasta una profundidad mayor, en medio de las toneladas de lodo, piedras y basura que fueron desplazadas.

El barrio que estaba situado en el Morro de Bumba, que tenía unas cincuenta viviendas, una iglesia, un jardín de infantes y varios comercios, había sido construido hace unos treinta años sobre un antiguo vertedero de basura, lo cual debilitó el terreno y redujo su capacidad para absorber el agua.