Al menos 93 personas resultaron heridas en las primeras cargas contra los manifestantes antigubernamentales en el centro de Bangkok, mientras el Ejército busca recuperar el control de las zonas públicas tomadas por los "camisas rojas".

Los militares han recibido órdenes de sacar del área comercial de la ciudad a los activistas, que se están enfrentando a los soldados con palos de bambú afilados.

En la "tierra de nadie" entre el casco viejo y donde están acampado el grueso de los opositores al Gobierno, éstos hacen lo que pueden para detener el avance de las tropas, apoyadas por unidades de antidisturbios.

La mayoría de los heridos con "camisas rojas", pero también hay unos 30 miembros de las fuerzas de seguridad y un periodista extranjero, cuya identidad o nacionalidad no fue revelada pero que sufrió un impacto de bala en el puente de Phan Na, cerca de la sede del Gobierno.

A media tarde se produjo la primera carga, con gas lacrimógeno y cañones de agua a presión contra un grupo de activistas que había rodeado un cuartel del Ejército.

Poco después, la operación para liberar las áreas tomadas por los "camisas rojas" se fue extendiendo al resto de la ciudad, donde se suspendió el servicio en todas las estaciones del tren elevado.

"Las fuerzas de seguridad llevarán a cabo las acciones oportunas para recuperar el control de las zonas públicas ocupadas por los manifestantes", dijo Panithan Wattanayakorn, portavoz del Ejecutivo.

Wattanayakorn señaló que los "camisas rojas" estaban empleando camiones y otros vehículos para bloquear una concurrida intersección e impedir así que las tropas puedan llegar al barrio comercial, en el que los manifestantes han establecido su centro de operaciones.

Al norte de la ciudad, se reprodujeron las escaramuzas de ayer en el edificio del proveedor de señal de televisión Thaicom, que volvió a cortar la señal de P-TV, un canal de televisión que apoya a los manifestantes.

Uno de los líderes de las protestas había retado al primer ministro, Abhisit Vejjajiva, a que intentara desalojarles por la fuerza.

"Me gustaría decirle que puede venir y cargar contra nuestra manifestación en cualquier momento", afirmó Nattawut Saikuar, uno de los cabecillas del Frente Unido contra la Dictadura y para la Democracia, la plataforma dirigida desde el exilio por el depuesto ex gobernante Thaksin Shinawatra.

Saikuar reiteró que seguirán adelante con su movilización hasta que el Ejecutivo ceda a sus exigencias de disolver el Parlamento y convocar elecciones anticipadas, a lo que se niega Vejjajiva.

Desde el miércoles rige en Bangkok el estado de excepción, que permite al Ejército hacerse con el control de la seguridad, prohibir asambleas callejeras, declarar el toque de queda y censurar a los medios de comunicación.

La medida de emergencia ya ha sido aplicada para suspender P-TV y bloquear varias páginas de Internet por "incitar a la violencia".

Sin embargo, los medios locales dan cada vez más importancia a la posibilidad de que Vejjajiva haya perdido parte del respaldo del Ejército, y algunos soldados son calificados de "sandías", porque por fuera visten de verde pero en su interior simpatizan con los "camisas rojas".

Tailandia sigue inmersa en una profunda crisis política por la enorme división entre partidarios y detractores de Shinawatra, derrocado por un golpe de estado en 2006 y prófugo de la justicia pero que se resiste a abandonar el protagonismo político.

Los "camisas rojas", integrados en su mayoría por las clases humildes de las zonas rurales del noreste del país, consideran que el Gobierno de Vejjajiva es ilegítimo porque no nació de las urnas sino de pactos parlamentarios con diputados tránsfugas.

Este sector de la población recela de la elite de Bangkok, cuyos residentes confían en que puedan tomarse un descanso de las protestas cuando la próxima semana arranque las vacaciones por el Songkran o Año Nuevo budista.