Los cerca de 200 vecinos que residen en la zona de Los Valles, en la parte alta de María Jiménez, llevan más de dos meses sin poder acceder al transporte público dado el mal estado de la vía de acceso. A pesar de que a principios de febrero se realizaron las obras de acondicionamiento de la pista, sólo han servido para permitir la llegada de vehículos todoterreno, por lo que sus habitantes tienen que cargar al hombro tanto la comida de las casas como la de sus animales.

Además, tras la última riada, acaecida el pasado día 1 de febrero, la carretera de acceso a la zona de los Dos Barrancos, Valle Grande, Valle Crispín y Valle Brosque sufre grandes daños en su infraestructura ya que partes del trazado de la misma han desaparecido, así como dos de los puentes en la zona conocida como La Sevillana. Por ello, la línea 916 de Transportes Interurbanos de Tenerife SA (Titsa), que cubría este servicio y era necesaria para muchas familias de la zona que se tienen que desplazar por motivos de trabajo, estudios o sanitarios, no está prestando el servicio.

La falta de acceso de la línea 916 está ocasionando un gran malestar en los vecinos, que realizan diariamente a pie un recorrido que dura cerca de una hora y que se ven obligados, muchas veces, a "negociar" con taxistas que estén dispuestos a adentrarse por una carretera que para Titsa es insegura y conlleva un grave riesgo.

Cansados de esa situación, que afecta aproximadamente a 200 personas, y debido a lo insostenible de las circunstancias y a la lentitud de las obras, han decidido organizarse y demandar soluciones urgentes a este problema.

Por ello, el pasado sábado 27 de marzo se reunieron realizando una actividad de protesta con un taller de creación de una guagua de cartón seguido de una caminata simulando el recorrido que realizaba la línea 916. Con ello, pretenden denunciar la situación de olvido en la que se encuentran por parte de las autoridades competentes, que no han estado ágiles en resolver los problemas que está sufriendo Los Valles. Asimismo, recriminan que las autoridades y empresas públicas sí se pusieran manos a la obra en la zona centro, donde, en menos de una semana, el tranvía y los servicios públicos estuvieron reparados.