La ONG Asociación Canaria de Terapias Creativas (Ascatec) nació en el año 2008 para hacer realidad una idea del psiquiatra Francisco Pulido, director del Plan Insular de Rehabilitación Psicosocial de Tenerife (PIRP). Su intención era paliar la sintomatología de personas con trastornos mentales graves a través de la terapia de talleres culturales sobre artes plásticas, danza y teatro. Ocho personas se benefician en la actualidad de este último, después de haber sido derivados desde el Sistema Canario de Salud, e, incluso, ya han actuado con éxito ante el público.

El centro cívico y cultural Madres de Mayo, de Padre Anchieta, en La Laguna, acoge cada viernes por la tarde una terapia que, según todas las fuentes consultadas, produce efectos terapéuticos muy beneficiosos en el tratamiento de estas personas.

El responsable del taller de Dramaterapia (su nombre oficial) y de los otros dos es el presidente de Ascatec, el psicólogo Joaquín López. Junto a él, Nayra Caballero es la profesional que se ocupa de manera específica del curso que imparte Juan Carmona, actor y director teatral.

Una vez a la semana, el proyecto, subvencionado por el IASS del Cabildo, se hace realidad para ocho personas, de entre 21 y 53 años. Samira, Conrado, Alberto, Ana, Patiño (ya que se presentó con su apellido), Alicia, Cecilio y Tomasa. Proceden de diferentes puntos de Tenerife, aunque la mayoría reside en el área metropolitana Santa Cruz-La Laguna.

Todos aseguran de inmediato que les gusta el teatro y, sobre todo, que les ha servido para mejorar su problema mental, que abarca distintas variables en cuanto a tratamiento y síntomas.

Actualmente ensayan "El urólogo" y "El Muerto", dos obras, de un cuarto de hora de duración cada una, debidas a Morales Lomas e incluidas en lo que el propio autor denominó "Teatro caníbal":

Como ejercicio de interpretación y siguiendo, según Carmona, el clásico método Stanislavsky, los actores suelen representar fragmentos de "La Matanza de Acentejo", pieza creada por el profesor, en la que los intérpretes encarnan a Tinguaro, Benchomo, la princesa, los castellanos, los guanches o el narrador de la historia.

Ante EL DÍA se esmeran en sacar adelante la representación, y aunque los nervios juegan alguna mala pasada, solventan la papeleta de manera notable. Ya son unos veteranos de las tablas.

El profesor explica el proceso desde su inicio: "Los comienzos fueron muy complicados porque les costaba aprenderse los diálogos, pero como a cualquiera; no hay diferencia con otros actores aficionados. Ahora, vamos a doblar el número de clases por semana y afrontar el reto de nuevas actuaciones en público".

El grupo ya ha actuado en dos ocasiones. La primera, en octubre del año pasado, durante la Semana de la Salud Mental en el salón de plenos del Cabildo ante unas 200 personas, muchas de ellas amigos y familiares. La cerrada ovación final fue el premio a su esfuerzo.

En noviembre del año pasado repitieron en Guía de Isora y la próxima estación en su desarrollo artístico será el teatro Leal de La Laguna en fechas aún por definir.

Carmona aclaró: "Hacemos ejercicios de relajación o de voz como cualquier otro grupo de teatro. La intención es que aprendan la técnica y el método, pero, sobre todo, que disfruten muchísimo de lo que hacen. Por mi experiencia puedo decir que mejoran".

Nayra Caballero casi se emociona cuando comenta: "Tienen mucho instinto y saben cuándo se encuentran bien o mal. Ha habido crisis y recaídas, pero, en general, el teatro les beneficia muchísimo, tanto en la idea de formar parte de un colectivo como en la mejora individual. Es como un desahogo para ellos. pues esperan con muchas ganas que llegue el viernes para asistir a las clases".

Los protagonistas de esta historia se quedaron ensayando la próxima obra que representarán. El método supone casi un fin en sí mismo para ellos, pero también el medio para mejorar y superar, como cualquier otro actor, el temido miedo escénico, en el teatro y en la vida.