Las oligarquías de Tenerife y Gran Canaria alimentaron la división insular entre 1850 y 1939 con la intención de garantizarse su respectiva hegemonía en sus relaciones económicas con el poderoso imperio británico, según afirmaban los obispos de las diócesis de las Islas en las cartas que remitieron en esa época al Nuncio del Papa en Madrid.

Así lo han desvelado los doce investigadores del Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias (Istic) dirigidos por el director de su departamento de Historia de la Iglesia, Elías Zait, que han trabajado en el Archivo Secreto Vaticano en los dos últimos años en la digitalización de 1.300 documentos de los fondos de las diócesis canarias existentes en la Nunciatura de Madrid, a los que nadie había accedido hasta ahora.

Uno de ellos gira en torno al origen del llamado pleito insular, dijo, un conflicto que obispos de la época como Adolfo Pérez Muñoz, Ángel Marquina Corrales, Miguel Serra y Sucarrats o Antonio Pildain y Zapiain, por la Diócesis de Canarias; o Fray Albino, Gabriel LLompart, Rey Redondo o Ramón Torrijos, por la Nivariense, trataron en sus misivas al Nuncio del Papa en Madrid "criticando la labor de desunión que tenían los oligarcas respecto de la sociedad canaria".

Y es que, según manifestaron en sus escritos los jerarcas eclesiásticos, ante el interés que suscitaban como lugar de tránsito necesario, los puertos de las dos capitales de provincia canarias en las relaciones comerciales con el poderoso Imperio británico, las oligarquías de La Laguna y Las Palmas de Gran Canaria no dudaron en alimentar la división territorial para tratar de asegurarse la hegemonía de una isla sobre otra con el fin de ganar protagonismo.

Se trata de textos económicos, políticos, sociales, cartas privadas de obispos o presidentes de cabildos, anuncios al embajador, informaciones periodísticas y todos los documentos que se enviaban al Nuncio del Papa en Madrid desde instituciones canarias, que "hoy son históricos, pero que en aquella época formaban parte del día a día de las Islas", explicó Zait en una entrevista.

El historiador destacó que esta investigación, cuya calidad ha propiciado que el director del Archivo Secreto Vaticano, Monseñor Sergio Pagano, se desplace a Canarias para asistir a su presentación en las XIII Jornadas de Historia de la Iglesia en Canarias, que se celebran esta semana en las dos capitales de provincia de las Islas, "rebaten noticias y cuestionan hechos históricos" sobre el archipiélago.

En unos años en los que entre el 80 y el 85 por ciento de la población canaria vivió bajo el umbral de la pobreza, según los testimonios de los obispos destacados en las Islas, algunos de ellos, como Marquina, manifestaron en sus misivas al Nuncio del Papa en Madrid su crítica ante la respuesta de la oligarquía a tanta hambruna.

En los documentos analizados en este proyecto de investigación, en el que ha colaborado el Cabildo de Gran Canaria, se llega a denunciar que, "mientras se llenaba los bolsillos con el comercio", la oligarquía canaria de finales del siglo XIX y principios del XX "se aprovechó del carácter bondadoso y la religiosidad natural del canario, que le impide sublevarse", una capacidad de aguante que, sin embargo, hizo temer "lo peor" al obispo Serra.

Frente a la desatención con la que abordó la clase alta canaria la precariedad social generalizada que se vivía en las Islas, los documentos analizados en este proyecto testimonian el papel "amortiguador" que jugó la Iglesia Católica, y más concretamente los obispos "con su dinero", y la labor que desarrollaron para "socorrer a los más necesitados" y "dar trabajo" a la mujer, aún cuando ésta no tenía ni derecho a votar, subrayó Zait.

Así, además de propiciar la llegada a las Islas de congregaciones de caridad, como la de Las Hijas de la Caridad, Los Padres Paúles, los Misioneros Claretianos o los Salesianos, que se encargaron de atender colegios, hospitales, orfanatos, lazaretos y comedores gratuitos, el obispo Padre Cueto y la Madre Pilar Prieto se decidieron a fundar, en 1908, una orden religiosa propia y exclusiva de Canarias que luego llegó a América y a África: Las Dominicas.

Zait destacó que la fundación de esta orden supuso una revolución porque su fin último fue "dar una profesión de la época, como la de corte y confección o secretaria, a la mujer marginada y sin posibilidades".

Otro obispo que luchó por los más desfavorecidos fue Pérez Muñoz, quien, angustiado por la situación de los operarios del Puerto de La Luz y de Las Palmas que trabajaban en la expansión de Las Palmas de Gran Canaria en un entorno de "pobreza y miseria", creó el Sindicato Obrero Católico para defender sus derechos y dar también trabajo a sus mujeres, además de crear una asistencia sanitaria común y comedores gratuitos.

Este sindicato también atendió a los hijos de estos matrimonios que quedaban solos en casa cuando sus padres se iban al trabajo. Para ellos se creó el Colegio del Carmen.

Elías Zait consideró paradójico que estos testimonios rebatan las críticas que desde la oligarquía se hacía a los miembros de la Iglesia Católica, a los que se acusaba, dijo, de los males de la sociedad de la época, haciendo uso para ello de los medios de comunicación que poseía esta clase social.

Entre las cuestiones que han llamado la atención de los investigadores desplazados al Archivo Secreto Vaticano para realizar este estudio figura una carta que "proyecta un levantamiento militar de la izquierda contra la II República y que no llegó a producirse" algo que habrá que verificar, como mucha de la documentación que se ha digitalizado.

Otra "coincide con lo que se sabe", pero como el resultado de esta investigación sólo se posee desde hace seis meses, queda aún mucho trabajo que cotejar a historiadores e investigadores del Istic, cuyas conclusiones podrían cambiar la historia reciente de Canarias.