La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, se defendió ayer de las críticas a la gestión de su gobierno ante la emergencia originada por el terremoto del pasado sábado, mientras nuevas réplicas del seísmo causaron pánico en Concepción ante la posibilidad de un tsunami.

"Somos todos generales después de la guerra", dijo la mandataria en una entrevista con radio Cooperativa, al ser preguntada sobre la supuesta ineptitud con la que su gobierno ha actuado ante la catástrofe, que alcanzó ayer los 802 muertos y dos millones de afectados.

Bachelet aconsejó "huir a los cerros" ante las réplicas fuertes del terremoto a los habitantes de localidades costeras que fueron arrasadas por un tsunami que siguió al terremoto del sábado.

Su consejo se hizo realidad poco después cuando numerosos habitantes de Concepción y el vecino puerto de Talcahuano comenzaron a correr hacia sectores altos, alertados por los bomberos sobre un eventual maremoto tras un seísmo de 5,9 grados en la escala de Richter que sacudió la zona.

El epicentro, según el Servicio Geológico de EEUU, se localizó bajo el mar a 53 kilómetros al noroeste de Concepción, una de las ciudades más afectadas por el terremoto del sábado.

Algunos encargados de entregar la ayuda y del orden también huyeron, aunque media hora después la situación se calmó cuando oficialmente se descartó la posibilidad de un tsunami.

Demasiado tarde

En Santiago, la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) informó de que el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada había descartado un maremoto. La descoordinación entre ambos organismos impidió el sábado pasado que la población de varias localidades costeras y del archipiélago Juan Fernández, a 600 kilómetros de la costa, se enteraran del peligro hasta que fue demasiado tarde.

Numerosos muertos y desaparecidos y una gran destrucción material fue el resultado de una descoordinación que ha derivado en polémica entre ambos entes, que Bachelet atribuyó ayer a los problemas de comunicación propios de una tragedia tan grande.

Ella misma, dijo, tuvo problemas, pues al pedir un helicóptero para viajar a las zonas más afectadas el aparato tardó cuatro horas en estar a su disposición.

"La verdad es que yo, menos de un hora después del terremoto, estuve en la Onemi y estuve ahí porque intenté comunicarme (telefónicamente) y no obtuve comunicación. Logré comunicarme con La Moneda y luego me fui de inmediato a la Onemi", agregó.

Dijo que en vez de buscar culpables el problema es sacar lecciones para que en el futuro Chile cuente con un sistema de comunicaciones mucho más avanzado tecnológicamente y con una conexión más expedita a través de su compleja geografía.

Agregó que el terremoto abarcó una gran extensión del territorio, en la que se concentra el 80 por ciento de la población chilena.

"Aquí lo que corresponde es ponernos a pensar primero en la emergencia y luego, a la hora de la reconstrucción del país, en qué medidas tenemos que tomar para que obviamente nunca vuelva a suceder algo así", dijo.