"Maura y Canalejas. La difícil reconciliación" es el título del último libro escrito por el notario e historiador tinerfeño Marcos Guimerá Peraza, obra que fue presentada recientemente por el también historiador y miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Cristóbal Robles Muñoz. Este especialista en Historia Contemporánea española siente un gran respeto y admiración por Guimerá Pereza y su obra, a la que tildó de rigurosa, bien documentada y contrastada, cualidades básicas e indispensables para cualquier historiador que se precie.

¿Que destacaría de las investigaciones realizadas por Marcos Guimerá Peraza (MGP). Cuál ha sido su principal aportación a la historiografía canaria y española en general?

La principal aportación de Guimerá Peraza ha sido en el plano de la historia política, y dentro de la historia política la biografía, y dentro de la biografía la aportación de documentos relacionados con las personas sobre las que ha investigado. Por lo tanto, historia política, biografía y documentación.

¿Cómo definiría el estilo de MGP como investigador, su rigor, su metodología..?

Es una persona muy rigurosa tanto en el tratamiento de la documentación que emplea como en las personas que ha estudiado, porque la documentación suele dar las razones de por qué actuaron de esa forma esas personas. Entonces, como él ha utilizado la documentación también termina siendo respetuoso con las personas.

¿Qué obra o investigación destacaría entre las escritas por MGP, quizás la del "Pleito insular"?

La del "Pleito insular", como historia de Canarias y de temas relacionados con el archipiélago, creo que es la más importante. Fundamentalmente, lo que ha hecho es como una especie de historia comparada analizando personajes por parejas, al estilo de Salustio. Un estudio de vidas paralelas.

La obra que vino a presentar usted sobre Maura y Canalejas, ¿qué novedades aporta con respecto a lo publicado hasta el momento?

El mérito fundamental de MGP es que ha recorrido el diario de sesiones de las Cortes y ha ido escogiendo los momentos decisivos de ambos personajes, no solo fundamentalmente momentos de discursos y réplicas por parte del otro. Como los personajes públicos también tienen vida privada, MGP aporta el epistolario entre los dos para entender que, aparte de la representación política en el sentido teatral de la actuación parlamentaria y de la actuación como ministros, los dos fueron presidentes del Consejo, aporta lo que era la relación entre ellos, que da una dimensión muy importante. Creo que unir ambas cosas en un texto tiene un mérito enorme.

¿Cuáles son las principales lagunas que existen en la historia de la vida política en Canarias?

Sobre este tema soy bastante ignorante, pero a título de hipótesis diría que hay un riesgo que comparten con la historiografía, incluso, de Huesca. El riesgo de la historiografía hoy es que sea una historiografía de encargo. Por ejemplo, el Cabildo te encarga un trabajo y haces una cosa defendiendo la posición del Cabildo, entre otras motivos porque no investigas más que el archivo del Cabildo, ¿comprende? Quiero decir que el riesgo de localismo se cuela en la historia a través de estas historias escritas por encargo. En este sentido, lo bueno de MGP es que no escribe la historia por encargo, porque él no vive de la historia. Él es un notario que tiene una profesión de prestigio, incluso como ciudadano de Santa Cruz es muy admirado; y eso le ha hecho que exponga siempre lo que él cree y buscando siempre en otros archivos. Él ha buscado en archivos de fuera de Canarias para tratar de los temas de las Islas y eso es importante. No sé si el resto de la gente que escribe sigue esta orientación de contrastar las investigaciones, o tiene esa otra tendencia inducida por parte de los que tienen dinero para financiar este tipo de investigaciones que les hace crear una historia muy al servicio del poder.

¿Considera que se ha manipulado la historia en España, y en Canarias?

Claro, pero prefiero no hablar de Canarias. Quiero decirle que la última maniobra de manipulación ha sido la identificación de historia con memoria. Ustedes pueden hacer ahí un monumento a cualquier personaje, y eso es la memoria; en cambio, la historia, cuando hurgas, ves la dimensión real de este personaje. La historia es un instrumento de crítica a la memoria, que siempre es selectiva y ¿quién la selecciona?, pues siempre es el poder. De todas formas, si me permite la expresión, la historia que no es historia se convierte en un producto espúreo que se llama historia cortesana. La historia, como diría el poeta León Felipe, es crónica del arzobispo y del rey. Utilizo una metáfora medieval, pero se puede aplicar hoy en día. En España hay que hacer historia y no memoria, porque la memoria es conmemorativa y trata de destacar a aquella gente que nos interesa que figure en el espacio público, sea en la televisión, en la radio o en las editoriales, o en las calles de la ciudad, mientras que la historia lo que trata es de ver la obra real de esta persona o de esa situación.

¿Qué opina de la Ley de Memoria Histórica implantada en España?

La memoria histórica es un tema que se planteó también en otros países, y desde luego los historiadores decentes dicen que eso es un abuso. Es una pena que gente que son catedráticos de Universidad se apunten a esto, como también se apuntarían a una cacería como en los tiempos de Franco.

¿Para qué sirve la Academia de la Historia, quizás para evitar la manipulación?

No, creo que las academias de la Historia sean una expresión de la intervención del poder en el trabajo histórico, por eso son lo que son, la de la Lengua menos, pero las otras sí. Son respetables porque todos los que son académicos son gente de mucha altura. Pero esa manipulación se ve claramente en los términos que se emplearon durante muchos años en el Boletín de la Real Academia en los temas relacionados con los Reyes Católicos y la España imperial...

¿Cree usted que la historia está lo suficientemente presente en la enseñanza?

Si, eso enlaza con otra pregunta que me ha hecho antes. La historia de Canarias, la de Guadalajara, la de Sevilla, se hará presente porque es un elemento de legitimación, pero por ejemplo la historia de las relaciones internacionales, o la económica no están porque eso no le interesa a ningún presidente de ningún sitio. La historia, si no es memoria, pura conmemoración o cortesana, es un instrumento de educación crítica, cosa que parece que ahora no se da mucho. La poca conciencia crítica y profesional que adquiere la gente está en la imagen que da la Universidad Complutense los jueves por la tarde con el botellón. Pero esto es un momento coyuntural que pasará, porque al final siempre gana la gente decente. Eso es una constatación histórica.