EN JULIO de 1977 se produjo en Estados Unidos el mayor apagón mundial conocido y ya famoso en la historia por sus múltiples consecuencias: trastornos importantes de tráfico, bloqueos de ascensores, paralización de redes privadas, desequilibrios en los aparatos eléctricos y medios de comunicación, además de hacer saltar los generadores obligatorios de los centros sanitarios y de colocar en emergencia el tráfico aéreo. Entre otras consecuencias, los registros de nacimiento marcaron al parecer picos récords justo a los nueve meses de producirse el siniestro. Las pérdidas aún son incalculables, pero entre robos, seguros, alimentos, servicios, transporte, etcétera, se calculan pérdidas de unos 3.000 millones de dólares diarios.

Ya ha llovido demasiado desde entonces y en esta nueva ocasión creo que no era la hora oportuna para que aumenten significativamente los nacimientos dentro del periodo de gestación correspondiente. La mayoría de los candidatos y candidatas estaban trabajando o en paro. El desconcierto inicial, en realidad, no lo fue tanto, ya lo esperábamos y hasta extrañados estábamos de que no se fuera la luz. Oye, puntuales los jodidos, a las doce en punto, ¡pumba!, "no power" y a tomar por saco tu tiempo y tu dinero. La otra vez fue bastante peor, pero no por eso, y precisamente por la repetición, el clamor es manifiesto. Estamos hablando de casi un millón de personas.

Los apagones eléctricos son comunes en los países subdesarrollados debido a que no cuentan con un eficiente sistema de distribución, principalmente por razones de costes y financieras. Los motivos para la caída del suministro normalmente estarán en el fallo de alguno de los elementos que componen el sistema, por ejemplo, un defecto de la estación, daños en una línea eléctrica o en la distribución, un cortocircuito, una sobrecarga o, incluso, un error humano en la operación sobre los elementos operativos. Poco a poco vamos aprendiendo. Normalmente aquí siempre se achaca a la caída de un rayo que entró por abajo desde el firmamento. También puede estar producido por los excesos de consumo, que se ve agravado si la red eléctrica no se encuentra totalmente desarrollada. Es decir, que aunque se produzca la suficiente cantidad de energía para abastecer dicho consumo, si no existe una red capaz de distribuir y hacer llegar al usuario la energía, se producirá el apagón.

El soterramiento es necesario en tramos importantes de las líneas que, en anillos no lo suficientemente consolidados, se despliegan en plan poco profesional en estas Islas con tan importante densidad de población y que viven principalmente del turismo. Hay verdaderas chapuzas y aberraciones que usted mismo puede observar.

Nuestras plantas generadoras de electricidad funcionan con derivados del petróleo que deben ser comprados en facturas millonarias que pagamos entre todos sin que se corten un pelín. Ve a presentar cualquier alegación, y de entrada te encontrarás con el número 99B cuando van al ritmo del entierro de la sardina por el 62A. Mínimo, una hora de espera; los países en subdesarrollo no tienen cómo compensar la balanza de pagos, ya que no cuentan con una fuente sólida generadora de ingresos de divisas, lo cual produce una costosa factura eléctrica a los usuarios finales que muchos no pueden sustentar, principalmente la clase baja de la población y los pequeños comerciantes. Esta situación se traduce en constantes apagones eléctricos en diferentes áreas para cubrir el déficit y racionalizar el servicio, véase Venezuela.

Por supuesto que yo no entiendo lo suficiente y, por supuesto, que la tormenta desatada esta vez sobre Canarias fue importante, pero un día determinado, a una hora determinada, en una comunidad de propietarios de Santa Cruz se quemaron las placas de los cinco ascensores, una de las puertas mecánicas de los dos garajes, más los cinco telefonillos, y la empresa no reconoce aún, con la presentación de diferentes informes y piezas quemadas, una subida de tensión. Ya sé que no tiene que ver una cosa con la otra, y parto de que nadie dice nada contra los trabajadores, al revés, pero la empresa, ni en Tenerife ni en otras islas, cuenta con medios a la altura de su teórica responsabilidad. El hecho de que ahora exista una portavoz especializada no cambia las cosas. En este caso se trata de la isla más grande y más poblada, y sólo por eso, siendo además su capital la acumulación vecinal más castigada, es necesaria su actualización e inversión. No más mentiras.

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