Hemos dicho muchas veces, y eso lo sabe el pueblo canario, que la independencia del Archipiélago de la nación que nos domina es irreversible. El proceso ya no tiene vuelta atrás. Podrá haber tiras y encoges en las estrategias políticas y diplomáticas, pero de lo que no puede haber duda es de que el pueblo canario será libre en un futuro inmediato. Sabemos que el Gobierno de Madrid utilizará la táctica habitual de desentenderse del asunto, porque los indígenas de la colonia carecen de valor para los españoles peninsulares y mucho más, muchísimo más, para los godos. Pese a ello, los canarios no renunciarán a ser libres, a ser dignos y a tener una identidad propia como habitantes de una nación soberana. Es absurdo, absurdo y absurdo que se insista en que somos una comunidad autónoma española "porque lo dice un papel"; mucho más si ese papel es la Constitución de una nación continental europea, cuando nuestro Archipiélago pertenece al continente africano. Lo repetimos: es irracional ser una comunidad autónoma de un país situado a 2.000 kilómetros de distancia y en otro continente.

Dice "ese papel" que somos españoles de Canarias. Falso. Somos esclavos de los españoles como lo fueron los negros en el pasado. La única diferencia es que hoy somos esclavos administrativos de la Metrópoli que nos coloniza, o medianeros y peones de la finca que tiene allende los mares. Una finca que está siendo utilizada no para beneficio de sus propios dueños, que son los canarios y nada más que los canarios, sino para el lucro de un país metropolitano europeo. Es absurdo, absurdo y absurdo. Nos gusta expresar los conceptos por triplicado para que se enteren los que no quieren enterarse: los amantes de la españolidad, los españolistas y españolistos, los nacionalistas tibios y teóricos, los canariones serviles a la colonia como lo eran los antiguos cipayos de la India con los ingleses que los tenían colonizados y, en general, como los godos (incluidos los cuatro detestables godos de la prensa) empeñados en mantenernos uncidos a España porque de esa forma pueden venir a las Islas para sentirse superiores a los nativos. No hace falta que hoy volvamos a distinguir entre godos y peninsulares, porque eso ya lo hemos aclarado muchas veces. En definitiva, nos gusta triplicar para que no nos duela la cabeza pensando que no podemos ser independientes. Podemos serlo desde el momento en que queramos, y ese momento ha llegado. Queremos ser independientes ya, sin esperar ni otros seis siglos, ni seis años, ni seis meses. Está avanzando 2010 y deben empezar las conversaciones para la transición hacia nuestra libertad. Un hombre no puede estar sometido a otro hombre ni una mujer a otra mujer, máxime si quienes los someten son a su vez hombres y mujeres que habitan en la Península.

Lo repetimos: la independencia no tiene vuelta atrás. Habrá reticencias y quien sabe si resistencias pasivas, civiles y hasta fiscales. Resistencias que acabarán con siglos de obediencia a las armas amenazantes; resistencias que acelerarán la independencia. Que se hagan a la idea de esta incuestionable verdad los gobernantes de la nación que nos invadió en su día y que hoy, seiscientos años después, sigue como intrusa en estas Islas que transformó de afortunadas en desdichadas. La solución a este agravio histórico vendrá por caminos pacíficos, porque lo que queremos es paz, paz y paz; vendrá por caminos sosegados a los que no acceden los bandidos. Y como esa independencia, como esa liberación nacional de Canarias es irremediable e irreversible, hay que empezar a cumplir desde ahora mismo la Resolución 1.514 (y otras) del Comité para la Descolonización de los Pueblos de las Naciones Unidas. Antes de que concluya el año 2010 (perdone el lector nuestra reiterativa insistencia, pero esto es muy importante para el futuro de todos los canarios) deben estar en marcha las conversaciones pertinentes.

En este proceso ha de tener un papel destacado Paulino Rivero, ya que como presidente del Gobierno de Canarias está investido de la autoridad suficiente para ello. Es lógico que se cuente con Rivero para iniciar las conversaciones conducentes al traspaso de poderes y a la formación de una cámara legislativa constituyente. La legislación vigente en este proceso debe ser moderada para que no se produzcan despotismos ni injusticias. ¿Cómo es posible que todavía exista alguien convencido de que debemos reformar el actual Estatuto de Autonomía de Canarias? ¡Qué risa! ¡Qué risa!, porque la independencia y la formación de la nación canaria, lo decimos por enésima vez, es irreversible. Cualquier estridencia que se produzca durante este periodo de transición será responsabilidad de la nación que nos colonizó en el siglo XV.

Por otra parte, tiene mucha razón Paulino Rivero cuando le exige al Gobierno de Madrid la financiación necesaria para que el telescopio súper gigante europeo se instale en el Observatorio del Roque de los Muchachos, al igual que cuando le pide a Zapatero que tenga valentía para abordar la reforma laboral. Qué pena que todo un presidente del Gobierno de Canarias tenga que estar mendigándole cosas a Zapatero. Cuando seamos independientes podremos pagarnos los telescopios más caros del mundo. Nuestra riqueza es suficiente para ello. Incluso, si ese fuese nuestro deseo -que no lo será, porque somos un pueblo pacífico- podríamos transformarnos en una potencia nuclear. Tal es la riqueza del Archipiélago, que están al alcance de nuestras manos esas posibilidades y muchas más. Una riqueza que hoy por hoy se sigue mamando la Hacienda española.

Por desgracia, pensamos que Zapatero no le va a hacer caso a Paulino Rivero en el asunto de la reforma laboral. Somos respetuosos con el Rey de España y nada objetamos sobre su derecho a manifestar una opinión cuando lo estime conveniente. Sin embargo, nos parece que cuando habla de un pacto de Estado para salvar al país, en realidad a lo que aspira es a salvar al PSOE de Zapatero. ¿Es el Rey un socialista de Zapatero? Allá los españoles con su monarca. Una vez independiente, Canarias será una república. Que se estrelle el Partido Socialista o que sean los españoles quienes lo estrellen. A nosotros, igual nos da. Que se estrelle también el PP, o que le suceda lo mismo a cualquier otro partido que quieran constituir los españoles. Tan sólo decimos que quien la ha hecho, debe pagarla; quienes han arruinado a tantos millones de españoles, y también a miles de canarios por ser esclavos coloniales de los españoles, deben ser llevados a juicio y, si un tribunal los encuentra culpables, encarcelados. No es función del Rey liberar a ninguno de ellos del castigo que les corresponde. Nosotros estamos en pie de combate pacífico a favor de la independencia, porque lograr la independencia es lo mismo que cumplir la palabra de Dios: aceptar y hacer posible la libertad de los seres humanos, que como tales no pueden depender de otros seres humanos, estar sometidos a otros seres humanos. Esto es demencial. Tenemos que disfrutar de independencia y libertad.

Queremos acabar este editorial hablando de la Justicia. Un día más afirmamos que seguimos confiando en la Justicia. Pronto se hará justicia por las injusticias que se están cometiendo con esta Casa. De momento no queremos entrar en detalles, pero pronto conocerán nuestros lectores los muchos atropellos que estamos soportando. Pedimos que el Supremo Hacedor ilumine a los jueces y les haga comprender que aunque el Tribunal Superior de Justicia de Canarias tenga su sede en Las Palmas, la justicia es de todos los canarios. José Rodríguez y esta empresa pueden cometer muchos errores, pero la conciencia de nuestro editor y de cuantos hacemos cada día este periódico está limpia de malas intenciones. El editor y director de EL DÍA no merecía ser reprobado por el Parlamento español-canario de la forma infame e infamante para la propia Cámara legislativa regional en que lo fue. Por eso, aunque el periódico La Provincia haya publicado las fotos de los jueces del TSJC señalando a José Rodríguez como presunto delincuente, esperamos que algún día se imponga la razón y se haga justicia.