TENGO que admitir, como universitario que soy, que me ha desagradado leer en este periódico que el miércoles día 3 de febrero la Universidad de La Laguna iniciará su lucha contra la implantación de una Universidad privada en La Orotava, proyecto que viene promoviendo el Ayuntamiento de la Villa desde hace años y cuyo planeamiento urbanístico ya está dispuesto.

Para esa fecha, el centro universitario lagunero tenía previsto aprobar, por sus órganos de gobierno, una declaración institucional que rechazara la instalación de ese centro superior europeo en la Villa tinerfeña, advirtiendo de que el enfrentamiento no es aún frontal, sino sólo una demostración del rechazo al proyecto que, dicen los señores componentes del Consejo, "puede producir distorsiones de largo alcance en la institución pública", como reducción de su alumnado y merma significativa de su presupuesto. Ahí les duele a los señores profesores, que no quiero decir que teman la baja de sueldos y hasta el paro laboral que ya sufre la totalidad de la clase trabajadora.

Sinceramente, creo que los supuestos males apuntados para el centro público no me parecen ni serios ni razonables ni justos y sí dañinos y perjudiciales para una parte de la sociedad, joven en su mayoría, que va a tener cerca un centro universitario y no tan lejano para muchos como la urbe lagunera. A ese Consejo y a esos profesores de la ULL habría que recordarles otras cosas que no se toman tan a pecho como la lucha contra la Universidad de La Orotava. Un servidor, en su tiempo, recibió el primer palo de la Universidad de La Laguna cuando su vocación por las Matemáticas se estrelló con la falta de esta facultad en la Universidad, que entonces sólo tenía Derecho, Químicas y Lenguas Clásicas. Mi padre no podía mandarme ni a Madrid ni a Barcelona, donde sí había Facultad de Ciencias Exactas, a las que fueron compañeros míos de bachillerato. Ahora la ULL tiene más facultades, pero ¿dónde está esa Escuela Superior de Arquitectura que posee la Universidad de Las Palmas? ¿Dónde la Escuela de Ingenieros Industriales? ¿Dónde un montón de estudios que sí se encuentran en Las Palmas? ¿Dónde las gestiones, peticiones y reclamaciones de ese Consejo y esos profesores para poner la ULL a la altura de la canariona? Ahora, repito, preocupa la falta de matrículas y la bajada del presupuesto, y por eso se quiere borrar del mapa a la universidad de la competencia, como han hecho los comerciantes establecidos con los hipermercados.

Si la ULL tuviera más facultades, más centros e hiciera promociones -que no hace ninguna ni por equivocación- para la captación de estudiantes, sería ella la que hiciera competencia a las privadas y no habría por qué iniciar una lucha, que se anuncia encarnizada contra la Universidad de La Orotava, que sería innecesaria. Modestamente, recomiendo a los señores del Consejo que se pongan a la obra en lugar de pasar a las trincheras para empezar la anunciada ofensiva contra el centro superior orotavense.