El ex primer ministro británico Tony Blair envió una serie de mensajes secretos al ex presidente de EEUU George W. Bush durante el año anterior a la invasión de Irak en los que comprometió el apoyo militar de Londres si finalmente había guerra, según fue revelado ayer en una comisión investigadora.

El revelador dato fue dado a conocer ayer durante la comparecencia de Alastair Campbell, ex jefe de prensa de Blair, ante la comisión que investiga la preparación del conflicto, el desarrollo de la guerra y los planes para la reconstrucción de Irak.

En la correspondencia privada destapada ayer por la comisión, Blair aseguraba que el Reino Unido "estaría ahí" si se llegaba a la decisión de invadir Irak para derrocar a Sadam Husein.

Campbell reconoció la existencia de esos mensajes, que Blair envió a Bush en un momento en el que públicamente insistía en que la diplomática era la opción principal para convencer a Bagdad de renunciar a sus armas químicas y biológicas, un arsenal de destrucción masiva que nunca apareció.

"El primer ministro escribió un montón de notas al presidente. Diría que el tenor de las mismas era del tipo: Compartimos el análisis, compartimos la preocupación, vamos a estar a su lado para asegurar que Sadam Husein cumpla con sus obligaciones y que Irak es desarmado", explicó Campbell, quien recordó que Blair añadía en sus notas a Bush que "si eso no se podía lograr diplomáticamente y se tenía que hacer militarmente, el Reino Unido estará ahí".

Los mensajes fueron considerados alto secreto y sólo fueron conocidos por un pequeño círculo de personas, según admitió quien fue uno de los más estrechos colaboradores de Blair en aquellos días. Ese grupo de "elegidos", según relató Campbell, lo formaban él mismo, el asesor de Blair en asuntos de política exterior, David Manning, y muy posible el entonces titular de Exteriores y actual ministro de Justicia, Jack Straw.

El actual primer ministro, Gordon Brown, que entonces estaba al frente de la cartera de Economía, no fue incluido en "el círculo más cercano" con el que Blair consultaba las decisiones de más importancia con respecto a Irak, según Campbell.

Los mensajes permanecen en secreto y la comisión no hizo referencia acerca de su posible publicación.

La de Campbell fue una comparecencia larga -cinco horas- y esperada, dado que conoce mejor que nadie lo que ocurrió entre bastidores en los meses previos a la operación militar.