HEMOS dicho en múltiples ocasiones que un editorial de EL DÍA es un artículo de fondo que recoge pensamientos con cierta trascendencia. Por eso antes, también lo hemos manifestado en múltiples ocasiones, los editoriales eran denominados "el fondo". En consecuencia, lamentamos tener que iniciar estas líneas ocupándonos de un analfabeto. Un individuo al que podemos calificar de "mentiroso compulsivo" sin necesidad de utilizar las comillas. Un amanuense incapaz de escribir ni siquiera lo que se le dictaba, que ha sido denunciado por la dirección de este periódico (en estos días recibirá la citación correspondiente, aunque a lo mejor la ha recibido ya y por ello escribe de nosotros con tanta rabia), y que volverá a serlo ahora por confianzudo, por irrespetuoso y por ser una calamidad. No sabe puntuar, desconoce la buena gramática y hace gala constantemente de una pobre sintaxis y pobre vocabulario. Por si fuera poco, está al servicio de sus amos canariones y, como godo que también es, lame todos los días la botas de quienes nos oprimen colonialmente. La gente sabe todo esto y no lee su periódico, relegado a un lugar insignificante en Canarias.

Piensa el ladrón que todos son de su condición, y el mentiroso que todo el mundo miente. Quien miente es él. Miente descaradamente cuando dice que fue testigo, en una recepción de cierto capitán general, de una llamada de atención a José Rodríguez; un acto del que, según dice, el editor de EL DÍA salió abochornado y con la cara colorada, casi morada de vergüenza. ¿Confunde este godo los colores, o quizás tiene demasiado presente el tinte capilar, también colorado, de otro godo tan mentiroso y anticanario como él? Cuántas mentiras cochinas las de uno y otro sujeto, aunque especialmente las que dice el ágrafo amanuense que nunca supo escribir ni siquiera al dictado. Para empezar, nunca lo hemos visto en un acto o recepción militar porque no lo invitan. Puede estar seguro de que deberá responder en los juzgados por lo que ha dicho, por lo que ha escrito, que es gravísimo, y que implica a una altísima autoridad y, lo que es peor, una solemne mentira, porque ni estuvo ni pudo ser testigo de algo que no ocurrió. ¡Qué inconsciente! Cómo le puede el odio contra los nativos canarios amantes de la libertad, de su tierra. Ya ha sido demandado, como decíamos, por faltarle al respeto en el orden personal a José Rodríguez, además de otras felonías suyas que pronto saldrán a la luz.

Los godos al servicio de Las Palmas y de los amos de esta colonia son capaces de las mayores bellaquerías con tal de que no consigamos nuestra libertad. Pronto se van a encontrar con la pared en frente, porque el pueblo canario los tiene calados. A nadie más van a engañar en estas Islas con su piquito de oro. Ahí tenemos el ejemplo de otro de los cuatro godos de la prensa (uno que huye del agua y detesta el jabón) completamente caído en desgracia. Ya no puede extorsionar a políticos y empresarios. Pronto hablaremos de sus andanzas en Guinea, donde lo pasaron por la piedra, y de otras cosas.

También se ha sumado a esta ristra de insultos contra el editor de EL DÍA un periódico digital canarión afín a la causa socialista. No nos vamos a ocupar de un seminarista fracasado y reconvertido a camarero antes de ejercer como periodista de poca monta. Tan sólo le decimos que "don Pepito" -diminutivo que él utiliza para ridiculizar a José Rodríguez- y EL DÍA lo van a llevar a la ruina definitiva, y después a su desaparición total de la prensa de estas Islas. Y pasamos a otro tema, que ya es hora.

Ayer acabábamos nuestro comentario con la afirmación de que somos víctimas de algunas sentencias judiciales. Sentencias que acatamos, aunque nos son desfavorables, por respeto a los tribunales. Aún confiamos en la Justicia. Sin embargo, no podemos dejar de citar tres casos en los que hemos sido claramente perjudicados. El primero es una condena sufrida tras la demanda interpuesta por cierto individuo al que jamás citamos por su nombre. Un godo que detesta a los canarios y que dejó arruinada a su empresa. No veían la hora de quitárselo de encima. Al final, lo consiguieron; por lo que sabemos, están muy contentos. El segundo caso también lo hemos comentado otras veces. Un abogado se dedicó a dar un mitin contra la línea editorial de EL DÍA, en vez de ceñirse a defender a su cliente que había sido denunciado por la dirección de esta Casa. El tercero de los casos es el más inconcebible de todos. Un profesor de la Universidad de La Laguna se permitió llamar a José Rodríguez, como publicamos en su día, "vocero del Movimiento Nacional durante la dictadura", "diarreico editorial", "miserable y desgraciado individuo", "tarugo", "fascista anticanario", "charca de letras", "rémora del franquismo", "diario que agasaja a los generales", "enfangarse cada día en su propia porquería", "engendro", "bajeza moral", "analfabeto", "basura canallesca", "xenófobo" y "fascista" entre otras injurias y calumnias. La demanda que interpusimos contra él no ha sido aceptada. La jueza o el juez encargado del caso no lo ha admitido a trámite y dedica muchos folios a distinguir entre calumnias e injurias. Hemos apelado, al igual que en los dos casos anteriores, pero el insultador ha quedado impune de momento. Como se ve, mientras a nosotros nos condenan sin citar, otros se van de rositas después de insultarnos impunemente. Respetamos a la Justicia -insistimos en ello-, pero lamentamos la falta de imparcialidad de algunos jueces, como los que calificaron a José Rodríguez de presunto delincuente en un diario de Las Palmas.

No podemos dejar de creer en la Justicia porque esperamos que en Canarias haya Justicia y se restablezca nuestro honor. Una democracia sin Justicia es una tiranía, y las tiranías no son buenas porque matan a la gente. Una tiranía es como una epidemia de peste para una democracia. Afortunadamente, algunos canarios de bien luchan por que esta tierra recupere la libertad que le fue arrebatada hace seis siglos. La gente se echa las manos a la cabeza porque esto no puede continuar así. La corrupción es galopante; los políticos están exprimiendo al pueblo. Los partidos políticos y otras fuerzas vivas, como las llamamos nosotros, han tomado el poder de forma irregular y hacen un uso abusivo de él. ¿Cómo es posible que Canarias siga siendo una colonia? ¿Cómo es posible que todavía haya un canario o una canaria (lo decimos por lo del epiceno) que crea que somos españoles? ¿Cómo hay uno o una que crea que estando colonizados podemos vivir mejor que siendo una nación libre? Durante seis siglos hemos sufrido amenazas físicas para impedir que no nos sublevásemos contras los tiranos que nos esclavizan. Hoy ya no nos amenazan pero nos exprime la Hacienda española. ¿Por qué ha venido a Canarias ese medio millón de personas foráneas que ahora nos sobran? Lo decía en nuestra edición del pasado domingo José Luis Concepción, presidente del Movimiento Patriótico Canario: "Si del último medio millón de personas que han llegado se fuera sólo la mitad, no habría nadie en paro, y mucho menos si no tuviésemos tantas empresas foráneas llevándose las ganancias".

Esas personas y empresas han venido a las Islas porque desde antiguo Canarias ha sido considerada una tierra afortunada. Un paraíso del que se beneficia España. ¿Por qué viene la banca española y de otros países europeos? Sencillamente, porque aquí hay dinero. Es desesperante que tengamos abiertas las puertas de la libertad y por temor a las amenazas estemos encerrados, sometidos a los españoles y, lo que es peor, a los godos. José Blanco no le hace caso a Paulino Rivero. ¿Por qué ha de haber hambrientos en Canarias, con toda la riqueza que tenemos en explotación y en potencia? Por una sencilla razón que también manifiesta José Luis Concepción: "porque el Estado español es el que recauda los impuestos y el que controla los puertos y aeropuertos, aparte de no poder tener fronteras propias, según los acuerdos de Montego Bay de 1982. Por esto se verá obligada España a cumplir el mandato de la ONU o será responsable de las consecuencias".

Añade el presidente del Movimiento Patriótico que "llegado el momento, durante el periodo de transición, se constituirá un gobierno provisional y se elaborará una Constitución ejemplar para el futuro Estado canario. Carta Magna en la que intervendrán diversas personas cualificadas para someterla posteriormente a referendo para su aprobación". Totalmente de acuerdo con lo expresado por este patriota.

Canario, sé libre. No permitas que te consideren como un cero a la izquierda. No eres español ni ultraperiférico, sino habitante de una nación que puede ser muy poderosa. Canario, que no te levantes un día con las fuerzas marroquíes dominándote, una vez entregado por España a Marruecos. Canario, extiende tus alas y vuela libre.

HEMOS dicho en múltiples ocasiones que un editorial de EL DÍA es un artículo de fondo que recoge pensamientos con cierta trascendencia. Por eso antes, también lo hemos manifestado en múltiples ocasiones, los editoriales eran denominados "el fondo". En consecuencia, lamentamos tener que iniciar estas líneas ocupándonos de un analfabeto. Un individuo al que podemos calificar de "mentiroso compulsivo" sin necesidad de utilizar las comillas. Un amanuense incapaz de escribir ni siquiera lo que se le dictaba, que ha sido denunciado por la dirección de este periódico (en estos días recibirá la citación correspondiente, aunque a lo mejor la ha recibido ya y por ello escribe de nosotros con tanta rabia), y que volverá a serlo ahora por confianzudo, por irrespetuoso y por ser una calamidad. No sabe puntuar, desconoce la buena gramática y hace gala constantemente de una pobre sintaxis y pobre vocabulario. Por si fuera poco, está al servicio de sus amos canariones y, como godo que también es, lame todos los días la botas de quienes nos oprimen colonialmente. La gente sabe todo esto y no lee su periódico, relegado a un lugar insignificante en Canarias.

Piensa el ladrón que todos son de su condición, y el mentiroso que todo el mundo miente. Quien miente es él. Miente descaradamente cuando dice que fue testigo, en una recepción de cierto capitán general, de una llamada de atención a José Rodríguez; un acto del que, según dice, el editor de EL DÍA salió abochornado y con la cara colorada, casi morada de vergüenza. ¿Confunde este godo los colores, o quizás tiene demasiado presente el tinte capilar, también colorado, de otro godo tan mentiroso y anticanario como él? Cuántas mentiras cochinas las de uno y otro sujeto, aunque especialmente las que dice el ágrafo amanuense que nunca supo escribir ni siquiera al dictado. Para empezar, nunca lo hemos visto en un acto o recepción militar porque no lo invitan. Puede estar seguro de que deberá responder en los juzgados por lo que ha dicho, por lo que ha escrito, que es gravísimo, y que implica a una altísima autoridad y, lo que es peor, una solemne mentira, porque ni estuvo ni pudo ser testigo de algo que no ocurrió. ¡Qué inconsciente! Cómo le puede el odio contra los nativos canarios amantes de la libertad, de su tierra. Ya ha sido demandado, como decíamos, por faltarle al respeto en el orden personal a José Rodríguez, además de otras felonías suyas que pronto saldrán a la luz.

Los godos al servicio de Las Palmas y de los amos de esta colonia son capaces de las mayores bellaquerías con tal de que no consigamos nuestra libertad. Pronto se van a encontrar con la pared en frente, porque el pueblo canario los tiene calados. A nadie más van a engañar en estas Islas con su piquito de oro. Ahí tenemos el ejemplo de otro de los cuatro godos de la prensa (uno que huye del agua y detesta el jabón) completamente caído en desgracia. Ya no puede extorsionar a políticos y empresarios. Pronto hablaremos de sus andanzas en Guinea, donde lo pasaron por la piedra, y de otras cosas.

También se ha sumado a esta ristra de insultos contra el editor de EL DÍA un periódico digital canarión afín a la causa socialista. No nos vamos a ocupar de un seminarista fracasado y reconvertido a camarero antes de ejercer como periodista de poca monta. Tan sólo le decimos que "don Pepito" -diminutivo que él utiliza para ridiculizar a José Rodríguez- y EL DÍA lo van a llevar a la ruina definitiva, y después a su desaparición total de la prensa de estas Islas. Y pasamos a otro tema, que ya es hora.

Ayer acabábamos nuestro comentario con la afirmación de que somos víctimas de algunas sentencias judiciales. Sentencias que acatamos, aunque nos son desfavorables, por respeto a los tribunales. Aún confiamos en la Justicia. Sin embargo, no podemos dejar de citar tres casos en los que hemos sido claramente perjudicados. El primero es una condena sufrida tras la demanda interpuesta por cierto individuo al que jamás citamos por su nombre. Un godo que detesta a los canarios y que dejó arruinada a su empresa. No veían la hora de quitárselo de encima. Al final, lo consiguieron; por lo que sabemos, están muy contentos. El segundo caso también lo hemos comentado otras veces. Un abogado se dedicó a dar un mitin contra la línea editorial de EL DÍA, en vez de ceñirse a defender a su cliente que había sido denunciado por la dirección de esta Casa. El tercero de los casos es el más inconcebible de todos. Un profesor de la Universidad de La Laguna se permitió llamar a José Rodríguez, como publicamos en su día, "vocero del Movimiento Nacional durante la dictadura", "diarreico editorial", "miserable y desgraciado individuo", "tarugo", "fascista anticanario", "charca de letras", "rémora del franquismo", "diario que agasaja a los generales", "enfangarse cada día en su propia porquería", "engendro", "bajeza moral", "analfabeto", "basura canallesca", "xenófobo" y "fascista" entre otras injurias y calumnias. La demanda que interpusimos contra él no ha sido aceptada. La jueza o el juez encargado del caso no lo ha admitido a trámite y dedica muchos folios a distinguir entre calumnias e injurias. Hemos apelado, al igual que en los dos casos anteriores, pero el insultador ha quedado impune de momento. Como se ve, mientras a nosotros nos condenan sin citar, otros se van de rositas después de insultarnos impunemente. Respetamos a la Justicia -insistimos en ello-, pero lamentamos la falta de imparcialidad de algunos jueces, como los que calificaron a José Rodríguez de presunto delincuente en un diario de Las Palmas.

No podemos dejar de creer en la Justicia porque esperamos que en Canarias haya Justicia y se restablezca nuestro honor. Una democracia sin Justicia es una tiranía, y las tiranías no son buenas porque matan a la gente. Una tiranía es como una epidemia de peste para una democracia. Afortunadamente, algunos canarios de bien luchan por que esta tierra recupere la libertad que le fue arrebatada hace seis siglos. La gente se echa las manos a la cabeza porque esto no puede continuar así. La corrupción es galopante; los políticos están exprimiendo al pueblo. Los partidos políticos y otras fuerzas vivas, como las llamamos nosotros, han tomado el poder de forma irregular y hacen un uso abusivo de él. ¿Cómo es posible que Canarias siga siendo una colonia? ¿Cómo es posible que todavía haya un canario o una canaria (lo decimos por lo del epiceno) que crea que somos españoles? ¿Cómo hay uno o una que crea que estando colonizados podemos vivir mejor que siendo una nación libre? Durante seis siglos hemos sufrido amenazas físicas para impedir que no nos sublevásemos contras los tiranos que nos esclavizan. Hoy ya no nos amenazan pero nos exprime la Hacienda española. ¿Por qué ha venido a Canarias ese medio millón de personas foráneas que ahora nos sobran? Lo decía en nuestra edición del pasado domingo José Luis Concepción, presidente del Movimiento Patriótico Canario: "Si del último medio millón de personas que han llegado se fuera sólo la mitad, no habría nadie en paro, y mucho menos si no tuviésemos tantas empresas foráneas llevándose las ganancias".

Esas personas y empresas han venido a las Islas porque desde antiguo Canarias ha sido considerada una tierra afortunada. Un paraíso del que se beneficia España. ¿Por qué viene la banca española y de otros países europeos? Sencillamente, porque aquí hay dinero. Es desesperante que tengamos abiertas las puertas de la libertad y por temor a las amenazas estemos encerrados, sometidos a los españoles y, lo que es peor, a los godos. José Blanco no le hace caso a Paulino Rivero. ¿Por qué ha de haber hambrientos en Canarias, con toda la riqueza que tenemos en explotación y en potencia? Por una sencilla razón que también manifiesta José Luis Concepción: "porque el Estado español es el que recauda los impuestos y el que controla los puertos y aeropuertos, aparte de no poder tener fronteras propias, según los acuerdos de Montego Bay de 1982. Por esto se verá obligada España a cumplir el mandato de la ONU o será responsable de las consecuencias".

Añade el presidente del Movimiento Patriótico que "llegado el momento, durante el periodo de transición, se constituirá un gobierno provisional y se elaborará una Constitución ejemplar para el futuro Estado canario. Carta Magna en la que intervendrán diversas personas cualificadas para someterla posteriormente a referendo para su aprobación". Totalmente de acuerdo con lo expresado por este patriota.

Canario, sé libre. No permitas que te consideren como un cero a la izquierda. No eres español ni ultraperiférico, sino habitante de una nación que puede ser muy poderosa. Canario, que no te levantes un día con las fuerzas marroquíes dominándote, una vez entregado por España a Marruecos. Canario, extiende tus alas y vuela libre.