El empresario Julio de Andrés se ha propuesto dar la vuelta al mundo y seguir las rutas de los navegantes Juan Sebastián Elcano y Magallanes con su bicicleta ecológica, y desde el 1 de mayo hasta diciembre de 2009 ya había recorrido 3.000 kilómetros, al recalar en Tenerife desde la Península. En su paso por la Isla, visitó gran parte de su geografía, con paradas especiales en los lugares más significativos, como las Cañadas del Teide, La Orotava, Puerto de la Cruz, Icod de los Vinos, La Laguna y Santa Cruz de Tenerife, entre otros. Confía en poder conseguir su objetivo en un plazo de tres años. Hasta ahora ha recorrido la Península Ibérica, simulando a los grandes navegantes, y ha adoptado la ruta de África, Canarias y Brasil, hasta descender hasta el Estrecho de Magallanes. En la etapa comprendida por África y Canarias, cruzó el Estrecho de Gibraltar en un catamarán de vela hasta llegar a las Islas, y ahora se trata de retomar la ruta hacia el continente negro. En este sentido, hace un llamamiento a quienes dispongan de veleros que se pongan en contacto con él para dar el salto hacia Hispanoamérica.

En su visita al Puerto de la Cruz, señaló a EL DÍA que "lo realmente llamativo reside en la promoción entre los ayuntamientos del préstamo de bicicletas eléctricas a los ciudadanos, con el consiguiente ahorro energético y menor impacto medioambiental en las ciudades, y con la particularidad de que la electricidad que se genera proviene de la energía solar o por la acción dinámica del viento. La idea consiste en cargar este medio de transporte con placas solares". Al mismo tiempo, resalta las posibilidades cicloturísticas de las Islas, especialmente de Tenerife, y recomienda que las administraciones promuevan más carriles para el tránsito de las bicicletas. "Nuestras bicicletas recargadas con energía solar -agrega- son ideales para todos los terrenos, independientemente de su inclinación, para emplearlas como complemento turístico ecológico y sano".

Su gesto se ha convertido en un reclamo y un ejemplo para el uso de las energías limpias y contribuir a un medio ambiente más saludable. Compagina la dirección de su empresa con la vuelta al mundo, a través de internet y las nuevas tecnologías, y expresa su confianza en dar el salto a Hispanoamérica en las próximas semanas. Durante su corta permanencia en Tenerife sopesó viajar a Mauritania, pero las precarias condiciones de seguridad reinante en ese país magrebí le hicieron cambiar de idea y estudiar rutas alternativas para atravesar la costa oeste de África y seguir rumbo hacia el Nuevo Mundo, concretamente hacia Brasil. No obstante, ya se ha desplazado a Marruecos. Confiesa que "había pensado en la posibilidad de recorrer Mauritania con mi bicicleta y cubierto con una chilaba para despistar, pero creo que eso es bastante arriesgado, pero lo más seguro será embarcar hacia Cabo Verde o desde las Islas Canarias hasta Brasil".

La ruta se inicia en la patria de Magallanes, en Portugal, el 1 de mayo de 2009, con una placa solar acoplada al pescante trasero de la bicicleta, y posteriormente asciende hacia Getaria, al País Vasco, donde nace Juan Sebastián Elcano, y luego desciende hacia Valladolid, donde Carlos V le confiere su apoyo a Magallanes, proporcionándole los barcos en Sevilla. A medidas que surgen las necesidades, se acentúa la inventiva, de ahí que la bicicleta se convirtiera en una especie de carreta solar de dos ruedas, dotada de muchos complementos de comunicación, como GPS y emisoras de radio.

Julio de Andrés llama la atención por donde quiera que circula con su particular bicicleta, equipada con una capota que alberga una placa solar o fotovoltaica con la que se logra accionar la dinamo y permitir el tránsito por calles y carreteras empinadas con mínimo esfuerzo y de acuerdo con las normas del Código de la Circulación, que permite las bicicletas de pedaleo asistido, que consiste en accionar los pedales para que funcione el motor incorporado, y cuando alcanza los 25 kilómetros por hora, se interrumpe. Aclara que "este sistema tiene truco, especialmente para una persona de edad como yo, que se ha embarcado en una vuelta al mundo en bicicleta. Para recargar las baterías dispongo de un vehículo de apoyo provisto de placas solares. La idea primigenia consiste en dar la vuelta al mundo con energía alternativa, ya sea solar, ya sea eólica, puesto que a la bicicleta se le puede incorporar un velamen. Si llegamos a un lugar donde sopla el viento, colocamos la vela, y cuando luce el sol, se accionan las placas".

Advierte de que "con mi edad y mi peso, sería realmente complicado emprender una aventura como la descrita si no cuento con tales recursos energéticos alternativos". Julio de Andrés cuenta que hace tres años enviudó y como quiera que uno de sus hijos regenta la empresa, puede hacer realidad su deseo de juventud, dar la vuelta al mundo en una bicicleta. "Primero probé el producto y decidí coger el mundo por montera y me voy".