a primera página de nuestra edición del jueves estaba ilustrada, o iluminada, con la foto de un soldado del Ejército español portando la bandera del país que nos coloniza. En el pie de esa foto decíamos "con un compromiso con la seguridad de todos los ciudadanos de Canarias, se celebró ayer en Santa Cruz de Tenerife la Pascua Militar, cuyos actos estuvieron presididos por el general Medina Cebrián, quien se felicitó por el cálido apoyo de quienes viven en las Islas hacia las Fuerzas Armadas".

Respecto al Ejército tenemos que decir que el anterior jefe del Mando de Canarias, el teniente general José Luis Vega Alba, es un gran militar y una gran persona. Tenemos motivos propios para saberlo, aunque no se despidió de EL DÍA. Suponemos que tuvo razones para ello. Razones que no comprende el corazón. No obstante, EL DÍA sí fue invitado a la recepción en Capitanía General ofrecida por el general Vega Alba con motivo de su despedida. Siempre hemos dicho que el Ejército español destacado en las Islas, convertido ya en una fuerza profesional, ha cumplido loablemente con su cometido. Y aquí hacemos un inciso para recordar al coronel Martínez Inglés, que postuló la conveniencia de unas nuevas Fuerzas Armadas en su ensayo "Mi lucha por un ejército profesional", publicado en 1992. Amadeo Martínez Inglés fue ferozmente perseguido por el entonces Gobierno socialista de Felipe González, cuando sólo pedía lo que hoy se contempla con toda normalidad: una milicia moderna. De la misma forma, EL DÍA es hoy ferozmente perseguido por algunas instituciones debido a su línea editorial en defensa de la libertad de Canarias. Cuando estas Islas sean una nación soberana, lo cual esperamos que ocurra muy pronto, la historia nos dará la razón como se la ha hado al coronel Martínez Inglés.

Al Ejército español siempre lo hemos elogiado. De esta institución destacamos dos méritos incuestionables. El primero, la disciplina. Con disciplina, los militares españoles han podido aguantar las embestidas socialistas contra unas Fuerzas Armadas que en estos momentos no son sólo de España sino también de Europa. El segundo mérito, no menos importante que el primero, es la abnegación; su sacrificio.

Aprovechamos el momento para decir que si el Ejército dejó la base de Hoya Fría en beneficio de la ciudad de Santa Cruz, lo cual es digno de resaltar, ahora quiere ocupar un terreno fértil en Los Rodeos. Se trata de tierras de labor para el cultivo y la ganadería en lo que fue en su día el granero de Tenerife, y que desapareció en gran parte, lamentablemente, cuando se construyó el primer aeropuerto de la Isla. En Tenerife no hay demasiados secarrales. No es el caso de Las Palmas, donde la aridez cunde por todo el territorio, salvo los pinos ralos que rodean al Roque Nublo. Sin embargo, en el sur de Tenerife existen algunos páramos, poco útiles para la agricultura, que podrían ser utilizados por el Ejército para sus nuevas instalaciones. Tiene razón el presidente de la Asociación de Ganaderos de Tenerife, Pedro Molina, cuando se opone a la ocupación de más terrenos en Los Rodeos. Nosotros decimos que el Ejército debería reconsiderar su decisión y, al mismo tiempo, reintegrar a sus usos primitivos incluso el suelo utilizado actualmente con fines militares.

Por otra parte, no sabemos cuánto tiempo más ha de permanecer el Ejército español en Canarias, pues pronto habremos alcanzado la independencia de la Metrópoli. Cuando Canarias sea una nación tendrá o no su propio Ejército. Lo más probable es que no lo posea, como ocurre con países como Costa Rica, que abolió sus Fuerzas Armadas el 1 de diciembre de 1948 -motivo por el cual tuvo un gran reconocimiento mundial- o Andorra. En realidad, Canarias no necesita un Ejército para defender su territorio, pues una vez constituido este Archipiélago en un país soberano estará bajo el manto protector de la OUA, la UE y la ONU. Además, ¿qué puede hacer España para defendernos ante la potencia militar de Marruecos? Las fuerzas magrebíes pueden llegar a nuestras Islas en cuestión de minutos. Por si fuera poco, Marruecos cuenta con el apoyo de Estados Unidos para invadirnos cuando decida tomar posesión de un territorio que de momento, y debido a la terquedad española de mantenernos en nuestra ignominiosa situación colonial, está en su zona económica exclusiva. Sobre Canarias, nos duele decirlo pero es la verdad, se cierne otra Marcha Verde; en este caso, una marcha azul como la han denominado algunos comentaristas. Un movimiento impredecible en el tiempo pero que ocurrirá más pronto que tarde si no logramos nuestra independencia, como decimos, cuanto antes. Frente a las pretensiones marroquíes no hay defensa posible, salvo la de ser un país libre con bandera y asiento propios en los foros internacionales.

Durante los últimos días se ha hablado bastante del proceso de regionalización que está realizando el rey Mohamed VI en su país. El monarca alauita ha incorporado a personas inteligentes a su Gobierno. Gente que dista mucho de ser los chisgarabís que forman el Ejecutivo de Zapatero. Aunque se pongan levitas en los actos oficiales de gala, y pantalones las féminas, siguen siendo unos inútiles políticos. Este proceso de regionalización de Marruecos está siendo silenciado por las agencias de noticias al servicio de la Metrópoli. A España no le interesa que se sepa lo que está ocurriendo para no crear alarma. Una actitud temeraria, casi diríamos que suicida, para el futuro de Canarias. Rabat no ha renunciado a sus mapas, y debemos recordar que nuestro Archipiélago está dibujado con el mismo color que el resto de territorio de ese país.

La libertad de Canarias, esa libertad que el Gobierno español está obligado a devolvernos antes de que concluya este año, no sólo alejaría el inminente peligro de anexión marroquí. También nos permitiría salir de la crisis económica mucho más rápido que España, pues nuestros recursos son inmensos. Para beneficiarnos de nuestras riquezas tanto presentes como potenciales hemos de administrarlas nosotros mismos. No con la podredumbre política actual, que es pura chatarra, sino con nuevos políticos y una nueva política. La corrupción que padecemos está acabando con el bienestar del que disfrutábamos antaño. Canarias, colonizada por España, está a la cabeza del paro español, y España, a su vez, encabeza el paro europeo. Hoy, por culpa del sometimiento colonial a la Península, hay hambre en las Islas. Se habla de banco de alimentos como eufemismo para disfrazar la vergonzosa existencia de los comedores sociales destinados a hambrientos. El hambre ha vuelto a las Islas por culpa de los socialistas de la Metrópoli y de los políticos podridos de otros partidos.

Decíamos hace unos días que de todos los políticos canarios salvamos a tres o cuatro. Muy pocos serán los que estén en condiciones de seguir en la vida pública cuando alcancemos nuestra independencia. Hoy citamos a otras personas del mundo empresarial que también nos parecen válidas, como es el caso de José Fernando Rodríguez de Azero, José Fernando Cabrera, Álvaro Arvelo, Ignacio González Martín, Juan Luis Lorenzo, Ambrosio Jiménez, Antonio Plasencia, José Sánchez Rodríguez, Miguel Concepción y Juan Fuentes Tabares, entre otros más cuyos nombres iremos dando poco a poco.

Este año 2010 tiene que acabar con el proceso de independencia ya en marcha. Al menos deben estar establecidas, antes del 31 de diciembre, las bases para el traspaso de poderes de España a Canarias. En caso contrario, el pueblo saldrá a la calle. De forma pacífica, pero saldrá a la calle y habrá desobediencia y boicot a las disposiciones de Madrid. Sin embargo, con la independencia lo tendremos todo: nuestra libertad, nuestra dignidad, nuestro bienestar y la facultad de relacionarnos con las naciones del mundo que consideremos más oportuno en cada momento y, por supuesto, con España. Podremos volar solos. No como pajarillos temerosos de las rapaces, sino como águilas. Debemos despertar de una anestesia que ya dura mucho y perder el miedo. Nuestra lengua seguirá siendo la española y la inglesa, que es la universal. Y nuestra moneda seguirá siendo el euro, que hoy en día está más cotizada que el dólar. En definitiva, estamos en el año de nuestra libertad. No le tengamos miedo a ser independientes, dignos y libres.