Las exhibiciones de fuegos artificiales que acontecen cada 3 de mayo, en torno a la exaltación de la santa cruz, están arraigadas en el espíritu e idiosincrasia del pueblo de Los Realejos y le han valido el reconocimiento y prestigio nacional e internacional, como lo prueban los numerosos premios obtenidos por la pirotécnica de los Hermanos Toste, con más de dos siglo de historia, todo un referente de un oficio que se transmite de padres a hijos. Seis generaciones de fuegos de artificio en las venas de un oficio que mantiene su impronta pese a la crisis económica y caída del índice de negocio, según pone de relieve a EL DÍA el heredero más veterano de una empresa familiar que ahínca sus raíces desde finales del siglo XVIII, don Marcos Toste, que a sus 84 años, sigue de cerca su evolución y adaptación a los nuevos tiempos. Sin embargo, las riendas del negocio recae en su sobrino Marcos Antonio Toste del Castillo, que, curiosamente, lleva los mismos apellidos que el fundador de la pirotecnia en 1788, Marcos Toste del Castillo, que se encontraba situada en el callejón Siete Fuentes, en el Realejo Bajo, hasta su traslado a la carretera de Icod el Alto, a finales del siglo XX, según explica don Marcos Toste. Agrega que al fundador le siguieron, entre otros Marcos Toste González, Marcos Toste Pérez, y Marcos Toste Siverio, éste último padre de don Marcos Toste. Luego los hermanos Toste, sus sobrinos, los hijos de Rosendo Toste.

La pirotecnia de los Hermanos Toste goza del reconocimiento nacional e internacional, como lo atestiguan los dos primeros y tres segundos premios obtenidos en Mónaco. No obstante, ha mostrado su arte pirotécnico en cinco ocasiones en la fiesta del Príncipe Rainiero de Mónaco y en las de Santa Devota. Ha participado en concursos y certámenes de San Sebastián, Bilbao, Gerona y Valencia.

Don Marcos Toste está inmerso en el arte pirotécnico desde los doce años, alternaba la escuela con la colaboración con su padre en la fábrica. "El trabajo pirotécnico de entonces -indica - comparado con el actual es un juguete. Estábamos mi padre, mi hermano Rosendo y yo, así como otras personas. Agustín y Celedonio también trabajaron en la fábrica, así como José, que falleció hace unos 15 años, una persona entrañable que alternaba los fuegos con la música".

Los Hermanos Toste quemaban, en principio, en la calle del Medio ("casi toda la vida, cuando salía la procesión al mediodía, no se tiraban fuegos, sino tracas y lluvia de cohetes, pero más tarde salía de noche"), ahora lo hacen en la calle del Sol desde hace once años.

Su esencia está entroncada con los hombres y mujeres del municipio que más cruces atesora en la geografía insular, con algo más de 300 repartidas por sus barrios y caseríos, y, muy especialmente, en esa sana rivalidad de los vecinos de las calles del Medio de Arriba y del Sol, que otrora representaban las disputas entre los campesinos y artesanos y las clases acomodadas, respectivamente. Una disputa cuyo origen algunos estudiosos sitúan en 1770.

La exhibición pirotécnica de Canarias por antonomasia y las cruces de mayo fueron declaradas en diciembre fiestas de interés turístico regional por la Comunidad Autónoma, a propuesta de la Consejería de Turismo, en atención a la solicitud cursada por el Ayuntamiento de Los Realejos, con lo que se convierte en las primeras del Archipiélago que ostentan tal distinción, según señaló a EL DÍA el director general de Infraestructuras Turísticas, Sebastián Ledesma. Sin embargo, según aclara don Marcos Toste, aspiran a la declaración de interés turístico nacional.

El fenómeno religioso de la devoción a la cruz en Los Realejos se entiende, entre otros, por el origen histórico de esta tradición y por la difusión y la devoción al Santo Madero, que está relacionada con la presencia franciscana en el municipio. Su origen se busca en la colocación de una cruz en el lugar donde se construiría la iglesia del Apóstol Santiago (primer templo cristiano de Tenerife), a lo que se añade la fundación del convento franciscano de Santa Lucía en los comienzos del siglo XVII, que propició la colocación de cruces en lugares alejados de los núcleos, al borde de los caminos y el establecimiento de los Vía Crucis. En el siglo XVIII continuaron las celebraciones y al iniciarse la segunda mitad del siglo XIX se incrementaron los cultos, incluyéndose enrames, arcos de frutos o parrandas, hasta elegir el 3 de mayo como fiesta local.

El secreto mejor guardado

La recaudación de los fondos para la exhibición de los fuegos artificiales cada tres de mayo es el secreto mejor guardado de las comisiones de fiestas de las calles del Sol y del Medio de Arriba, según coinciden en señalar sus representantes, Agustín Marrero y José Manuel Borges e Isidro Hernández, respectivamente (fotos superiores), quienes agregan que hasta que se quema el último volador o cohete continúa la cuestación, que proviene de los vecinos y visitantes. Tan pronto finaliza la muestra pirotécnica, ya se trabaja en la organización de la del año siguiente. Una fiesta en la que se implica el pueblo y todos colaboran. Ambos valoran la declaración de interés turístico regional en favor de la exhibición pirotécnica y fiesta de las cruces de mayo.

En las fiestas de mayo de 2009 la pirotecnia de los Hermanos Toste quemó en torno a los 4.000 kilos de materiales pirotécnicos, equivalente a 380 kilos de mezcla explosiva.

En la actualidad, la pirotecnia de los Hermanos Toste quema para la calle del Sol y la de los Hermanos Caballer, de Valencia, para la calle del Medio.