EL NOMBRE de Canarias algunos han dicho que viene de can y que puede tener que ver con alguna derivación del latinismo que define al perro. ¡Guau! Lo dudo combativamente, eso no es así, ni tiene nada que ver, pero si fuera por todos los perros y en general animales que desechamos tirándolos a la basura como agua sucia, probablemente nos mereceríamos otra derivación perruna. Tenemos unas estadísticas que nos señalan como bastante irresponsables en este sentido y hay que entender que una parte de la cultura de cualquier sociedad se demuestra en el trato que da a los seres más vulnerables de su entorno. Me parece que suspendemos en eso, tenemos que avanzar en sensibilidad con los animales.

Ahora mismo hay gente (piensen bien si se puede mantener el animal por toda su vida) proyectando regalar una mascota a un niño o a un ser querido en la fiesta de los Reyes Magos. Un perrito, por ejemplo, que si se va a cuidar dándole cariño será una enorme aventura compartida, pero si en el próximo verano va a acabar abandonada a su suerte o dejada al atropello en medio de la autopista, estaremos ante una acción bárbara que desmerece calificativo de racionalidad. Es cruel siquiera decirlo -atropellados-, pero saben ustedes que con frecuencia vivimos esta negra tragedia en nuestras carreteras. No hay derecho. Los códigos internos que, me consta, existen y son vigilados en colectivos como el de los cazadores tienen que seguir también el camino de la exigencia para evitar semejantes desgracias.

A veces, la vida de las personas cambia en los factores más fundamentales en los que puede basarse, pero aun en los más completos naufragios, y esta crisis puede propiciarlo para muchos, no es de recibo el abandono irresponsable de vidas que han pertenecido a lo que se puede entender por familia. Es mejor regalar un excalectric, la muñeca ahorradora o una reproducción del inigualable D. José Vélez, de Telde.

Lo digo, porque de nada parecen servir las campañas de concienciación realizadas, durante estos últimos años destinadas a que la población no abandone los animales domésticos que se obsequian en las fiestas. Las protectoras de animales de Canarias han denunciado cómo en verano se multiplican los casos de abandono hasta en un 500%.

Comentado por Dña. Yahaira Tovar, presidenta de la Asociación para la Defensa y Protección de los Animales de Canarias (Adepac), "he pasado de hacerme cargo de 15 o 20 perros al mes, a tener ahora mismo más de 100 pero en todas las demás asociaciones sucede igual. No podré soportar por mucho tiempo los gastos que tantos animales producen, porque, igual que el resto de las organizaciones que nos dedicamos a esto, apenas se nos subvenciona y, con motivo de la crisis, las aportaciones de los socios se están resintiendo mucho. Yo ya no sé qué pensar. Realmente lo que creo es que todavía no hay concienciación de que se trata de seres vivos que sienten y sufren", dice con tristeza Tovar.

Concienciación, responsabilidad y cariño, todo junto. ¿Nos creemos que los animales son las bolitas del arbolito o las guirnaldas con que se adornan los rincones? Pues no, son seres vivos y la (el) que sea capaz de pensar en sorprender a un chiquillo o al novio con nada menos que una vida para regalar, que medite muy bien sobre las consecuencias y si se puede o no. Este contrato no se puede anular cuando convenga.

Hablando de guirnaldas: las autoridades de Consumo han ordenado la retirada este año de al menos 22 modelos de guirnaldas luminosas ante el riesgo de incendio, choques eléctricos, quemaduras y lesiones, según la organización de consumidores Facua. Entre los motivos que justifican la retirada se encuentran que están fabricadas con cables de un grosor inferior al requerido por la normativa europea, que carecen de protección contra la humedad, que no tienen suficiente resistencia mecánica o que sus conexiones son inadecuadas.

Se alerta de los riesgos de utilizar estos artículos y recuerda que son empleados habitualmente por los niños, suelen estar encendidos muchas horas y, generalmente, sin vigilancia. Según un estudio elaborado por la Comisión Europea, el 30% de las luces navideñas que se comercializan en la UE son peligrosas por el riesgo de incendios o de descargas eléctricas.

No son tonterías, a ver si encima vamos a salir ardiendo. Identifique la seguridad en el empaquetado.