1.- Los empleados de TITSA, según convenio, pueden pasear a sus suegras en la guagua, de baracalofi. Es decir, que la suegra, como el saber, no ocupa lugar, por muy desbaratada que esté, y se puede subir al autobús sin tener que pagar un céntimo, por mor de la negociación sindical en vigor. Toma, coño. TITSA se va por el conducto de la ruina a mamá política limpia y las brujas abanan desde el sillón a los atribulados viandantes. Antañazo, cuando la oprobiosa, había un cartelito metálico en uno de los sillones de las guaguas de la Exclusiva, con la bandera española atravesada, que rezaba: "Asiento reservado para los caballeros mutilados de guerra por la patria". Ahora la empresa del Cabildo deberá colocar una leyenda en el sitio más cómodo del autocar que advierta: "Asiento suegra". Yo dudo que exista en el mundo civilizado un convenio sindical que se ocupe de las madres políticas de los empleados. Yo creo que tienen tanto ya, logran tantas cosas en las negociaciones, que han de inventar algo para mover los convenios de este país que se muere lentamente. Naturalmente que si las suegras viajan gratis, qué decir de las esposas e hijos de los trabajadores de la empresa. Y todavía quieren más. Pues qué bien.

2.- Ignoro el distintivo que llevarán las suegras, si un pañuelo, como la muy caradura de la , o cualquier otra esclarapela propia de su sexo, tal que un rulo, para ser identificada en la puerta del autocar y que el conductor grite: "¡Suegra, pase!". Seguro que las cuatro pájaras que exageran los términos del feminismo hasta el ridículo ya me estarán llamando machista. Pero estas Navidades me he propuesto no ser políticamente correcto y gritar que lo de las madres de TITSA es, en sí, una mamarrachada y también un chollo. ¿Dónde tendría la cabecita el que negoció este convenio por parte de la empresa? Que ni chiquito genio.

3.- En fin, ponga una suegra en su guagua esta Navidad. ¿Cómo va a progresar este país metiendo a las madres políticas en los convenios colectivos, como si fueran los decimales de la morterada? ¿Por qué no crear un Cuerpo de Suegras de Baracalofi, cuya misión sea evitar -o bien regular- la acción de los rabinos en las guaguas y así dar una cierta utilidad a estos ejemplares de convenio colectivo? No hay nadie como una suegra para preservar la moral y las buenas costumbres donde quiera que. ¿Y qué pasa con los suegros, esos honorables caballeros, hartos de ir a buscar el pan, de mirar la obra urbana por un agujero en la valla y de ser tratados como vulgares jubiletas? ¿Acaso ellos no tienen derecho a ocupar, también de baracalofi, los sillones de TITSA? Yo reivindico al suegro como hombre maldecido por la desdicha, frente al pleito continuo e injusto de la suegra/ogro que, encima, viaja gratis. Amén.