Está convencido de que el mundo que él mejor conoce está lleno de héroes e incluso locos capaces de hipotecar todos sus bienes con tal de acariciar el sueño de un artista. Juan Reyes, presidente de la Asociación Canaria de Empresas de Artes Escénicas, Réplica, exalta la lealtad de sus compañeros de profesión en medio de un ciclo financiero tan adverso. "El empresario de las artes escénicas no se rinde ante un revés económico", apunta horas antes de conocer el cuadro de ganadores de la primera edición de los Premios Réplica, gala que se celebrará mañana, a partir de las ocho y media de la noche, en el Auditorio de Tacoronte.

¿Qué sentido tienen los Premios Réplica?

La primera idea es aumentar la capacidad organizativa en torno al sector de las artes escénicas canarias. Los premios también son un referente que busca poner de acuerdo a esta profesión; de alguna manera, es una herramienta de promoción que usamos para dar a conocer cómo está este mundillo en las Islas. Resulta paradójico comprobar que ahora que hay más producciones que nunca, que la calidad ha mejorado y que la demanda de cultura se ha incrementado, lo que ha disminuido son las funciones. Hay un intermediario que normalmente es la administración pública y que, en el caso de Canarias, es el dueño de casi el cien por cien de los espacios que se diseñaron para generar cultura.

¿Cómo "respira" el sector de las artes escénicas en Canarias?

Está vivo, pero eso no significa que no necesite urgentemente la estabilidad que buscamos desde hace un montón de años.

¿Están unidos los artistas?

Todos los sectores tienen sus historias, pero las diferencias que hoy nos separan, por fortuna no condicionan el objetivo final de dotar de una mayor credibilidad a la industria cultural canaria. A todos nos preocupa mucho que las artes escénicas financien cultura. ¿Cómo? Las empresas vamos y actuamos para un ayuntamiento cualquiera, pero, en el mejor de los casos, nos pagan seis u ocho meses después de dar esa cultura. Eso es algo que está por resolver y que, incluso, es menos importante que el hecho de que una compañía tenga una mejor o peor amistad con una administración pública. Réplica se mueve en una única dirección asociada a la defensa de los intereses comunes, puesto que las artes escénicas canarias llevan entre 20 y 25 años buscando un poco de estabilidad.

¿Muchos años de pelea?

Sí, pero ha llegado el momento de generar un acuerdo marco que se pueda integrar en el Plan Estratégico de Cultura con el fin de evitar la precariedad a la que estamos acostumbrados. No es necesario que existan unos sólidos lazos de amistad para defender una causa que es común para las artes escénicas de Canarias. El sector se une cuando le interesa y Réplica se ha mantenido con vida durante estos años porque hay una preocupación general por resolver cuestiones que todavía están en el aire.

¿Se puede hablar de una industria cultural canaria estable?

El público es el cliente final de los productos culturales y para llegar a él hay que diseñar campañas de promoción con mayor regularidad. Los consumidores de cultura necesitan creer que la industria cultural que se hace en Canarias tiene un peso específico.

¿Y lo tiene?

Sí que lo tiene... Sólo hay que salir fuera del Archipiélago para darse cuenta de cómo están las cosas en otros lugares. Partiendo de la idea de que aquí hay de todo, la norma general dice que el nivel artístico que tenemos en Canarias roza la excelencia. Hay argumentos para competir de tú a tú, pero seguimos enzarzados en un debate endogámico que gira en torno a la cantidad de agua que nos rodea. Por fortuna nos hemos sacudido una enorme cantidad de complejos y ahora salimos afuera sin miedo.

¿Cómo valora la alianza sellada recientemente en Arrecife, que favorecerá la movilidad cultural entre una decena de comunidades autónomas?

Si lo que se pretende es exportar un trabajo bien hecho, el resultado de los Premios Réplica ya ha adquirido su certificado de calidad. El ganador debería estar incluido en este plan de movilidad, pero, a su vez, hay que generar una sinergía con productos escénicos que compitan por ser los mejores.

¿Qué espera de la gala de mañana?

Montar esto con 60 mil euros es casi un milagro, sobre todo porque sabes que hay gente buena que lleva años en esto y merece ser galardonada. Si por mí fuera, le daría un premio hasta al público. Tal y como están las cosas en este sector, el hecho de que se pueda organizar una gala para reconocer a los mejores ya supone un triunfo. Espero que haya más ediciones y que los premios sigan aumentando.

¿Por qué la cultura sale tan mal parada cuando los índices económicos se vuelven rojos?

Y la sanidad también. La que está cayendo ahora es la que ha estado cayendo siempre sobre los que nos dedicamos a esto. Hace siglos que el teatro es un enfermo que goza de muy buena salud. La gente está deseando ver cosas en él, pero la realidad es que no siempre hay buenos programadores. Un empresario de los escenarios no cierra su negocio cuando las cosas no salen bien; resiste como puede y lucha más que otros para que un día cambie su suerte. Debilitar el mundo de la cultura es un error que se repite con frecuencia, ya que éste siempre devuelve más dinero del que se invierte en él, aproximadamente cuatro euros por cada uno que nos prestan. Por todo lo que generamos, somos una pieza clave dentro del motor económico que mueve a la sociedad.