Los menores de edad que llegan en cayuco a Canarias tienen conciencia de que son niños, pero algunos no saben con exactitud los años que tienen, duda que se resuelve, en parte, con la prueba ósea de la muñeca que se les practica a su llegada a tierra.

De los más de 1.300 africanos que alcanzaron las costas canarias en pateras o cayucos en el último trimestre del pasado año, casi 90 fueron declarados menores de edad. Los que se enteraron de que tenían 17 años cumplen "su mayoría de edad" en estas fechas, a los doce meses de la llegada.

A pesar de que la prueba de la muñeca es una de las tres más fidedignas, la edad que atribuye al menor tiene un margen de error de medio año.

Este dato les sirve a los chicos para celebrar su mayoría de edad, fecha que coincide con el día en el que llegó su cayuco.

Ese día "vuelven a nacer", bien porque han tomado tierra sanos y salvos, o porque conocen su edad de una forma más aproximada.

De ahí que ante la pregunta de cuántos años tienes, los chicos responden: "Aquí tengo ... (la edad que les ha dicho el médico)". Pero el día en el que cumplen los 18 años no es de alegría para ellos. El drama se agudiza porque el permiso de residencia que mantienen mientras son menores caduca el día en el que cumplen los 18.

Como relataron algunos de los chicos que llegaron el pasado mes de noviembre en cayuco, concretamente a El Hierro, "no sabíamos lo que iba a suceder en el momento de llegar a tierra". Uno de ellos señaló que durante el viaje, "duro y largo", estuvo pensando distintas opciones de salir adelante para "buscarse la vida". Dijo que no sabía que iba a ser acogido "como hijo de la tierra", algo que agracede de corazón, sino que creyó que todos "tendrían que echar a andar para encontrar camino". Su travesía, desde Senegal, duró 14 días, porque la mar estaba con viento y la embarcación se perdió en alta mar. Este pequeño formaba parte de la expedición de 123 personas, de las que cuatro fallecieron por deshidratación. Los últimos cuatro días del viaje se quedaron sin agua.