Es la primera mujer que accede a la presidencia de la Real Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel Arcángel, pero este dato "de género" es una anécdota para quien ha encabezado importantes instituciones dedicadas a la investigación, como la Sociedad Española de Musicología. Rosario Álvarez afronta su nueva labor como un reto marcado por la necesidad de producir para la sociedad canaria, pues entiende que una academia del siglo XXI no puede limitarse a organizar ceremonias y conceder distinciones.

Es difícil que a la conversación de esta investigadora y catedrática de la Universidad de La Laguna no aflore la música, su gran pasión, y, dentro de ella, el estudio de los órganos históricos, al que ha dedicado años de esfuerzo. En vez de restringir esta labor al ámbito académico, decidió poner en marcha el ciclo "Ars Organorum" con el fin de dar utilidad pública a tantos instrumentos históricos cuya restauración ha impulsado personalmente a lo largo de las últimas décadas. Es el ejemplo de una voluntad emprendedora que pretende trasladar a sus compañeros de viaje en esta nueva etapa de la Real Academia Canaria.

Para lograr que la institución llegue a todo el Archipiélago, Rosario Álvarez pretende contar con una "red de corresponsales" que actúen como informadores desde cada una de las islas.

En la actualidad, la Academia de San Miguel Arcángel cuenta en Las Palmas con un representante en el Consejo de Patrimonio de Canarias (José Luis Jiménez) y con otro delegado en el órgano correspondiente del Cabildo de Tenerife (Eliseo Izquierdo, su predecesor en el cargo). "No obstante, queremos tener representación en cada uno de los cabildos", afirma Álvarez.

En el capítulo de necesidades, la investigadora tinerfeña apunta como prioridad la consolidación de una sede social. "En la actualidad tenemos dos salas cedidas en el edificio de la plaza Ireneo González de Santa Cruz: un salón de actos con capacidad para unas setenta personas y un recinto destinado a oficinas. Todo apunta a que el edificio se va a remodelar, lo que nos obligará a salir mientras duren las obras. Habíamos iniciado conversaciones con la concejala de Cultura de Santa Cruz, Ángela Mena, a fin de tener otra sala, ya que Conrado Álvarez nos ha donado una colección de veintisiete instrumentos musicales. Por este motivo, también le trasladé al alcalde la posibilidad de que en el futuro pudiéramos contar en Santa Cruz con un Museo de Instrumentos Históricos, centro con el que ahora mismo sólo cuenta Barcelona. El problema es dónde reunirlos y cómo contar con un espacio que albergue el creciente número de obras donadas por los artistas que ingresan en la institución. Tampoco olvidemos que la Real Academia dispone de una biblioteca cuyo fondo supera los cuatro mil volúmenes. Querríamos, además, tener una sección específicamente dedicada a catálogos de exposiciones, publicaciones que desaparecen una vez acaban las muestras y cuyos textos se pierden para ulteriores consultas".

Hay otro factor que aconseja disponer, a medio plazo, de una sede amplia. El pasado 22 de septiembre se modificaron los estatutos aprobados en el año 2000 y, entre los cambios introducidos, destaca la creación de una quinta sección que propiciaría la entrada en la academia de las artes de la imagen, con el consiguiente incremento en el número de miembros.

Cambio de mentalidad

Frente a la imagen de las academias como entidades anticuadas, poco dinámicas y sin proyección exterior, Rosario Álvarez quiere oponer otra, acorde con los tiempos. "En el siglo XXI no puede pervivir la figura elitista del académico como alguien que recibe distinciones y acude a la institución sin una tarea que desempeñar. Los académicos no podemos estar para recibir, sino para dar. Podemos dar conferencias, impartir cursos, elaborar informes, colaborar con los ciudadanos, trasladar nuestro saber a las administraciones? Tenemos gente muy cualificada en diferentes especialidades. Por eso insisto en que tenemos una labor por delante, desde contribuir a la conservación de bienes culturales y propiciar el cultivo de las Bellas Artes hasta prestar ayuda a los jóvenes talentos".

Por fortuna, Álvarez aprecia un cambio de mentalidad en los nuevos académicos, que ven en la real institución un sitio al que se acude "no para estar, sino para trabajar".

En el horizonte hay retos ilusionantes, pero también una realidad económica difícil de soslayar. En la actualidad, la academia se financia a través de las subvenciones del Cabildo y de la Dirección General de Patrimonio del Gobierno autónomo (unos 10.000 euros por organismo), mientras que CajaCanarias ha ayudado en especie, dotando a la entidad de estanterías y diverso mobiliario.

"El año que viene se avecina un recorte brutal -augura a propósito la presidenta de la Real Academia-, de modo que no sabemos lo que podremos hacer. Pero en el peor de los casos deberemos suplir las carencias con ilusión, solicitar la unión y colaboración de todos los artistas y perseverar en el mensaje de que esta Academia da prestigio a las Islas".

La ópera, por Tomás Marco

Tras el reciente ingreso de los artistas José Dámaso y Santiago Palenzuela, la Real Academia Canaria recibirá el próximo mes de noviembre a dos nuevos miembros: Federico García Barba y Roberto Rodríguez Martinón. Por otro lado, y según avanza Rosario Álvarez, entre los próximos 30 de noviembre y 5 de diciembre, el prestigioso compositor y ex director del INAEM Tomás Marco impartirá en Santa Cruz de Tenerife un curso dedicado a la ópera del siglo XX.