El individuo que en julio de 2008 originó el incendio forestal en La Esperanza fue condenado a cuatro años de prisión por el mencionado delito medioambiental. Además, el pirómano también deberá pagar una sanción económica de 5.200 euros. El fuego quemó entonces cuatro hectáreas de uno de los montes más importantes de Tenerife.

La sentencia fue dictada por la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife en los autos 136/2009, según la información a la que tuvo acceso ayer este periódico.

Dicha información fue tratada en el Consejo de Gobierno que el Cabildo de Tenerife celebró en la jornada del pasado lunes.

En la resolución de la autoridad judicial también se recoge que el presunto autor del delito contra el medio ambiente tendrá que estar ocho años desterrado del término municipal de El Rosario.

El incendio por el que fue imputado este hombre de 58 años de edad comenzó a las 15:50 horas del 6 de julio del pasado año, según la información divulgada aquella jornada por el Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (Cecoes) del Gobierno de Canarias.

La sala operativa del 112 activó a cuatro helicópteros del Gobierno de Canarias y de la Brigada Forestal (Brifor) de la administración insular.

La labor de dichas aeronaves resultó fundamental en la extinción de las llamas, a la vez que evitaron la aproximación del fuego a las viviendas situadas en las proximidades del monte esperancero, a pesar de que el viento favorecía la aproximación de las llamas a tales inmuebles. La Guardia Civil de Tráfico intervino para regular la circulación por la carretera que enlaza el casco urbano de La Esperanza con el Parque Nacional del Teide, ya que el incendio afectó a parte de la masa forestal próxima a dicha vía insular.

Sin heridos

Personal del Servicio de Urgencias Canario, Protección Civil y Ayuda en Emergencias Anaga también asistieron al lugar para colaborar, aunque no fue necesaria la intervención del personal sanitario de las ambulancias, pues no hubo ningún afectado. Funcionarios de Bomberos de Tenerife no tuvieron que intervenir en la extinción del fuego y tan sólo mantuvieron un retén en las proximidades de las casas.