LA REFORMA del mercado laboral español es la madre del cordero que nadie se atreve a afrontar, ni gobiernos, ni sindicatos, ni empresarios. Los anteriores gobiernos del PSOE, y especialmente del PP, presididos por Felipe González y José María Aznar, sólo se atrevieron a hacer pequeños retoques que tuvieron, sin embargo, un importante efecto en términos de reducción del paro y creación de puestos de trabajo. Los sindicatos se oponen ferozmente a la reforma de un sistema que mantiene un 18% de los trabajadores en el paro, sin posibilidades de encontrar un puesto de trabajo. Los empresarios han tirado la toalla, ante las agresiones verbales permanentes del Gobierno y los sindicatos cada vez que proponen la reforma del mercado laboral.

Este Gobierno, el presidente y el ministro de Trabajo son unos políticos oportunistas, cobardes, y timoratos, sin altura política alguna, que no se atreven ni tan siquiera a plantear la cuestión básica de la falta de competitividad española en relación al resto de países de la OCDE: la reforma del mercado laboral. Quiero dejar claro que hablo como economista y en términos estrictamente técnicos: un mercado con rigideces y excesiva burocratización es un mercado ineficiente. La ineficiencia del mercado laboral español produce que una parte importante de la oferta de mano de obra esté ociosa (paro) porque es superior a la demanda de trabajadores solicitada por los empresarios y las administraciones públicas. El excedente de mano de obra conlleva menores salarios, y que las cotizaciones, y por lo tanto las pensiones futuras, sean más bajas. Sé que lo que digo puede considerarse por algunos políticamente incorrecto y que puede ser una verdad incómoda, pero es verdad.

En EEUU, el país donde empezó la crisis, el paro no ha llegado al 8%, en España supera ya el 18%, y en Canarias el 28%. ¿Cuál es la diferencia entre ambos mercados de trabajo? La rigidez y la burocracia. Hasta que cambiemos la percepción de que un trabajador no es un pasivo laboral en la empresa, sino el más importante de los activos, esto no tendrá solución. La culpa la tiene un sistema que proviene de tiempos franquistas, ya que fue el Dictador quien inventó la Seguridad Social, y que tiene la paradoja de que, a pesar de que la prima del "seguro" del trabajador la soporta prácticamente en su totalidad el empresario (28,8% de cada salario), que ingresa en la Seguridad Social, sin embargo cuando se produce la situación asegurada, el desempleo, el empresario tiene que volver a pagar nuevamente la friolera de 45 días por año trabajado. O lo que es lo mismo, paga dos veces por la ineficiencia de la Seguridad Social, que es quien tendría que hacerse cargo de las indemnizaciones por despido.

En países como EEUU, las diferentes compañías de seguros compiten por los seguros médicos y de desempleo, lo que beneficia al trabajador, que gana más, al no descontárseles las cotizaciones a la Seguridad Social, y consigue mejores prestaciones de su compañía de seguros, y a los empresarios, que pagan menos a la Seguridad Social y por lo tanto contratan más trabajadores. La rigidez en España del mercado laboral y la existencia de un monopolio público como la Seguridad Social distorsionan el mercado laboral e impiden el pleno empleo.

Gobierno, oposición, empresarios y sindicatos tienen la obligación de sentarse y estudiar con seriedad el mercado laboral español y liberarlo de rigideces y burocracia que generan ineficiencias y paro. Abogo por un período transitorio voluntario, durante el cual los trabajadores que libremente contraten prestaciones superiores a las proporcionadas por la Seguridad Social con compañías de seguros privadas puedan hacerlo. Este sistema ya existe para algunos colectivos privilegiados como los abogados, entre los que me incluyo, que disfrutamos de la Mutualidad de la Abogacía, o los funcionarios, asegurados en MUFACE, ambos con prestaciones superiores a las de la Seguridad Social.

"Una verdad incómoda es siempre mejor que una mentira cómoda".

* Presidente Federal del Centro Canario Nacionalista, CCN