RADIO EL DÍA se ha convertido en la emisora de Tenerife. Al igual que el periódico EL DÍA ha sabido ganarse la confianza de los lectores tinerfeños y canarios -conocedores de que siempre defenderemos los intereses de Tenerife y de las demás islas, sin permitir que ni los peninsulares ni los canariones nos impongan su hegemonía-, nuestra emisora de radio aumenta día a día su audiencia porque la empresa a la que pertenece le impide el menor resquicio político o caer en manos de amiguismos siempre perniciosos.

Ayer tuvimos la satisfacción de entrevistar en nuestra radio a Ricardo Melchior, presidente del Cabildo de Tenerife. Se trata de un hombre a quien apreciamos por su competencia política, honradez, integridad y gran conocimiento de la Isla y de sus habitantes. Nos gustó lo que dijo sobre los hospitales del Norte y Sur de Tenerife. También se lamentó Melchior de forma acertada de las carencias que sufren nuestros aeropuertos. Ese tema es de los que nos producen una profunda amargura, hasta el punto de que nos dan ganas de llorar. Habla el presidente del Cabildo de las "ausencias" de Aena. Es decir, de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea; el organismo metropolitano que controla todas las instalaciones aeronáuticas, incluidas -por desgracia- las de la colonia canaria.

Mientras escuchábamos lo que decía el presidente del Cabildo tinerfeño no podíamos dejar de preguntarnos por qué tienen que depender de Aena, que como decimos es un ente de la Metrópoli, los aeropuertos de la nación canaria. ¿Por qué tienen que estar Tenerife y las demás islas pendientes de lo que dicte España, si esto no es España? ¿Cuántas horas ha tardado don José Blanco, ministro de Fomento, en volar desde Madrid a Canarias, incluso viniendo en un Falcon oficial? ¿No se da cuenta el ministro que este Archipiélago no puede pertenecer al territorio español porque está a 1.400 kilómetros de sus costas y a 2.000 de su capital y, además, en otro continente?

También nos arroja al llanto ver con cuanta complacencia ha ido el ministro de Fomento a Las Palmas para dilapidar el dinero de los españoles y los canarios en la construcción de un tren absurdo, porque en la tercera isla no hay espacio ni para un trencito. Qué provocación la foto que se ha hecho con todos frente al tren de juguete que han puesto en el Parque de San Telmo Estaba el presidente del Cabildo tercero, el consejero de Obras del Gobierno de Canarias -que, como su antecesor el jesuítico, barre para Las Palmas siguiendo las indicaciones de su jefe-, el ínclito Román Rodríguez, la delegada del Gobierno de Zapatero en la Metrópoli y alguno más de menor importancia. En medio de todos figuraba don José Blanco, con cara de político feliz y desconocedor de que lo están engañando. Si el ministro se deja embaucar y da un solo euro para ese tren, se convertirá también en un malversador y prevaricador. Sobre él lloverán las denuncias al igual que lo harán sobre los promotores de ese tren absurdo. Podría haber aprovechado el ministro su estancia en la tercera isla para visitar el recorrido del futuro tren. Para ello no hacía falta que utilizara un coche ni ningún otro medio de transporte: bastaba con ir a pie.