La crisis ha frenado la salida de cayucos y, en concreto, los investigadores del tráfico inhumano de personas han detectado que no zarpan por falta de los motores, porque los que organizan las salidas tienen cada vez más dificultades para comprarlos, debido a que su precio ha subido este año y ahora se comercializan a un elevado coste, que puede llegar hasta los 27.000 euros, teniendo en cuenta que cada cayuco lleva dos.

Una de las vías de abastecimiento de los motores es a través de Canarias, donde los organizadores del tráfico de personas tienen contactos.

Según las fuentes consultadas por EL DÍA, los motores se fabrican en países asiáticos y son construidos específicamente para África, pero se comercializan en Canarias, donde se embalan y envían al vecino continente en avión o en barco.

En este sentido, las mismas fuentes señalaron que, por ejemplo, empresas nacionales, locales o internacionales también fabrican productos específicos para África, con un tamaño distinto al que se consigue en Europa.

Cuando las fuerzas de seguridad del Estado español requisan los motores de las embarcaciones clandestinas que llegan a las costas canarias, comprueban el origen de los motores, y saben su procedencia, pero es difícil que detecten que han llegado a África a través del Archipiélago, aunque siempre salen con la excusa de que se envían para barcos de pesca.

Sin embargo, el negocio es muy lucrativo. El beneficio económico que obtienen los que organizan las travesías hasta Canarias supera los 100.000 euros por cada cayuco.

Un viaje desde África en una embarcación con dos motores, en el que se embarca un centenar de personas, tiene unos gastos de 28.100 euros, mientras que los ingresos alcanzan los 130.000.