Elías y Mary se quedaron con lo puesto y con el perro, porque eso fue lo único que no quedó bajo los escombros de la vivienda que ocupaban desde hace muchos años en Charco del Pino y que fue derribada durante la mañana de ayer, aprovechando que estaba vacía porque ambos habían acudido a una cita médica. Desde el centro de salud se trasladaron al cuartel de la Guardia Civil interponiendo una denuncia porque no tienen documento alguno en el que se les informe de que debían abandonar el lugar y en cuánto tiempo. Sólo sabían que la semana pasada les habían dicho a otros vecinos que en tres días tenían que estar fuera de allí.

El gobierno municipal de Granadilla de Abona confirmó a EL DÍA que había concedido la licencia de derribo y vallado a quien acreditó ser titular del inmueble, si bien no tuvo en cuenta que constaba el empadronamiento de, al menos, una persona en el mismo.

Este periódico constató la intervención de la Policía Local momentos después de iniciado el derribo, estando presentes en la zona la titular de la propiedad, a quien corresponde, según las consultas realizadas, la comunicación formal y previa a la actuación llevada a cabo ayer, algo que los afectados niegan que se haya producido. Es más, aseguran que anteayer les ofertaron 3.000 euros para que abandonaran la casa.

Mientras, la dueña dijo que "todo está en regla" y que Elías "sabía que íbamos a derribar".

La preocupación inmediata era conocer dónde vivirá la pareja que se quedó sin techo. La concejal de Vivienda, María Candelaria Rodríguez, manifestó que Elías había solicitado una vivienda social en Los Hinojeros, "pero le fue denegada a raíz de una declaración jurada que hizo y consta en el expediente, pero que no podemos hacer pública". Esto contradice la versión dada por el consistorio el pasado jueves, cuando aseguró que el aludido rechazó solicitar una casa protegida en Los Hinojeros y La Jurada. Ayer esperaban encontrar una solución de emergencia.