El Tenerife de la próxima década, tal y como lo tienen ideado Miguel Concepción y su grupo de trabajo, será -siempre que el equipo mantenga la categoría- un club consolidado en Primera División, sin deudas, dotado de una estructura de base capaz de nutrir a la plantilla profesional y de hacerlo participar en el negocio de la venta de futbolistas y, probablemente, también un club con un nuevo estadio.

Esta última aspiración no nace de la antigüedad o la ubicación del Heliodoro Rodríguez López, sino de la necesidad que han detectado los dirigentes del club de satisfacer la alta demanda de aficionados de poder adquirir abonos o entradas para los partidos. Y es que el auge del representativo ha dejado pequeño el recinto de la calle San Sebastián, y sus casi 23.000 butacas no son suficientes para contentar a todos sus simpatizantes.

Una idea sobre la mesa.- Una vez desechada la alternativa de ampliar el aforo del Heliodoro, los rectores de la entidad deportiva han comenzado a sentar las bases de la futura casa del Tenerife. No se trata de un proyecto que esté definido en su totalidad ni dependa de ningún plazo de ejecución, pero sí ha comenzado a dar los primeros pasos. El propio Concepción reconoce que "hay un equipo de técnicos trabajando desde hace unos meses sobre la posibilidad de construir un campo mayor". Como no podía ser de otra manera, el Cabildo Insular está al tanto de esta iniciativa. Su consejero de Deportes, Dámaso Arteaga, habla de "una idea que está sobre la mesa" y que todavía no es firme. Por ahora -según cuenta-, es un tema que se ha tocado en las reuniones mantenidas con los gobernantes del club, porque en un futuro Tenerife podría demandar "una infraestructura un poco mayor de la que tiene en estos momentos". No obstante, matiza que hay que esperar a que el proyecto "se vaya fraguando y consolidando". Además, habría que encontrar "un lugar adecuado", así que "es pronto" para entrar a valorar en mayor profundidad este asunto.

Arteaga sostiene que la Isla debe estar "preparada" para estar a la altura de "la expectativa" que genera el fútbol, "y si el estadio se queda chico, las administraciones debemos ser consecuentes y buscar una alternativa de futuro".

El lugar y la inversión.- El emplazamiento del nuevo estadio no ha sido elegido por los impulsores del proyecto, aunque en el club aseguran que hay una zona que gusta más que otras que se han planteado. Al respecto, Arteaga apunta que "lo más razonable es que esté en el área metropolitana".

En cualquier caso, añade que la elección dependerá del "planeamiento de cada uno de los municipios a los que pueda afectar". Pero ahí no queda todo. Una vez escogido el espacio, habrá que "ejecutar una obra que puede rondar los 30 millones de euros".

Si los planes salen conforme a lo previsto, el nuevo estadio se levantaría en dos fases. La primera dejaría la instalación con un aforo que superaría al del Heliodoro en unos pocos miles de asientos, mientras que con la ejecución de la segunda parte de la obra casi se duplicaría la capacidad del recinto.

La escuela de fútbol.- En el mejor de los casos, el Tenerife del siglo XXI no sólo estrenará estadio, sino que contará con una moderna estructura destinada a la cantera. El presidente del club afirma que entre sus planes a largo plazo destaca la puesta en marcha de "una gran ciudad deportiva, una residencia para jugadores y una escuela de fútbol", cuyos detalles serán presentados de manera oficial a lo largo de la temporada.

¿Qué pasará con la Ciudad Deportiva que tiene el Tenerife en La Laguna? El Cabildo, que se encarga del mantenimiento de las instalaciones, deja la respuesta en manos del club. "Dependerá del Tenerife, de lo que pase con los terrenos de su propiedad, de las ne-gociaciones que pueda tener y de las alternativas que baraje", señala Arteaga, quien pone de relieve que "ahí estaremos como un aliado a la hora de buscar soluciones".