Al cronista que ha cargado contra Paulino Rivero por una escucha telefónica en la que el presidente presuntamente recomendaba a una sobrina al alcalde de Adeje; a los periódicos y periodistas que quieren hacer sangre con un político honesto como él; a los que pueden estar influenciados por una panda de machangos que hacen causa común con las filtraciones de los secretos sumariales (Pedro Pacheco, alcalde que fue de Jerez y líder del Partido Andalucista dijo, y fue absuelto, que la Justicia en España era un cachondeo); a todos esos, decirles que, al final, el canario vencerá. Aunque quieran romperle el pico con la azada de la trampa, de la vulneración de la norma y de la utilización espuria de los poderes del Estado, el canario vencerá.

Y a ciertos soldados de fortuna con carné del PSOE que escriben en los periódicos bajo la pátina de la independencia, preguntarles si no tendrá que ver su virulencia con la no concesión de los canales de TDT que querían sus pagadores. Porque antes eran mansos corderitos al servicio de Coalición Canaria. Y luego se volvieron el lobo feroz. Cambian de opinión como yo de calzoncillos y les aseguro que, ahora, en verano, me los cambio dos veces al día.

No se puede quejar la Mamá Grande del conspicuo cronista de cómo los trata la Televisión Autonómica. Por ejemplo, la Canaria paga casi cuatro millones de euros al año a Socater, una sociedad participada en un 40% por Prisa (El País) y sus socios y en un 60% por Prensa Ibérica (La Provincia, La Opinión) y el cronista que arremete contra Paulino. Por dos programas: "La bodega de Julián" y "En clave de Ja". Luego el presidente no debe ser tan malo, si como ellos mismos dicen es quien controla la tele autonómica. Si yo mandara en ella les aseguro que sería un pelín más severo en la procedencia y en el precio de los contenidos.

Así pues, concluyo que Paulino Rivero es una hermanita de la caridad. Pero de un tiempo para acá, que coincide con la cosa de la TDT y un poquito antes, se ha convertido en el pin-pan-pum de esta gente: una empresa goda que últimamente no publica sino lo que le conviene a sus dirigentes y no a sus lectores. Prisa y Prensa Ibérica, unidas: se juntó el hambre con las ganas de comer.

Por otro lado, comienzan a mosquear -y mucho- las filtraciones de los secretos de los sumarios en curso en Canarias. Al más puro estilo de un Estado gobernado por Pancho Villa, la justicia y la policía están cayendo en un descrédito espeluznante. En la orquesta tocan muchos músicos y el trombón lo está soplando doña Teresa de la Vogue, que ahora parece que mete baza -según el PP- en el desafino de la Fiscalía del Estado. A don Paulino, calma; el chico ganó, el cochino empinado tendrá que perder. No cabe otra.