SON MUCHÍSIMAS las personas, a tenor de las cartas y llamadas recibidas en esta Casa, que ven la amenaza de la anexión de Canarias por parte de Marruecos como algo que se aproxima inexorablemente si antes no alcanzamos el estatus de nación libre y soberana. Lo decíamos, una vez más, en nuestro editorial del domingo, lo repetimos hoy y lo haremos cuantas veces sean necesarias. Lo escribía también el domingo, en un magnífico artículo titulado "Test de supervivencia", nuestro colaborador Ramón Moreno Castilla. Las opciones que según él tenemos por delante son tres: continuar siendo españoles por botín de conquista, ser marroquíes por proximidad geográfica o ser canarios, por el derecho inalienable de los pueblos a ser libres. Estamos totalmente con el análisis de Moreno Castilla.

Seguir siendo españoles significa que despreciamos, que pisoteamos, que ninguneamos el recuerdo de nuestros antepasados los guanches, criminalmente masacrados durante la conquista de las tropas de Castilla y los despreciables mercenarios que las acompañaban, junto a los deleznables adelantados que navegaron hasta estas Islas para asesinar a sus moradores y robarles sus humildes pertenencias. Ser provincia marroquí es inevitable si antes, como decimos, no somos independientes, porque estamos en la Zona Económica Exclusiva de Marruecos y porque la historia demuestra que España siempre ha vendido sus colonias. Ahora Moratinos les ha cedido a los ingleses todos los derechos sobre la colonia de Gibraltar. En este caso se trata de una colonia legal, pues fue fruto de un tratado. En cambio, Canarias fue colonia como consecuencia de esa invasión criminal a que nos referíamos antes. Posiblemente España también le entregue Ceuta y Melilla a Marruecos. Nos parece lógico que lo haga, pues esas ciudades están en otro continente que no es Europa; esos enclaves le pertenecen a los africanos, no a los europeos, ni mucho menos a los españoles. Luego regalará el Archipiélago canario a Mohamed VI, como hizo con el Sáhara, que le fue cedido a su padre Hassan II en 1975. Los españoles nos entregarán junto con Ana Oramas, Paulino Rivero, Perestelo, Antonio Castro Cordobez, Luis Mardones, Néstor Padrón, López Aguilar, Santiago Pérez, Cristina Tavío, Antonio Alarcó, Juan Carlos Alemán; con todos los españolistas, entre ellos el inefable Ángel Isidro Guimerá, que a partir de ese momento deberá lucir la elegancia de las chilabas, en vez de llevar chaqueta azul marino con el pañuelo inmaculado asomándole por el bolsillo. Es decir, irá vestido de moro a sus cruceros y no con el atuendo de dandy, como ahora.

También hemos dicho, y lo repetimos hoy, que este Gobierno socialista es el peor que ha tenido España en toda su historia. El Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero ha conseguido que el pueblo pase hambre. En realidad, de los políticos actuales, sólo salvamos a dos o tres. Los demás son pura porquería. A los canarios no nos valen porque están integrados en partidos estatales dominados por Madrid y Las Palmas. Tampoco podemos confiar en los de CC, porque se nos han revelado como nacionalistas tibios y acomodaticios, a los que les preocupa mucho su bolsillo pero muy poco el bienestar del pueblo. El Archipiélago, lo afirmamos reiteradamente, necesita nuevos partidos y nuevos políticos para realizar su transición hacia la República Canaria Independiente. Una transición que debería liderar Paulino Rivero; un hombre de nuestra tierra, al que sólo le cuestionamos su tibieza. También cabe citar a Miguel Zerolo, que también destaca en nuestra edición del domingo por unas declaraciones dramáticas. El alcalde de Santa Cruz demuestra el calvario de un hombre perseguido por los socialistas. Habla de independencia fiscal como paso previo a la independencia política. Nosotros pensamos que la soberanía nos proporcionará todas las independencias que necesitamos. Es más: nos proporcionará el control absoluto de nuestros recursos, que son inmensos pero no satisfacen nuestras necesidades actuales porque los rapiña la Hacienda española. No podemos olvidar tampoco a José Luis Concepción, Antonio Cubillo, y tantas y tantas figuras que han pasado por estas páginas, y que demuestran patriotismo, respeto a sus semejantes canarios, tolerancia con los conquistadores españoles, afinidad con la cultura europea, amistad con la cercana África y proximidad cultural y sentimental con Sudamérica.

Éstas son las características que nos definen como pueblo. Porque existe un pueblo canario que tiene hombres y mujeres preparados para suplantar a la hediondez de los políticos actuales. Políticos despreciables, que en vez de estar resolviendo los problemas de los ciudadanos, se embarcan en cruceros tras asignarse sueldos cuantiosos, o subirse los que ya tenían en tiempos de hambre. Deberían estar todos en prisión. Habría que entregarlos al Tribunal de Justicia de la Haya para que los juzgue por delitos de lesa humanidad, pues lo que han hecho con Canarias los españoles y algunos canarios amantes de la españolidad de estas Islas -odiosos canarios que traicionan a sus antepasados y le mienten a sus contemporáneos- es propio de la justicia internacional. ¿Cómo pueden permitir estos individuos que el pueblo pase hambre sin enfrentarse al despotismo del Gobierno español y de los gobiernos locales? Y nos referimos también a los isleños que están tolerando con complacencia o cobardía el despotismo de la nación española y sus dirigentes, despotismo que disfrazan con cínicos argumentos.

Muchos se preguntan qué ocurrirá si cuando llegue el año 2010 España no descoloniza Canarias. Pues, posiblemente, la gente se echará a la calle. De forma pacífica, la sociedad canaria adoptará una postura de desobediencia civil, porque son decenas de miles los canarios que no quieren seguir más tiempo bajo el yugo español. ¿Tal vez espera España que la situación siga igual? ¿Espera que sigamos siendo "españoles" o sometidos a los españoles a partir de 2010? Quizá sí lo espera. De otra forma no se entiende el afán de los medios de comunicación españoles por silenciar los brotes independentistas que se están produciendo en Canarias. Ni Goebbels, el ministro de propaganda de Hitler, actuó en su día con tan pérfida eficacia. El silencio de la prensa española sobre la rebeldía de los canarios a continuar bajo la bota de la metrópoli es pavoroso, estremecedor. No dicen ni pío. La única referencia ha sido un comentario a un artículo publicado en la revista Newsweek sobre las colonias que aún quedan en el mundo, entre ellas Canarias. Algo que se les escapó.

Sin embargo, el pueblo canario se rebela de forma cada vez más multitudinaria contra la esclavitud a que lo ha sometido España durante seis siglos, con engaños, estatuto de ultraperificidad o reparto de migajas procedentes de la gran tarta que extrae de aquí la Metrópoli. En este punto no podemos olvidar a algunos traidores políticos que nos han dejado a los pies de los caballos con su socialismo feroz. Entre ellos podemos citar a la niña Ana Oramas. Mañana leeremos sus alborozados artículos en la prensa canariona. La diputada de la política pura ha traicionado a La Laguna, a Tenerife y a su partido. Ahora está exultante de alegría con los socialistas de Madrid, los socialistas de Las Palmas y los señores de la prensa de Canaria. Inconcebible, doña Ana María. Qué pena. ¿Ya no se acuerda usted de cuando se vestía de maguita tinerfeña para ir a la romería de San Benito? Cómo ha estado usted engañando a La Laguna. Encima, para justificarse, le echa la culpa a EL DÍA -¿cuándo y dónde la hemos insultado? Aún estamos que nos lo demuestre- como lo han hecho los sinvergüenzas políticos del Parlamento de Canarias. EL DÍA es la cabeza de turco del Parlamento y de todos los ruines que han surgido al calor del socialismo español. Sin embargo, el pueblo, que no es tonto, está con nosotros, no con ustedes.