Aumento de temperaturas, deshielo, migración de especies... Actualmente, y aunque sea de forma indirecta, todos hemos oído hablar del cambio climático y sus consecuencias sobre el planeta, así como de sus soluciones, las cuales pasan fundamentalmente por una reducción de los gases de efecto invernadero. La energía solar se perfila como una de las principales bazas para hacer frente al calentamiento global, pero ¿puede una energía tan dependiente de la climatología competir con combustibles fósiles tan poderosos como el petróleo o el gas natural?

Obviamente, la respuesta a esta pregunta no es sencilla, puesto que hay numerosos intereses económicos, políticos y sociales detrás. Sin embargo, existe una rama de la energía solar con una enorme proyección de futuro: la termoeléctrica de concentración de media y alta temperatura.

El funcionamiento de las plantas solares termoeléctricas consiste en aprovechar la radiación mediante colectores que concentran la energía incidente, a modo de espejos, en un receptor en cuyo interior se pueden llegar a alcanzar temperaturas de más de 1.000 ºC. Esta energía en forma de calor se empleará posteriormente para generar electricidad. A su vez, algunas plantas constan de un sistema de almacenamiento térmico que les permite operar incluso en ausencia de radiación, solventando así el principal problema de la energía solar convencional. Estos sistemas de almacenamiento se basan en ciclos cerrados de funcionamiento que emplean sustancias que, por sus propiedades particulares, tras someterlas a procesos químicos y físicos son capaces de almacenar la energía y una vez que la ceden se pueden volver a reutilizar en el proceso.

Según el Plan de Energías Renovables (PER) 2005-2010, se estima que España pase de tener una potencia instalada de energía solar termoeléctrica de 0 a 500 MW en 5 años, lo que supone que se produzca a lo largo del periodo energía suficiente como para abastecer durante un año a todas las viviendas habitadas de Canarias. Por su parte, el Centro Alemán de Aeronáutica y Astronáutica (DLR) estima que en el año 2050 en Europa y el Norte de África este tipo de tecnología sea la principal fuente de generación eléctrica. Por todo ello, empresas como Abengoa, Iberdrola, Acciona Solar... han visto un nicho de mercado y han decidido invertir en esta rama de la energía solar.

De todas las etapas del proceso, la de almacenamiento térmico es posiblemente la más interesante desde el punto de vista del avance tecnológico, y no sólo porque quede un amplio y largo camino por recorrer en la fase de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i), sino porque permitiría establecer un suministro de energía continuo e independiente. De esta forma, aquellos países que actualmente están necesitados de los ya mencionados combustibles fósiles, tales como España, en un futuro no muy lejano podrían ser prácticamente autosuficientes en materia energética. Otro punto fuerte del almacenamiento térmico es que existen sustancias que son capaces de almacenar la energía solar en estado sólido y transportarse con facilidad hasta el lugar de generación eléctrica. Este hecho permite tener las instalaciones solares en las latitudes terrestres con mejores condiciones de irradiación solar y consumir la electricidad en cualquier otra parte del planeta.

Además, se debe tener en cuenta que la energía solar termoeléctrica de concentración evitaría la emisión ni más ni menos que de 2.000 toneladas de dióxido de carbono anuales por MW instalado, el equivalente a 428 piscinas olímpicas, lo que convierte a esta tecnología en una buena opción para contribuir a que las futuras generaciones no perezcan ahogadas en nuestros propios residuos.

Por todo ello, es conveniente que tanto en Canarias como en el resto de España se fomente este tipo de tecnología y se invierta en investigación, para poder estar así a la vanguardia del sector y competir por ser la referencia energética del futuro. Y es que si la energía solar termoeléctrica de concentración se desarrolla lo suficiente puede que no quede mucho para que todos podamos ver brillar el Sol a medianoche.

* Ingeniero Químico y alumno

del Master de Energías

Renovables de la ULL